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jueves, 7 de noviembre de 2024

Madres: lo más grande

Aunque la tradición y el calendario fijen –en Cuba– que el segundo domingo de mayo se destine a celebrar el Día de las Madres, regalarles una fecha específica al año no basta...

Igor Guilarte Fong en Exclusivo 12/05/2019
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Día de las madres, celebración
Son como cestos floridos los brazos de las madres, diría el genio Martí, porque no hay lugar mejor para proteger que el regazo de una madre.

Maravillas hay por miles en el universo, pero nada se compara con una madre. No se hallará tesoro mayor que el corazón de una madre. Es una puerta abierta de par en par, donde florece amor, comprensión, refugio, esperanzas, en todo momento. El corazón de una madre es inmenso, nunca se quiebra ni se cansa, siempre ama y perdona, porque es fuente de las emociones más sinceras, profundas e incondicionales. Los sentimientos le brotan por los ojos y la voz a la madre. Es ella quien tiene el don divino de engendrar un nuevo ser. Nos da la vida. Y nos dedica su vida. ¿Hay algo más grande?

A todas las madres, por haber dado a luz nuestros mejores sueños, por ser pilar en el sostén de los valores sociales, y por ser modelos de seres humanos, dedicamos las mayores y merecidas congratulaciones en este Día de las Madres. Se trata, sin dudas, de una fecha de singular relevancia, en la que hasta se hace a un lado cualquier contrariedad para agasajarlas con flores, postales, regalos y mimos. Ciertamente, los homenajes son incontables y muy diversos, en el afán de retribuirles el amor y el cariño que siempre ellas profesan en el cuidado y la atención a sus hijos. Deviene motivo perfecto para pasarlo en familia, jornada feliz de abrazos y besos más cálidos que los habituales, para recordarles cuánto se les aprecia y decirles desde lo profundo del corazón lo que quizás no decimos a diario: “Te quiero mucho, mamá…”.

De la madre cubana, en particular, se pueden decir muchas loas. Es obrera, maestra, doctora, artista, militar, abogada, campesina, deportista, internacionalista, ama de casa… Es esta y aquella, todas las que llevan en el alma y sobre los hombros un país entero. Es una mujer orquesta: cariñosa, cómplice, consejera, curandera, adivina, bondadosa, preocupada, desprendida, maga, delicada…; a veces, dominante y sobreprotectora, pero siempre hermosa y vital para sus hijos, no importa la edad. En casa, es la primera que cede su pan para la merienda de los hijos o que, cuando la comida no alcanza para todos, ofrece su plato alegando no tener hambre. ¿Hay algo más altruista?

Regalarle una fecha específica al año, por todo eso, no basta. Aunque la tradición y el calendario fijen en Cuba que el segundo domingo de mayo se destine a celebrar su día, es necesario que los gestos de afecto y las atenciones hacia ellas se conviertan en actos comunes, de todos los días. Amor con amor se paga.

Es día también para el recuerdo especial a la madre que ya no está físicamente. Como en un susurro, uno acude ante su tumba, o ante su retrato en la sala, o ante su recuerdo en el pensamiento. Uno intenta traspasar el silencio infinito para decirle cuánto hiere su ausencia, cuánto se le extraña, cuánto se le necesita; cuántos deseos se tiene de reclinar la cabeza en su falda para que ella, con esa devoción plena y única, nos acaricie con su mano. Implacable pasa el tiempo, pero la madre nunca se olvida, nunca muere. Sus enseñanzas y su amor nos guían y amparan en el arduo camino.

Son como cestos floridos los brazos de las madres, diría el genio Martí, porque no hay lugar mejor para proteger que el regazo de una madre; para construir, que las manos de una madre; para motivar, que el aliento de una madre. Gracias mamá, por todo lo que nos has dado; por traernos hasta aquí. Vivimos anclados. ¿Hay algo más perpetuo?


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Igor Guilarte Fong

"Un periodista que piensa, luego escribe"

Se han publicado 1 comentarios


Suselia Castro López
 25/5/19 17:18

Precioso me ha echo llorar.

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