“Maceo y Gómez hablan bajo, cerca de mí: me llaman a poco, allí en el portal: que Maceo tiene otro pensamiento de gobierno; una junta de los generales con mando, por sus representantes, —y una Secretaría General: —la patria, pues, y todos los oficios de ella, que crea y anima al ejército, como secretaría del ejército”.
Así refleja José Martí en su Diario de Campaña el inicio de aquel encontronazo histórico entre los grandes jefes de la Revolución de 1895, acaecido el 5 de mayo, en las ruinas del ingenio La Mejorana, en el que afloraron discrepancias en torno a la conducción del proceso político-militar, en particular en lo relativo a las características de la República en Armas y la dirección y estrategia del Ejército Libertador.
Fue un suceso inevitable que se venía gestando desde la Guerra de los Diez Años, al aprobarse una constitución en Guáimaro que subordinaba el poder militar al civil y le ponía frenos a los militares, en aras de evitar una dictadura, lo que a la larga sería perjudicial a la causa de la independencia.
Resultó también consecuencia lógica de la abrupta separación de José Martí del llamado Plan Gómez-Maceo, en 1884, que concluyó con aquella misiva a Gómez en la que le reclamaba que un pueblo no se fundaba, como se mandaba un campamento. Carta que el veterano general dominicano consideró un insulto.
Y también fue resultado inevitable de la subordinación de Maceo a Flor Crombet en la llamada Expedición del Honor, que desembarcó por Duaba, el 1.o de abril de 1895, suceso, este último, muy cercano a los acontecimientos que sucedieron en La Mejorana, aquel 5 de mayo del propio 1895.
De ahí, que el propio Martí, en su Diario de Campaña escribiera: “No puedo desenredarle a Maceo la conversación. (…) Y me habla, cortándome las palabras, como si fuera yo el gobierno leguleyo, y su representante: Lo veo herido —“lo quiero —me dice— menos de lo que lo quería” —por su reducción a Flor en el encargo de la expedición, y gasto de sus dineros”.
Antonio Maceo, basado en las experiencias de la Revolución de 1868, pensaba que lo más apropiado para la República en ciernes era una estructura simplificada: una junta de jefes, para darle al mando militar una libertad operativa que condujera la guerra a un final exitoso.
José Martí revelaba otra perspectiva: no solo estaba la urgencia de ganar la guerra a España, sino la necesidad de crear dentro de ella las bases de la futura República, donde gobierno y ejército debían complementar sus funciones, bajo la fórmula: “ (…) el Ejército, libre, —y el país, como país y con toda su dignidad representado”.
No hubo entendimiento al respecto, y la discusión quedó aplazada para una futura asamblea constituyente. Fue una noche de aflicción para Martí, quien escribe: “Y así, como echados, con ideas tristes, dormimos”.
Sin embargo, de aquella difícil reunión salió el acuerdo del proyecto invasor y la utilidad de la salida de José Martí hacia el exterior, donde su labor sería mucho más provechosa para la causa independentista cubana, prevista para cuando se constituyera Gobierno, y el Delegado del Partido Revolucionario Cubano fuera electo presidente de la República de Cuba en Armas, lo que nadie dudaba sucediese.
Realmente, en La Mejorana hubo un choque ideológico entre los tres grandes hombres de la Guerra del 95, a quienes, más allá de las discrepancias, los unió siempre un punto en común: Cuba y su independencia, y a ese ideal subordinaron todo lo demás, incluido el orgullo.
Maceo, quien se consideró siempre un obrero de la libertad, supo al siguiente día honrar a Martí, ante su tropa formada de más de 3000 hombres, lo aclamaron a gritos con la palabra presidente.
Mientras, Máximo Gómez no se separaría del mayor general José Martí hasta su lamentable muerte de Dos Ríos, apenas 14 días después de lo acaecido en La Mejorana. Una pérdida sensible que le hizo escribir en su diario que había muerto, quizás, el alma del movimiento.
Fidel, al analizar esas lógicas contradicciones entre los hombres y los procesos revolucionarios, afirmó, en su antológico discurso del Centenario, el 10 de octubre de 1968, en La Demajagua: “¡Nosotros, entonces, hubiéramos sido como ellos; ellos hoy hubieran sido como nosotros!”.
Ivan Rodriguez Alvarez
9/4/19 14:38
Muy bonito estos pasajes casi desconocido para todos los cubanos, debería publicarse mas de esta historias, para encender, en nosotros los cubanos, aun mas: el amor a la patria.
Gina
8/5/18 16:49
Me apasiona mucho nuestra hermosa historia y siempre visualizo como imagino yo sucedieron los hechos protagonizados por gigantes como estos, vi el programa de este sábado en la revista Buenos Días dedicado a la reunión de La Mejorana, qué bueno sería que estas historias y muchas otras de nuestros heroicos mambises se hicieran seriales para la TV como aquel que tanto gustó de la "Odisea del Honor", debería intentarse porque directores buenos tenemos como el mismo Roly Peña y podrían conmmemorarse así tambien los 150 años del inicio de nuestra guerra de independencia.
Narciso
9/5/18 20:25
Coincido con usted. Nuestra historia tiene tantos hechos hermosos que merecen ser contados. Espero que por el 150, como usted sugiere, aparezcan programas del corte de Duaba: la odisea del honor, de Roly Perña, que tanto gustó.
Miriam
5/5/18 10:11
Muy bueno todo lo que se esta publicando en los medios sobre nuestras luchas. Hoy quiero particularmente agradecer a la television cubana por el programa dedicado a la Reunion de la Mejorana . Muy bueno nos demuestra una vez mas la necesidad imprescindible de la unidad de los cubanos.
Narciso
6/5/18 14:11
Gracias por reconocer la utilidad del tratamiento del tema, tanto en esta revista Cubahora como en la TV. La Historia de Cuba es importante en la formación de valores y abordar temas de esta índole ayuda a formarlos, unido a que incrementan la cultura histórica del pueblo.
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