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viernes, 15 de noviembre de 2024

Una visita en tiempos de diálogos

Experiencia de un periodista cubano de visita en Detroit, justo cuando tenía lugar en Washington DC la tercera ronda de conversaciones entre los gobiernos de ambos países...

Rudens Tembrás Arcia en Exclusivo 28/05/2015
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Cuba Usa en el deporte 01
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba Y Estados Unidos ya va teniendo connotaciones importantes en el deporte. (Rudens Tembrás Arcia / Cubahora)

Detroit.— Llegamos a esta ciudad estadounidense a inicios de la pasada semana, casi al mismo tiempo en que la delegación diplomática cubana aterrizaba en Washington DC para participar en la tercera ronda de conversaciones entre los gobiernos de ambos países.

Las noticias fluían insistentemente a través de internet y las expectativas crecían al ritmo de fotografías, declaraciones oficiales, conferencias de prensa y textos periodísticos construidos desde las más diversas posturas ideológicas.

Los diálogos entre dos naciones enfrentadas por más de cinco décadas volvían al centro de la escena mediática y uno sentía, ahora de visita en la otra orilla, que el asunto no podía pasar desapercibido para millones de personas a las cuales, durante años, les habían contado historias escalofriantes de la isla comunista ubicada al sur de la Florida.

Mientras volaba desde Phoenix hacia Detroit, como parte de la delegación cubana que intervendría en la Copa de Campeones de Voleibol de Norceca, me preparaba para sortear más de una plática al respecto. Y suponía que algunas de ellas serían placenteras y cordiales, mientras otras dejarían como huellas la incomprensión y una que otra provocación.

El “juego” comenzó justo en el aeropuerto internacional de la llamada Ciudad Motor, donde un oficial de aduanas se tomó la licencia de hablar, en perfecto español, sobre lo positivo del proceso en marcha. Nos saludó y felicitó por el arribo a su país, pero a más de uno le preguntó si tenía pensado “desertar”. Por el tono jocoso de la escena podía presumirse cierta cuota burlesca en su actuar.

Al día siguiente en la mañana, ya instalados en el magnífico Marriott Hotel at the Renaissance Center, se apareció ante nosotros una neoyorquina llamada Lucía. Su “spanglish” le alcanzó a esta maestra de profesión para expresar su amor por la tierra de Fidel, y para asegurarnos que más temprano que tarde volvería a Varadero y Trinidad, dos lugares que habían marcado su vida varios años antes.

No perdí chance para preguntarle su opinión sobre el posible establecimiento de relaciones diplomáticas, a lo cual respondió con una sonrisa emocionada y repitiendo la palabra “good, good, good”.

Poco después, quizás al amanecer siguiente, coincidimos con Patricia en un paso peatonal de la avenida Jefferson. La chamarreta del equipo Cuba nos delató y el intercambio se suscitó en un inglés deplorable de nuestro lado, pero suficiente para entender las ideas que la joven ingeniera nos quiso transmitir.

Habló de sus visitas a La Habana y Santiago de Cuba para participar en varios eventos académicos, y también de su confianza en que las relaciones bilaterales se irán normalizando poco a poco. Quiso saber qué hacíamos en la ciudad y prometió ir a ver un partido del equipo a la Arena Joe Luis. Nos narró algunos pasajes de la crisis económica que aún atraviesa la ciudad de Detroit y se sintió dichosa de no haber quedado sin trabajo durante todos estos años.

El próximo capítulo fue un poco más agitado: la tarde del sábado caminábamos por el Paseo del Río Detroit y justo a la entrada del Memorial Internacional de la Libertad nos abordó un fotógrafo independiente de origen latino que dijo llamarse Max. Nos pidió que le habláramos de lo que está sucediendo, de la actual cercanía entre nuestros países, e insistió en saber si era verdad que en Cuba “faltaban cosas para vivir”.

La disertación fue aquí mucho más fácil, gracias al bendito español que tanto hemos extrañado estos días acá. El hombre escuchó oración tras oración con una mezcla de sorpresa y confusión en el rostro, que a lo sumo le alcanzó para repetir el monosílabo “si, si, si, si”, despedirse y desearnos “suerte por ahí”.

El domingo fue día de asistir al béisbol de las Grandes Ligas en el Comerika Park. Los Astros de Houston vencieron 10-8 a los Tigres ante una concurrencia de 36 449 espectadores. Un cubano, Yoenis Céspedes, se desempeñó con éxito en el jardín izquierdo. Hoy por hoy es uno de los grandes ídolos de esta urbe. Poco antes de que cayera el out 27 comenzamos a bajar de la muy elevada sección 337 del estadio, y en ese trance una voz socarrona de acento latino nos soltó una frase lamentable que me permito no repetir. Uno de mis compañeros le replicó lo correcto, en tono más bajo aunque mirándole fijo a los ojos, y proseguimos el camino al gran corredor. 

El bálsamo del incidente apareció a tan solo 100 metros de distancia, pues dos señoras vistiendo pulóveres que decían “Cuba campeón” estallaron de felicidad al reconocernos. Silvia pidió hacerse una foto y luego enseñó recuerdos de su viaje a Cienfuegos sucedido hace casi una década, los cuales atesora en su teléfono celular.  

Mientras estas pinceladas ocurrían en nuestro diario acontecer, las noticias seguían apareciendo en internet una detrás de la otra. Yo me dedicaba también a revisar los periódicos y canales televisivos locales en busca de titulares, pero casi nada de lo que sucedía en la capital de la Unión, a tan solo 900 km al sudeste, parecía tener relevancia aquí.

¿Acaso estar dialogando con un antiguo “enemigo” no debía ser algo trascendente también en Detroit? Ya Patricia nos había alertado de que en esta urbe viven muy pocos cubanos, una de las razones por las cuales el tema de la isla no es suficientemente fuerte.

Y ha de ser cierto porque lo que más recibimos en estos días fueron saludos y buenos deseos, sobre todo por parte de la comunidad afronorteamericana que es mayoritaria aquí. Tranquilidad, naturalidad, grata acogida y pocas interrogantes marcaron nuestra visita a la también llamada Ciudad Rock. Al parecer la mayoría de las personas considera a Cuba un país normal y para nada adversario.

El periodista deportivo Rod Beard, del diario Detroit News, quizás haya descrito la esencia de lo que está sucediendo en una de sus crónicas sobre nuestro evento deportivo: “Sin mucha fanfarria, el equipo masculino cubano de voleibol hizo el viaje a los Estados Unidos. Tras el anuncio histórico de diciembre pasado, el clima político parece estar mejorando”. 


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Rudens Tembrás Arcia

Periodista de Trabajadores


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