Griselda y Natalia: un objetivo, dos historias

Natalia está ahí, sentada en la cama, con el pelo suelto, piyama a cuadro, los pies cruzados, bien recta, con la mirada fija en el celular …. Abre los estados de WhatsApp y: screen, screen, screen, screen … MAMA llamando… desliza el círculo verde, sonríe y aparece en la pantalla Lili, su niña de 10 años.

- ¿Por qué demoraste tanto?

- Los datos mami, que están en candela ¿ya llegaste donde papi?

- No mi niña, voy a estar un tiempo aquí en México, me falta un poquito para llegar donde está papi ¡Ya casi!

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Griselda está ahí, sentada en el sillón, con los rolos puestos, bata de casa de flores, impulsa con los pies los balancines, con la mirada fija en el techo de madera… los pies empujan el piso, suben, bajan, tocan el piso, suben, bajan…Ring, Riinnggg …. coge el teléfono en la mesita de al lado, se enreda el cable en la mano, como todas las señoras de 76 años.

- Dime

- ¿Mami cómo estás?

- Bien mi vida, pensé que ya no me ibas a llamar, son más de las 12 ¿y los niños?

-Terminé ahora en el trabajo, los niños ya están durmiendo, Cuéntame mami ¿cómo está la cosa por Cuba?

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La emigración en Cuba tiene características únicas. Después de 1959, se produjo un considerable flujo de personas hacia el exterior que se concretó en ciclos atendiendo a circunstancias de orden cualitativo y cuantitativo.

Sesenta años después, el gobierno cubano sigue manteniendo una premisa fundamental: que la emigración sea regular, ordenada y segura para evitar que las personas sean víctimas de los grupos criminales vinculados al tráfico humano.

En estos años Estados Unidos se ha mantenido como el principal destino de los emigrados cubanos. No obstante, es importante resaltar que durante el último lustro también se ha diversificado los países en donde se asientan los cubanos, destacándose España, Italia, Alemania, Venezuela y México como destinos.

En el año 2013 Cuba actualizó su política migratoria, dando así un paso importante para fortalecer su relación con la emigración bajo el principio de ser medidas aprobadas por decisión soberana del Estado.

Luego, en el 2017 Cuba y Estados Unidos firmaron un acuerdo migratorio refrendado en una Declaración Conjunta, lo cual reflejó la voluntad del gobierno cubano para adaptar las políticas migratorias de aquel momento a las condiciones del futuro.

Sin embargo, el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos ha hecho todo lo posible para evitar la entrada a su país de emigrantes cubanos. En diciembre de 2018 Trump anunció el cierre del Servicio de Ciudadanía e Inmigración en su oficina local de Cuba.

Esta medida trajo consigo la interrupción injustificada del otorgamiento de visados a los cubanos, obligándolos a viajar a terceros países sin garantía alguna, y al incumplimiento de la cuota de visados establecida por los acuerdos migratorios. Además, la decisión ha impuesto altos costos económicos a los viajes familiares y de intercambio en múltiples áreas.

Así mismo, en marzo de 2019 Trump anunció la reducción para los cubanos del tiempo de validez de la visa B2 de cinco años a tres meses, con una sola entrada, con la excusa de mantener una reciprocidad con el tratamiento de Cuba a los estadounidenses.

En esa ocasión el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) emitió un comunicado donde expresaba el rechazó a la decisión pues se trata de “un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los ciudadanos cubanos de visitar a sus familiares en ese país”.

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¡Tú sabes por lo que uno sale del país!, dice Natalia cuando alguien le pregunta. Salí el 7 de marzo de Cuba. El recorrido fue Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, México.

Para el viaje es mejor formar grupos, con personas de tu mismo país. Pasamos muchas cosas, la mayoría no las cuento: en Costa Rica una pandilla nos persiguió, porque se quitan los clientes entre los guías. Estuvimos escondidos casi 24 horas. En Guatemala pasamos un río a caballo, varios grupos fueron tiroteados antes. 

Llegamos a México el 15 de marzo. La estación migratoria detuvo todos los trámites. Estuvimos 15 días en Tapachula. El 28 decidimos seguir, cogimos un taxi para alcanzar la caravana. El Taxista nos entregó a emigración. Nos detuvieron en la estación migratoria Siglo 21.

Dormimos en el piso, sin comida y con baños apestosos por 45 días, junto a africanos, haitianos, hondureños, etc. Existían pandillas, ejemplo “Los Maras”, hacían motines, quemaban los colchones, robaban las ropas y organizaban fugas.

Cumplidos los 45 días de prisión nos iban a deportar. En la noche se fue la luz, empezó el sexto motín y nos pudimos fugar. Luego supimos del soborno a los guardias de la estación, desde la comunidad de Miami. Llovía mucho. Llegaron los federales, cortaron las salidas, subimos a un techo, corrimos y nos tiramos por el poste de corriente colindante.

Nos escondimos hasta las 6 de la mañana. Llamamos al abogado. Descansamos siete días. Luego encontré trabajo de mesera en Tapachula. Empecé a vender vinos y ahora canto en el mismo restaurante. Tengo proyectos con la música, pero ¡Pienso seguir, cuando todo vuelva a la normalidad!

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Ya son 10 años lejos de mi única hija y mis dos nietos. Me he presentado tres veces a la entrevista y nada. Yo estoy sola aquí en Cuba. Ella se fue por su esposo legalmente. Tuve oportunidad de irme en los años 80, pero no quise. Ahora, solo quiero estar con mis nietos.

Descargue aquí la Ley Migratoria de Cuba

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Griselda y Lili cantan juntas los domingos en el coro de la iglesia. Griselda pertenece al grupo de la tercera edad. Lili aún no termina la catequesis para la primera comunión. Antes del Padre Nuestro y después de las ofrendas, ellas se turnan, domingo por domingo, la misma oración: Señor te pedimos por las familias separadas, para que algún día nos volvamos a encontrar.