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jueves, 7 de noviembre de 2024

Padre e hijo: un matrimonio para toda la vida

Más allá de custodias legales o pensiones acordadas, ninguna ley específica ni exige la cuota de amor que un hijo necesita de un padre, esté o no, junto a su madre...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 29/05/2019
3 comentarios
padres cubanos
Ante la lejanía de un progenitor, no solo es el menor el que las padece.

¿Cómo le explica una madre a sus hijos las razones por las que su padre no viene a verlos? Tengan la edad que tengan. ¿Qué historia les cuenta para convencerlos de que no los llama, de que apenas se ocupa de sus asuntos, de que la distancia se marca, a veces, desde el corazón?

No digo que no suceda al revés… Que en algún momento no haya sido la madre la que haya decidido seguir el rumbo de su vida sin sus hijos y sea entonces el padre quien no encuentre la mejor manera de hacerle entender a su descendencia por qué pasó. Pero, ciertamente, son menos los casos en los que la progenitora se desentiende, y por ello, sobre los padres pesan los reclamos, los reproches, los llantos… las consecuencias.

Sí, porque definitivamente, cada acto de nuestras vidas tiene consecuencias. Y ante la lejanía de un progenitor, no solo es el menor el que las padece. El tiempo pasa, y luego aquel no podrá pretender que el amor que no se ha sembrado, un día se coseche. Y no podrá esperar abrazos, o besos, o llamadas telefónicas, o apego, si no fue capaz de ofrecerlos él mismo, desde antes.

No soy psicóloga, por lo que carezco de las herramientas que esta disciplina podría otorgarme para emplear los términos y conceptos idóneos en el tratamiento del tema. Soy hija de padres divorciados, y la verdad, es que me siento a gusto con que sea esa mi realidad, por razones diversas. Además, no puedo (aunque quiera) colocarme en el lugar de aquel que es desatendido por uno de los progenitores, porque tampoco fue mi caso.

Sin embargo, puedo imaginar, e incluso recordar, las vivencias compartidas de personas que conozco, cuando sienten que una parte de sus vidas está vacía. Se sienten culpables, incluso, porque asumen que por ser como son, tal vez, no son queridos o atendidos, como quizás lo son sus hijos de otro matrimonio. Los cuestionamientos a las madres abundan porque también la culpan, porque también creen que ella es la responsable, porque no supo hacer las cosas bien. Y ella prefiere no enfrentarlos, pero al final, sufre.

Si antes del divorcio los hijos vivieron episodios violentos en el hogar, si fueron testigos de discusiones terribles, entonces sus conductas también se afectan. Querrán llegar a la casa cuanto antes para escuchar lo que sucede y asumir la idea de que si interceden pueden resolverlo todo. O por el contrario, llegar tarde en la noche, para evitar estar presente, para no llorar, para no aguantarse las ganas de querer cambiarlo todo.

Entonces, al final, más allá de lo referido y sabiendo que la realidad es más diversa de lo que uno se imagina, ¿qué queda? Queda saber, desde que la semilla crece en el vientre, que un hijo es una responsabilidad inmensa hasta el último día de sus vidas, que se les quiere y se les guía por la vida, pero que, sobre todo, ellos esperan que así sea, porque no pidieron venir al mundo, pero sí necesitan vivir en armonía en él.

Además están las leyes, y Cuba fue el primer país hispanoamericano en lograr la ley del divorcio en 1918. Ante los tribunales se define cuál de los padres conservará la guarda y cuidado de los hijos y dispondrá lo conveniente para que se mantenga la adecuada comunicación con quien no tenga la guarda y cuidado. El tribunal fijará en la sentencia de divorcio la cuantía de la pensión que en cada caso aquel de los padres que no los tenga bajo su guarda y cuidado deba abonar.

Pero lo que ninguna ley especifica ni exige es la cuota de amor que un hijo necesita de un padre, esté o no, junto a su madre. Ningún documento norma lo que cada cual, desde el corazón, en coherencia con la responsabilidad adquirida al momento de nacer la criatura, debe ofrecer. Cabe mencionar que Cuba, en su actual Constitución, aborda el derecho de los niños a ser atendidos por sus progenitores o guardianes legales. Se trabaja para la formulación de un nuevo Código de Familia que aborde estos aspectos legales y en  asegurar la igualdad de derechos de todos los tipos de familia existentes en el país.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 3 comentarios


Frank
 3/6/19 10:57

Hasta este minuto, levanto las manos al cielo y le doy gracias a Dios y a la vida, por tener un matrimonio que en diciembre cumple 27 años, de éste afloraron 2 bellos hijos, la menor estudiando en la universidad y el mayor ya trabajador anda enfrascado en convertirme en una persona mucho más feliz aún, dicen por ahí que a los nietos se les quiere más que a los hijos, esto no lo puedo reafirmar, tendría que esperar a vivir la experiencia, y si en verdad se quieren más que a los hijos, pues no sabría evaluar la comparación, por tanto amor entregado a mis hijos, esposa y crianza de mis hijos.  Pero este artículo y su contenido me tocan muy de cerca, y lo he vivido, no por mi familia, sino por un ser divino, lindo e inigualable, que trajo una vecina mía al mundo, y que es peor aún su caso, y se enmarca entre los casos no reconocidos por el padre, que por cierto no es el único que conozco, también otra amiga de muchos años, le ha tocado criar a su hija bajo la misma historia, y este segundo caso, ya va para la universidad a estudiar medicina, ambas son lindas niñas, que pena me dan estos casos. Pero sobre todo la pequeña de tres años que vive muy cerca de mí, me ha robado todo el cariño y no solo a mí, sino a todos en mi casa, se me pega como si fuera un gorrión, y siempre cuando entra en mi casa, pregunta primero por mí, que pena con este padre que no la reconoció, no sabe ni por asomo lo que se está perdiendo, yo por mi parte le doy todo el cariño y educación que se me permite darle, ya que solo soy un vecino, y siempre trataré de ayudarla en su educación mientras se me dé la oportunidad.   

egb
 31/5/19 11:21

Muy buen artículo, yo tuve un padre excelente que se preocupó y ocupó por nosotros hasta el fin de sus días.  No corrí la misma suerte con el padre que elegí para mi hijo, siempre estuvo ausente, aunque ahora por lo menos llama por teléfono, sin embargo y por suerte, él no puede ser igual a su padre, aunque tenga los mismos genes, mi hijo lo quiere, le da vueltas por su trabajo y se mantiene al tanto de ese padre que pocas veces vió.  Ojalá muchos padres leyeran este artículo y recapacitaran, el divorcio es con la pareja no con el o los pequeños necesitan del amor y la comprensión de ambos padres

senelio ceballos
 30/5/19 15:04

Si los padres son viejos y enfermos....DONDE ESTA LEY?...Que deben ser los hijos su apoyo enonomico fundamental?....Donde puedo leer sobre eso?.........En algunos paises y  sociedades NO EXISTE el concepto de  CHEQUERA/ PENSION ESTATAL.....Como legalizar ese aspecto en CUBA?

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