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viernes, 15 de noviembre de 2024

Jesús

Un hasta siempre a un amigo: Jesús Hernández, destacado periodista y directivo de prensa...

Félix Arturo Chang León en Exclusivo 26/06/2018
6 comentarios
Jesús Cubahora
Jesús y algunas de sus compañeras del Centro de Informació para la Prensa (Foto: CIP).

Las honras fúnebres de Jesús Hernández Pérez fueron en la Necrópolis de Colón este lunes. A los 80 años de edad falleció víctima de un accidente cerebro-vascular. Pero cuando me avisaron, por asociación de ideas, recordé a Orestes González Quintana: por una triple confusión no fuimos condiscípulos de la carrera de Periodismo en la Universidad de La Habana.

Lo confundieron con otro cuyo nombre y dos apellidos eran los mismos, y según se cuenta, mi amigo fue el sancionado a no poder ingresar en los estudios universitarios, sino hasta más tarde cuando logró dilucidar los motivos de que lo rechazaran y hacer la aclaración.

Al reencontrarlo años después, fui hasta él conducido por Jesús, a quien no había convencido, pero de alguna manera lo había colocado en terreno indeciso sobre si continuar o no la publicación digital Cubahora, que fue un “encargo” para reflejar la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba.

Resulta que otro Jesús, pero de apellido Martínez, había servido de emisario para gestionar el parto de la primera revista digital cubana y me había comentado el interés de que el proyecto no fuera cancelado.

Tal vez Jesús, Hernández en este caso, decidió aceptar lo que consideró “una cañona” porque Orestes -al frente de la publicación- fue cediendo en su rechazo a alargar la vida de Cubahora según le fui diciendo expresiones que no dije con pretensiones de seriedad, pero que las había leído recientemente en relación con las construcciones de los sitios digitales que se hacen, se deshacen y se van conformando sobre la marcha.

Años después, ya más enterado de lo que era mantener un sitio on line, dije: "Oye, Jesús, la verdad es que eso de hacer y seguir el Cubahora fue una locura para el CIP (Centro de Información para la Prensa) que no es un medio de prensa, no tiene reporteros, sino que se dedica a acopiar, clasificar y suministrar información".

“Ah, ca… ¿ahora vas a decir eso?”, y para detener la avalancha de improperios que seguramente vendrían, dije: "Mira, Jesús, con eso también vas a hacer historia porque se la vas a agregar a tu aventura en la poligrafía de los años 60, y a los momentos en que la Revista Moncada fue muy leída y tú eras el director.

Más o menos, ripostó así: "Sí, sí, y me vas a decir que también soy el iniciador de esta otra aventura de un Centro de Información para la Prensa que salió de la nada, con casi todo el mundo en contra, y los que están a favor no tienen con qué ayudar".

En este momento de dolor, recuerdo que Jesús trató de calmarme cuando le conté cómo me había enterado de la muerte de Orestes. “Oye, asiático, eso nada más que te pasa a ti”. Y tras esta frase, hizo algo que le caracterizaba: se propuso servir de mediador, ser un trampolín, abrir camino para que otros avancen, o (como en mi caso) salgan del apuro.

“Mira, vamos a hacer una cosa. Yo voy a cada rato a ver a la viuda de Orestes. Te llevo a verla y así te disculpas”.

Resultó que no me había enterado del fallecimiento de Orestes hacía casi tres meses, por lo que para saber de él, llamé a su casa, y como siempre, dije cualquier disparate, incluido que para curar a Orestes, lo llevaría a lo alto de la Loma del Capiro, una elevación de Santa Clara a la cual se asciendo por escaleras, pero que nunca aceptó escalar porque se cansaba.

En una ocasión, quedamos detenidos por un cortejo fúnebre, y Jesús, con su habitual voz baja dijo: "Ahora seguro que le despiden el duelo y es el mejor del mundo, porque cuando estamos muertos todos somos buenos".

Aquel día no hablé. Hoy sí: Ustedes, Jesús y Orestes, son como son, amigos sobre todo, pues los vi discutir, pelearse y rivalizar no solo en los torneos de softbol de la prensa, sino también en lo profesional y laboral.

Presencié al jefe regañando al subordinado, y a éste reclamando sus derechos, pero después, mágicamente, los tres nos íbamos de paseo, y así también sucedía cuando las discusiones eran a solas entre ambos.

Cuando Livia Reyes, a quien Jesús tuvo como relevo cuando solicitó su liberación para jubilarse, me avisó del fallecimiento, le propuse estas líneas apresuradas, redactadas con tristeza y que -confieso- no sé cómo terminar.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 6 comentarios


Carlos de New York City
 4/7/18 15:58

 Permitame  de todo corazon , darte un abrazo , un beso grande de un hermano y amigo suyo , de un cubano ,   que sabe querer y respetar como usted mismo y los dos Jesus que genero tanta confusion que hasta yo mismo ahora me perdi en este bello y espontanio POST , en este homenaje a sus compañeros , aquellos que no estan y estos que estan presentes.

a Todos , en general , a quienes estan a su lado en estas bellisimas fotos , mi respeto , mi cariño y un beso a todos utds ,  

 Me  llenaste de alegria este momento ,  de dignidad cual siempre estoy usando y sabiendo representar a Cada cubano porque no se trata solo de vivir por vivir si no de servir de ejemplos a todos los cubanos en donde quiera que nos encontremos , hasta en el cielo..

 ! saludos !

Alfredo Martirena Hernandez
 26/6/18 16:31

Con mucho pesar he leido la noticia, hermoso trabajo del colega Chang, conoci a Jesús hace muchos años, a él debo iniciar mis colaboraciones con Cubahora y el CIP, siempre le estare muy agradecido por su confianza y amistad, descansa en Paz amigo!!

Martirena

Patricia
 26/6/18 11:08

Gracias Arturo por estas líneas muy merecidas, gracias por no pasar por alto este día, soy su nieta y espero estar a la altura de sus expectativas como periodista. Gracias

 

Arturo Chang
 26/6/18 16:59

Patricia, seguramente sabes de su cariño hacia tí porque lo sentiste. A mi me habló de ti, y lo hacía con mucha ternura. "Ya verás lo que es ser abuelo", me decía frecuentemente. Y ahora que lo soy, comprendo mejor lo que expresaba Jesús.

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Livia
 26/6/18 11:04

Nuestro colectivo como hizo hasta último momento tiene a Jesús como una parte importante de su historia y vida presente. Pudimos no compartir todos los criterios pero tuvimos siempre la capacidad para sentarnos a debatir de cualquier tema. Y siempre estuvo dispuesto a ello. A Jesús, como a Orestes siempre le estaremos  agradecidos por lo que nos dejó, sin aspavientos pero con una obra hecha. Su familia, como siempre, podrá contar con nosotros y seguirá formando parte del Centro. 

Arturo Chang
 26/6/18 17:06

Livia, sabes que siempre te he admirado. Al leer lo que dices, y saber que lo dices porque lo sientes, confirmo que eres una verdadera amiga.

Gracias por no dejar que la historia del CIP y Cubahora sean olvidadas. Por favor, no dejes de esforzarte para que el colectivo que sigan respetando sus raíces y no recuerde las efemérides como simples fechas, sino en todo su significado.

Jesús debió de sentirse satisfecho cuando accedí a colaborar con Cubahora y estoy seguro de que no se incomodó porque a él le dije que no y a ti que sí. Él sabía que si rechacé su invitación fue porque estaba abrumado de trabajo.

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