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martes, 19 de noviembre de 2024

La judoca cubana más laureada

Protagonistas de hazañas que signaron las fiestas bajo los cinco aros...

Roberto Méndez en Radio Angulo 27/04/2016
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Una de las más grandes animadoras de las justas olímpicas de judo fue la cubana Driulis González, dueña del título de la división de 56 kilos en la versión de Atlanta 1996 y de medallas en otras tres.

Una quinta participación la dejó en el lugar cinco de los 63 kg en Beijing 2008, pero la historia de la guantanamera nacida el 21 de septiembre de 1973 ya estaba plasmada en los libros de lujo desde que accedió al estrado en Barcelona 1992.

En la capital china perdió su quinto metal ante la holandesa Elisabeth Willeboordse, por mínima Koka permitida por las reglas de entonces. Fue su derrota número 23 desde que debutara en eventos de primer nivel el 31 de enero de 1992 en la Copa del Mundo de París, Francia.

Archivó 189 victorias y se estrenó bajo los cinco aros en la Ciudad Condal, de donde regresó con un meritorio bronce sellado sobre la estadounidense Kate Donahoo después de ceder en semifinales ante la local Miriam Blasco.

Llegó a Atlanta dueña del reinado mundial alcanzado un año antes en Chiba, Japón, frente a la sudcoreana Sun-Yong Jung, quien otra vez fue su contraria de cierre allí, cuando volvió a imponer su garra pese a la lesión que le azotaba.

Ella misma narró que fue muy difícil, pues una dolencia cervical limitó a dos meses su preparación previa.

«Yo me daba ánimo, entrenaba con el collarín, solo pensando en la oportunidad de ganar el oro... La sudcoreana podía ser mi rival de nuevo, resultó un combate duro contra ella pero valió la pena tanto esfuerzo», indicó.

En el mundial de París 1997 cedió en la final a manos de la misma española Isabel Fernández que en el 2000 le arrebató el segundo oro olímpico en la australiana Sydney como desquite del triunfo por la corona del orbe de la campaña anterior disfrutado por la caribeña en la inglesa Birmingham.

Driulis ha dicho que Fernández poseía una técnica muy enrevesada que complicaba las intenciones de marcarle, pero dominó 4-3 los enfrentamientos entre ellas.

Tras alejarse por maternidad luego de la cita australiana vivió triunfal regreso con su tercer oro en Juegos Panamericanos, en la versión de Santo Domingo 2003, pues ya había liderado los de Mar del Plata 1995 y Winnipeg 1999.

Daniela Krukower, una argentina a quien superó por Ippon en las semifinales de los 63 kg en la capital quisqueyana, en agosto, la sorprendió un mes más tarde en el Pabellón Osaka-jo cuando iba delante por Wazari y ello le dejó con los deseos de un tercer trono universal.

La misma gaucha volvió a ser su víctima por el bronce obtenido en las Olimpiadas de Atenas 2004, donde salió del camino al cetro por derrota en octavos de final contra la eslovena Urska Zolnir, también tercera esa vez.

Su sexta medalla mundial le llegó con bronce en El Cairo 2005, solo frenada en semifinales por la francesa Lucie Decosse, a la postre campeona como comienzo de otra brillante carrera, aunque más tarde hubo desquites.

Primero le superó en la final del Grand Slam de París en septiembre del 2006 y un año más tarde en misma fase del Campeonato Mundial de Río de Janeiro, escenario de su tercer galardón máximo en esas lides.

La linda ciudad brasileña igualmente le vio alzar un cuarto trofeo en lides múltiples continentales, solo un mes antes, para sumarlo a un año muy grande en resultados.

El siguiente sería el del adiós, con primer lugar en el Campeonato Panamericano de Miami y quinto en los Juegos Olímpicos de Beijing.

En esa última cita sumó dos éxitos antes de ceder en semifinales contra la japonesa Ayumi Tanimoto y por el bronce con la holandesa Willeboordse, pero nada podía empañar ya el brillo que distinguirá por siempre a su nombre.


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Roberto Méndez


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