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miércoles, 30 de octubre de 2024

El bibliotecario: rompiendo estereotipos

El perfil bibliotecario resulta bien estigmatizado por una parte de la población que desconoce la verdadera labor y formación de estos profesionales...

Daniel de la Osa Camacho en Exclusivo 07/06/2021
1 comentarios
Sala de lectura de la biblioteca
Los esteriotipos hacia el bibliotecarios se mantienen hasta el día de hoy. (Foto cortesía del entrevistado)

Los estereotipos hacia la figura del bibliotecario, ese profesional que guía, indica y sugiere sobre el mundo de conocimientos que nos rodea cuando entramos en una biblioteca, se encuentran muy arraigados aún.

Así comenta el joven bibliotecario Harold Rodríguez Taquechel quien en entrevista exclusiva con Cubahora compartió su visión del mundo de la bibliotecología cubana, a propósito de que hoy en que se celebra en Cuba el desempeño de estos profesionales como homenaje a quien fuese el padre de la bibliografía cubana, Antonio Bachiller y Morales.

Bibliotecas cubanas y formación profesional

Al cierre de 2019, según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONEI), en Cuba existían 383 bibliotecas públicas, pertenecientes a la red que conecta a las mismas en todo el país. Más de 7470 usuarios fueron atendidos en ellas durante ese año y se prestaron aproximadamente 18 918 servicios diferentes.

Sin embargo, estas no son las únicas bibliotecas en las que se desarrolla el oficio. De hecho, desde finales del año 2019, Harold trabaja en la Biblioteca Dulce María Loynaz perteneciente al Centro Loyola-Reina, institución a la que llegó por recomendación de un amigo que le advirtió de que allí necesitaban personal bibliotecario. Aún así, la formación de este joven no comenzó precisamente entre libros.

Sala de lectura de la Biblioteca Dulce María Loynaz (Cortesía del entrevistado)

Harold es graduado desde el 2020 de la Licenciatura en Ciencias de la Información de la Facultad de Comunicación en la Universidad de La Habana. Una carrera que el pasado año cumplió el 70 aniversario de haber graduado al primer grupo de estudiantes de nivel universitario en estos campos del conocimiento desde la fundación del Colegio de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana en 1950. Con el paso del tiempo, se ha reorientado en la formación de estos profesionales que ya no solo involucra al campo de bibliotecología.

Dicha carrera se caracteriza por mantener altos niveles de calidad en la instrucción de un profesional capacitado para facilitar el acceso y uso de la información en cualquier institución que se inserte, mediante habilidades que comprenden su selección, organización, representación, búsqueda y recuperación.

La teoría y la práctica

Entonces ¿cómo se aprovechan los conocimientos de la academia, cómo se vincula la teoría y la práctica en una profesión como la del bibliotecario? Harold lo tiene claro. Desde sus prácticas laborales de 2do año, tuvo la oportunidad de implementar algunos de los conocimientos básicos recibidos en clase al pasar por la biblioteca de su facultad en el trabajo de la creación y gestión del fondo audiovisual, el cual “dejamos por muy buen camino”, según comentó.

No obstante, no fue hasta el siguiente curso en que se pluriempleó en la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana, donde ya la carrera le había dado mayores conocimientos y herramientas para desenvolverse con mayor agilidad y eficiencia en las labores bibliotecarias. Esta vez, con el fondo del Departamento de Libros Raros y Valiosos, haciendo procesamiento de fotografía.

Así se rompen uno de los principales estereotipos relacionados con los y las bibliotecarios y bibliotecarias. En el imaginario popular se concibe a este profesional como una señora mayor cargando libros de un lado para otro y que, con el rostro arrugado, mira con regaño para que los usuarios hagan silencio. Sin embargo, en la realidad podemos encontrar numerosas excepciones de esta regla. Harold es una de ellas.

De hecho, los bibliotecarios no solo trabajan directamente con los libros. Ellos y ellas poseen habilidades para tratar cualquier tipo de registro de información ya sea textual, visual o audible. Incluso, rollos de película, discos, casetes, negativos de fotografía, entre otras tipologías documentales que complementan las colecciones universales que se atesoran en cada una de las bibliotecas. Así mismo, tienen capacidades para la organización, búsqueda y recuperación de la información y otras tantas competencias para satisfacer las necesidades del usuario.

De pandemia y bibliotecas

Desde el comienzo de la pandemia hemos visto como todo espacio público, de ocio, de relajación y demás se ha cerrado de forma indefinida para proteger la salud de los de cada comunidad. Las bibliotecas han sido uno de estos centros que ha visto por tanto muy limitado su accionar en el mundo físico y analógico.

Sin embargo, el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, y los procesos de digitalización de los fondos y colecciones llevados a cabo en las bibliotecas de nuestro país, han posibilitado que estas instituciones mantengan una actividad dinámica y sistemática con sus comunidades.

Segú lo ve Harold “en el ambiente bibliotecario, se ha visto una “explosión” en el consumo de información por parte de los usuarios”. Por ello “nos hemos visto en la tarea de hacer llegar a todos por igual, información de calidad, ya sea de carácter explicativo, para enriquecer la cultura, el aprendizaje, o simplemente en alusión al ocio” para así satisfacer cada necesidad de información y conocimiento.

Desde el punto de vista práctico explicó que se han creado sus diferentes espacios en redes sociales, específicamente grupos en WhatsApp, Telegram y Facebook, donde se encuentran “promoviendo la lectura mediante servicios de gestión de literatura de todo tipo, enriqueciendo la cultura y debatiendo sobre temas de interés para todos”.

Entonces, la profesión del bibliotecario no se reduce a cargar libros y mantener el orden en la sala de lectura. El esfuerzo y la dedicación de estos profesionales por salvaguardar y difundir los documentos que atesora la institución, así como formar parte de la formación y educación de la cultura de una nación, ciudad o localidad son tareas fundamentales en el mantenimiento de la memoria histórica que recoge la vida de un pueblo en la construcción de un país y, sin lugar a dudas debe ser asumida con esmero por generaciones jóvenes.


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Daniel de la Osa Camacho

Licenciado en Ciencias de la Información y Periodista de Datos

Se han publicado 1 comentarios


Jenn
 7/6/21 9:54

Como Profesional de la Información me siento muy identificada. Muy completo este artículo, capaz de abarcar la dimensión y alcance de nuestra labor. Siempre fue un reto y lo será romper con los esquematismos que hay respecto a los Bilbiotecarios, Cientistas o Profesionales de la Información en Cuba. Sin duda, este es uno de los pasos para lograrlo, gracias Daniel y Harold.

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