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jueves, 7 de noviembre de 2024

Ciudad de luz

A 330 años de fundada, la ciudad de Santa Clara sigue siendo el faro que guía a sus hijos donde quiera que estén...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 15/07/2019
2 comentarios
Loma del Capiro Villa Clara
La Loma del Capiro, donde el Ejército Rebelde combatió a los soldados del Tren Blindado.(Portal del ciudadano Santa Clara)

Minoska se topó a Díaz-Canel en un pasillo del Palacio de las Convenciones. Ella es diputada, periodista y santaclareña. Él es diputado, Presidente de Cuba y también santaclareño. El Jefe de Estado esperaba a las puertas de la Sala 5 a que comenzara a sesionar la Comisión donde se estaría discutiendo la Ley de Pesca. ¿Cómo está la tierra?, le dice, y ella siente – me confiesa luego –que “un pedacito de Cuba le late muy dentro”. 

“¿Va a ir al aniversario 330 de la ciudad?”, le dispara ella, como en aquellos tiempos en que el Presidente era Primer Secretario del Partido en Villa Clara y ella cubrió infinidad de sus actividades. Decían que en esa época Díaz-Canel se aparecía en cualquier lugar, lo mismo en el Coppelia que en El Mejunje. Y hay quienes juran que lo vieron llegar en bicicleta.

“Si pudiera ir”, le contesta él, quizás queriendo hacer un hueco en su agenda para el lunes 15 de julio, día en que un grupo de familias de Remedios fundaron la ciudad de Santa Clara en el sitio que hoy se conoce como parque El Carmen. “Creo adivinar el deseo entrañable del hombre con inmensas responsabilidades de estar con su gente, de quizás pasear por sus calles, por las que tantas veces anduvo, o sentarse tranquilo en el Parque Vidal donde paseaba a sus hijos”, me cuenta después Minoska, quien sabe mirar con los ojos de alma.

La gente habla mucho de su gestión de gobierno, de lo que trabaja, de su contacto directo, “vaya que están contentos”, le comenta la diputada. El que está contento soy yo – responde el Presidente –, porque el pueblo me aborda, escribe y sugiere ideas, iniciativas.

Conversan de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, del Congreso que estremeció a todos, del discurso que generó aplausos incontenibles. Está contento con la nueva dirección de la UNEAC, me dice Minoska y caigo en cuenta que hablaban de otro villareño, de Luis Morlote Rivas, el recién electo presidente de la UNEAC. Enseguida llenamos las redes sociales con la alegría, le revela ella. Chovinistas que son ustedes, riposta él y “se ríe de lo lindo”.

A Minoska se le transparenta la alegría. No solo porque se “tropezó” al Presidente en un pasillo, mientras sesionaba la Asamblea Nacional del Poder Popular, sino porque su ciudad está de aniversario. Ha sido grande el ajetreo por rejuvenecer a la señora Santa y Clara, sin embargo “duelen baches y apatía, insuficiencias y pesimismo, cansancios y desalientos, le duele lo feo; en el cumpleaños 330 retoca su rostro y convoca a sus hijos a defender su identidad, a apostar por lo bello, a enarbolar la decencia como bandera, a que no muera la sensibilidad de su gente”.

Este 15 de julio, a la sombra de un tamarindo y bebiendo un vino de esa fruta – me escribe Minoska en un chat mañanero – recordaremos a una digna mujer benefactora de la ciudad, Marta Abreu de Estévez, y también a un médico guerrillero que liberó Santa Clara y regresó 30 años después cuando la villa vivió el mayor silencio y el mayor dolor peregrino”.

Entonces quien estas líneas pulsa se ve en aquella carretera Central, esperando durante horas junto a sus compañeros de aula que pasara la triste caravana que trajo al Che de vuelta a la ciudad; o descubriendo de niña los sitios tocados por Marta para hacer más digna la vida de los santaclareños; un teatro, una estación del ferrocarril, escuelas para niños pobres, asilos para ancianos desamparados, la plaza central, lavaderos públicos…

A 330 años de fundada, la ciudad sigue emitiendo luz, como faro que guía a sus hijos donde quiera que estén. Pilongos les llaman, por la pila bautismal que aún se conserva en la catedral Santa Clara de Asís. Para motivo de orgullo permanecen incólume la historia valerosa de aquel tren blindado y descarrilado por el Guerrillero Heroico que puso en jaque a la guerra; la Loma del Capiro que mira orgullosa a la urbe; la Universidad Central de Las Villas, núcleo duro de hacer ciencia en Cuba; el Mejunje, espacio en el que siempre cupieron todos; el Parque Vidal, donde tantos amores han nacido, entre bandadas de totíes y música de glorieta.

Y para rematar de orgullo – vuelvo a Minoska – “le ha nacido a Santa Clara un Presidente”.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 2 comentarios


senelio ceballos
 15/7/19 13:15

Felicidades a mi tierra, BELLA SANTA CLARA!!!...Gratos recuerdos de esa ciudad guardo par siempre!!! El guajiro del callejon del   SALADO

Narciso
 15/7/19 9:20

Excelente y emotiva crónica de mi ciudad, escrita por una santaclareña de nacimiento y corazón. Hoy la ciudad de Santa Clara disfruta de la presencia del presidente Díaz-Canel.

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