Una juventud responsable de labrar el futuro (+Video) (+Fotos)

Albert Einstein dijo: “Juventud, ¿sabes que la tuya no es la primera generación que anhela una vida plena de belleza y libertad?”. Esa frase demuestra que cada joven ha tenido su momento en el camino de construcción de la sociedad perfecta, y ha gozado del derecho de ser irreverente, transgresor, revolucionario y creador. Por lo tanto, con ese mismo ímpetu con que se viven las aventuras, se fraguan los cambios… son responsables del nuevo tiempo, se convierten en el punto de inflexión del mañana.

En Cuba ser joven implica conocer su principal deber: estudiar y luego aportar con su trabajo a la sociedad. Para ellos, que integran las filas de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) o la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), esta es una época de compromisos. Más que simples oyentes, los jóvenes deben de ser hacedores de la sociedad que heredarán sus hijos.

La celebración de uno de los días más importantes de las nuevas generaciones tiene lugar el 17 de noviembre, Día Internacional del Estudiante. Ella trae consigo símbolos del pasado, banderas que se levantan contra las injusticias como la de Checoslovaquia, día en que los nazifascistas cercaron los centros docentes, arrestaron y hostigaron a miles de estudiantes y fusilaron a nueve de ellos. Ese 17 de noviembre de 1939 se enviaron a más de 1 200 alumnos al campo de concentración Sachsenhausen-Oraníeburg.

Esta fecha se erige como grito de solidaridad, de lucha contra el fascismo, por la libertad, la democracia, el proceso social y la paz. También es fiesta, baile y alegría. El Día del estudiante, aflora de cada centro escolar cubano, como un festival de talentos. La escuela se transforma en convite… Y bueno es celebrar… y por todo lo alto, para recordar las distancias entre ese pasado de ignominia y este presente esperanzador.

Otro 17 de noviembre, pero del 2005, se levanta como jornada de recordación; en esa fecha, la Universidad de La Habana recibió la visita de Fidel. En ese día histórico, el líder de la Revolución Cubana resaltó el valor de los jóvenes que se forman en las universidades cubanas y puso a reflexionar al auditorio (conmemoraba el aniversario 60 de su ingreso a la casa de altos estudios): “(…) Estamos hablando de la vida, porque cuando hablamos de universidades hablamos de la vida. ¿Qué son ustedes? Si me hicieran una pregunta ahora mismo, yo diría que ustedes son vida, ustedes son símbolos de la vida”.

LA REVISTA ALMA MATER: UNA VOZ JOVEN QUE SE ALZA

Con el nombre de Nuestro Credo, sale por primera vez a la luz la revista Alma Mater, herencia de la nueva generación de estudiantes universitarios. Desde el año 1922, su objetivo fundamental ha sido reflejar los intereses de la vanguardia revolucionaria. Así como, en esa época, Julio Antonio Mella la convirtió en tribuna para la FEU y trajo con ellas las reformas más importantes de la Universidad de La Habana, única casa de altos estudios en aquel momento, hoy es la voz de las numerosas universidades que existen en todo el país.

Mella aspiraba que esta fuera la finalidad de la revista: “Laboraremos por la unión de todos los estudiantes cubanos en una Federación que nos haga fuertes y capaces para defender nuestros derechos, para progresar, para aprender cuando jóvenes las conveniencias de la hermandad, de la unión”. Con ella hacía un llamado “a encontrar en el mañana la solución a los problemas nacionales”.

Desde la fundación de la FEU, Alma Mater se ha convertido en su órgano oficial. Primero fue una publicación de carácter general y social, donde se podían leer algunos artículos políticos. Luego, bajo las tiranías de Machado y Batista, pasó a la clandestinidad. Y más tarde, con el triunfo de la Revolución, ha sido un medio para difundir informaciones sobre el pensamiento y actuar de los estudiantes.

Una joven periodista, Mayra García Cardentey, en su artículo La juventud de hoy, el punto clave, publicado recientemente en Alma Mater, puso al relieve la compleja tarea que los estudiantes tienen por delante: “Sin temor a dar una idea errada, sin temor a la crítica, sin temor al pensamiento opuesto, los jóvenes debemos continuar creyendo que, efectivamente, somos el relevo. Ante los nuevos desafíos, que hacen repensar el futuro inmediato de la Isla, los jóvenes somos el punto clave”.

En otro de los artículos publicados en esa, la revista joven más antigua de Cuba, se planteaba: “La FEU de Cuba resulta una de las fuerzas principales para llevar a cabo el futuro profesional e intelectual del país. Cada joven que aspira a una carrera, cada joven que transita esos cinco años, cada joven que se gradúa, significa una ganancia desde el punto de vista social. Por eso resulta vital que cada integrante de la FEU, desde los miembros de la brigada, hasta sus dirigentes, sienta que en sus manos está la posibilidad de llevar adelante, no solo a la organización, sino a la sociedad, al futuro de esta Cuba que construimos a diario”.

Los jóvenes son el punto clave (Foto: ACN).

LA APATÍA NO ES UNA OPCIÓN DE ESTOS TIEMPOS

En la actualidad se desarrollan varios procesos importantes en la Isla, dos de ellos son el perfeccionamiento del modelo económico y social de Cuba, y el debate del Proyecto de Constitución. Por un lado se habla de las principales tareas que debe enfrentar el país para llevar adelante la economía y la sociedad en las diferentes esferas, y por el otro se trata de definir la Carta magna por la que se regirán las demás leyes que se dicten. En ambos, la juventud ha participado, opinado y transformado. Los debates han sido enriquecedores, tanto en las aulas como los pasillos de las universidades, preuniversitarios, politécnicos...

Un estudiante que levantó su mano para proponer un cambio en el Proyecto de Constitución, que criticó un error o que aspire a ser un profesional de calidad, es un joven comprometido con su país. Es necesario estar alertas, porque la apatía es como una enfermedad que carcome. Y los estudiantes cubanos no son inmunes a ella. Como una ola de hechizos llegan mensajes de consumismo, racismo… y todo lo que puede cegar con “maravillas” el alma de un ser imaginador y creador. El conflicto está en saber separar lo que hace bien, lo que construye, prepara y educa, de lo que desgasta y corroe.

Los estudiantes cubanos no solo deben seguir los procesos nacionales, sino también los de América Latina y mirar con desconfianza a los vecinos del norte. Actualmente, la derecha ha logrado aumentar su poder y candidatos sin escrúpulos, machistas, xenófobos… han ganado las elecciones presidenciales a través del voto popular.

Leidy Laura Jiménez, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), declaró, a propósito de este 17 de noviembre, que será una manera de reafirmar “el sagrado compromiso de los pinos nuevos”. Resaltó que hoy se une la responsabilidad con el festejo; en los centros docentes se desarrollan festivales de aficionados al arte, sociedades científicas, matutinos especiales, conversatorios sobre la historia, trascendencia y presente, concursos, acampadas, “bicicletadas”, caminatas, miniferias, exposiciones, galas, peñas y bailables, además de visitas a museos y lugares históricos.

Destacó, asimismo, que se realizan homenajes a Fidel y la realización del MaraCuba en todos los municipios del país (proyecto que convoca a la población en general para unirse en una carrera popular en fechas significativas, es un llamado a la integración), también se han organizado conciertos, actividades en lugares recreativos y escaladas al Pico Turquino. Como miembro pleno de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), la dirigente estudiantil ratificó el apoyo de Cuba a las naciones de Latinoamérica y del mundo que reivindican el humano derecho a una educación pública gratuita y de calidad.

El Día del Estudiante viene a ser un buen pretexto para activar, alentar y afianzar proyectos y movimientos estudiantiles cubanos e internacionales.