Casi todos los cubanos sabemos desde pequeños que Fermín Valdés Domínguez era amigo de José Martí. Cuando empezamos en la escuela se conoce, según es enseñada la vida del Maestro, que ambos coinciden en el Colegio San Pablo que dirigía el patriota y poeta Rafael María de Mendive
Después se aprende que en 1869, al ser decretado un período de libertad de prensa, Fermín fundó con Martí el periódico El Diablo Cojuelo en el que —en su único número— se publicó su primer trabajo periodístico de contenido político; que en 1870 envían una carta a un antiguo condiscípulo calificándolo de apóstata por alistarse en el Cuerpo de Voluntarios, la cual cae en manos de las autoridades, son enjuiciados y cada uno se culpa de su autoría para proteger al otro. Finalmente, Martí es condenado a seis años de presidio y Fermín a seis meses.
En 1871, Valdés Domínguez y un grupo de estudiantes de Medicina son acusados de profanar la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón. Sin fundamento se inicia un increíble proceso judicial tras el cual ocho de los jóvenes son fusilados el 27 de noviembre. Valdés Domínguez salva la vida, pero lo condenan a seis años de cárcel, aunque lo absuelven en 1872 y parte hacia Madrid, donde continúa la carrera y se reencuentra con Martí, deportado desde el año anterior. Graduado de Medicina Fermín regresa a Cuba.
Resulta difícil que un cubano, o cualquier interesado en la existencia de uno u otro, desconozca esos hechos. Sin embargo, hay algunos datos de los que se ha escrito muy poco y, por tanto, son rara o pobremente conocidos. Uno es la estancia de Fermín en la localidad habanera de Santiago de las Vegas, donde vivió y ejerció su profesión de médico, en la céntrica calle 11, entre 6 y 8, No. 19 207 (hoy calle 407 entre 190 y 192 y el mismo número), en una casa colonial muy cerca de la que fuera Plaza de Armas o Plaza de Fernando VII, en el presente parque José Martí. La morada está asentada en el documento Bienes inscriptos en el inventario nacional de construcciones y sitios, municipio Boyeros, diciembre de 1987, con grado de protección 1.
En los dos años que allí permaneció, de 1881 a 1883 —y que pasan por alto la mayoría de las síntesis biográficas y trabajos sobre él—, además de practicar la medicina, se integró al quehacer social y cultural de la comunidad y perteneció a sus importantes instituciones: Centro de Instrucción y Recreo (CIR), asociación patriótico cultural; y la primera logia masónica de Santiago de las Vegas, fundada en 1880 con el nombre de “Unión de Santiago” No. 60, en la que se inscribieron patriotas como Martín Marrero y Eligio María Palma.
En su Historia de Santiago de las Vegas, publicada en 1954, Francisco Fina García apunta acerca del CIR: “El 5 de febrero de 1882 queda constituida esta institución, bajo la presidencia de Enrique Roig San Martín. Su formación tuvo, como origen básico, agrupar a los elementos progresistas de la población para luchar por la superación individual y colectiva. Entre los miembros fundadores que más batallaron en el logro y sostenimiento durante los primeros tiempos, pueden anotarse (…) al Dr. Fermín Valdés Domínguez, reivindicador de los estudiantes; al Pbro. Manuel José del Pilar Dobal, que tanto se distinguiera como defensor de la causa cubana; (…) el Lcdo. Eligio Ma. Palma, quien fuera médico de Martí durante la estancia de este en Cayo Hueso…”.
Y añade de su Sección de Ciencias y Literatura.: “A poco de constituirse el C I R, y con fecha 1ro. de mayo de 1882, crea esta sección bajo la presidencia del Sr. Carlos Cairo y como Secretario el Dr. Fermín Valdés Domínguez. (…) Bajo los auspicios de esta sección se organizaron conferencias, veladas y otros actos culturales y sociales…”.
Fermín y Martí formaron parte de la historia de esa localidad. Antes de que el Museo Histórico Municipal de Boyeros, ubicado en Santiago de las Vegas, cerrara por reparación hace más de 10 años, una de las vitrinas de la Sala Colonial mostraba la “relación de socios fundadores” original, en la que aparece el nombre de Fermín y encima una foto de él. En 2003 fue colocada una tarja en la fachada de su casa por miembros del Club Martiano Ramón Rivera Monteressi, filial municipal de la Sociedad Cultural José Martí.
En1883, Fermín regresa a La Habana. Entre 1885 y 1886 publica artículos científicos y con posterioridad realiza estudios arqueológicos y antropológicos; aspectos también exiguamente conocidos, sobre los que sugiero consultar: “Valdés-Domínguez, hombre de ciencias y posibles influencias mutuas con José Martí”, del Centro Superior de Estudios Martianos, publicado en Cuaderno de Historia, No. 84, 1998.
Más tarde, tras lograr un testimonio del hijo de Gonzalo de Castañón asegurando que no había señal de profanación en la bóveda de su padre, Fermín lo demuestra en el periódico cubano La Lucha, el 19 de enero de 1887. El 28 de febrero siguiente Martí le escribe desde Nueva York: “…acabo de leer tus cartas en La Lucha (…) y no puedo reprimir el deseo de apretarte en mis brazos (…). Tú nos has dado para siempre, en uno de los sucesos más tristes y fecundos de nuestra historia, la fuerza incalculable de las víctimas. ¡Oh! Si por desdicha hubiésemos estado en guerra, podría decirse, Fermín, que tú solo has vencido a muchos batallones”.
Luego de establecerse en Baracoa por unos años, Fermín parte para Nueva York en 1894 e instala su consultorio en Cayo Hueso, donde lo visita Martí, que anda en los preparativos de la Guerra de Independencia de 1895, a la que se incorporará Fermín poco después de la caída en combate del Héroe Nacional, y ocupará las jefaturas de la Sanidad Militar del Cuarto Cuerpo de Ejército en Las Villas, del Primer Cuerpo de Ejército de Oriente, y representará a Camagüey en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú. Elegido subsecretario de Relaciones Exteriores e incorporado al Cuartel General del Generalísimo Máximo Gómez, se convierte en su jefe de Despacho y gana el grado de coronel del Ejército Libertador.
Durante la contienda escribió un sorprendente y controvertido Diario de soldado, en el que refirió pormenores inimaginables de las personalidades participantes, otro hecho escasamente conocido de Fermín, pues pese a ser publicado en cuatro tomos en la Imprenta Universitaria André Voisin, La Habana, en 1972, gracias a la transcripción del investigador Hiram Dupotey, por esas cosas de la mente y el comportamiento de los hombres, hasta en bibliotecas es difícil hallarlo.
Y, sin embargo, sus páginas nos llegan tanto... Pasados unos días de la caída del Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante el capitán Francisco Gómez Toro, Fermín apunta: “…recibió Vega (general de División Javier Vega) tres números de La Lucha en los que hay ya detalles de la muerte de Antonio Maceo y de Pancho. El viejo soldado (Máximo Gómez) que no conoce el miedo en los combates, lloraba al leer la carta que había escrito a su hijo y que los españoles encontraron en la cartera en donde guardaba su diario y sus papeles”.
Terminada la Guerra de Independencia, Fermín vuelve a su faena de médico. Gravemente enfermo. Muere el 13 de junio de 1910.
Julio
14/12/18 17:52
Resulta increíble como hemos vetado el "Diario de soldado". Y lo digo refiriendo a todas las épocas pues a pesar de llegar a imprenta a principios de siglo XX nunca fue publicado. Con la Revolución y gracias al Centro de Información Científica y Técnica se pudo rescatar este valioso diario sin embargo podemos decir que fue convertido en pulpa sólo por expresar Fermin Valdes Dominguez sus criterios a veces encontrados con las figuras de nuestra guerra de independencia. Pienso que Cuba le debe una nueva impresión. Esos son nuestros héroes
Andrés R
4/7/13 18:00
Muy interesante, me gusta la historia y considero que se deben publicar más artículos como este.
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