Horas y horas de debates y discusiones entre analistas, politólogos y periodistas suscitó la victoria de la coalición derechista Cambiemos en las recientes elecciones legislativas de Argentina y, por mucho que se hable, la respuesta más cercana a la realidad está unida al viejo mal del progresismo en América Latina: la desunión partidista popular.
Tras conocerse los resultados del escrutinio en que Cambiemos aparece triunfadora en todas las provincias, ante cámaras y micrófonos los entendidos intentaron, cada uno a su manera, explicar por qué ganó el partido del presidente Mauricio Macri, a quienes millones de personas en el país hostigaron por su política neoliberal en grandes manifestaciones durante la primera etapa de su mandato.
Ni siquiera la crisis gubernamental de 81 días por la desaparición forzosa del joven Santiago Maldonado, cuyo cadáver apareció horas antes de los comicios flotando en las heladas aguas del río Chubut, luego de ser capturado por la Gendarmería, menguaron la decisión popular.
Más de un 40 % de los sufragistas le dieron un voto de confianza al millonario empresario, como si hubiera que pasar lo peor —el neoliberalismo— para llegar a lo mejor —la pobreza, reformas, privatizaciones, represión, alianzas guerreristas, pero al parecer ya olvidaron esos tiempos no tan lejanos— y de los cuales Macri les ha brindado exquisitos botones de muestra desde 2015, cuando ganó por solo tres puntos porcentuales contra el candidato del oficialista Frente para la Victoria (FpV).
Pocas horas después de conocerse los resultados, rodeado de sus seguidores, el empresario convertido en jefe de gobierno de una de las naciones de mayor economía en América Latina, afirmó que renovaba su compromiso para cambiar el país “y remodelar la estructura económica y cultural” heredada de los 12 años de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Diciendo y haciendo. Menos de 24 horas después de celebrarse las legislativas, el gobierno macrista despertó a los argentinos con un nuevo “tarifazo”, por el que tantas protestas hubo el pasado año en su primera versión.
Los combustibles subieron 10 %, (las petroleras estaban habilitadas para hacerlo el día 1, pero a petición del oficialismo lo dejaron para el 23), gas (40 % ahora y 30 % más en abril), transporte, cuotas de mutuales médicas, y la electricidad en noviembre próximo.
Con una hoja de ruta trazada de antemano, Macri creó acuerdos antes de las elecciones para hacer aprobar en el Congreso Nacional, en la cual Cambiemos aun carece de mayoría en las dos Cámaras aunque subió el número de Diputados y Senadores, un llamado paquetazo de leyes: el Presupuesto de 2018, que se inclina por el endeudamiento del país para equiparar el déficit fiscal, subida de tarifas, reforma impositiva, blanqueo laboral y reforma jubilatoria.
Aun con el espaldarazo en las urnas, en términos legislativos Cambiemos reúne 109 de los 257 diputados y 24 de los 72 senadores, por lo que precisa unirse a otros partidos para lograr el quórum en las votaciones.
El gran golpe del pasado domingo lo recibieron los partidos peronistas, fragmentados y halando cada uno por su lado, como si no supieran que sin Cristina Fernández les será muy difícil articular un organismo sólido capaz de enfrentarse al macrismo y ganarle. Ahora perdieron, y si siguen en su postura en solitario, también lo harán en las presidenciales del 2019.
En junio pasado, la exmandataria, que fue con 3 400 000 sufragios la dirigente peronista más votada del país, fundó el partido Unidad Ciudadana, lo que la aleja de todas las tendencias del peronismo en la actualidad.
La exmandataria, como se esperaba, dada su popularidad, ganó su escaño en el Senado por la provincia de Buenos Aires, y aunque hasta ahora no ha dicho que aspirará a un nuevo mandato en la Casa Rosada, ella debía ser, si se logran otras condiciones de unidad interna en los 48 meses que faltan, la mejor opción para el peronismo perdedor.
O podría, por si misma, lanzar su candidatura por Unidad Ciudadana, que nace con el respaldo de la juventud argentina, uno de los pilares en que siempre se apoyó el peronismo.
La separación intestina caracteriza al peronismo como movimiento político surgido a mediados de la década de 1940 en torno a la figura de Juan Domingo Perón y un considerable número de sindicatos. Nació en la escena política argentina como Partido Laborista y luego Partido Peronista, renombrado Partido Justicialista.
En 2002-2003 el peronismo oficial se organizó a partir del liderazgo de Eduardo Duhalde (duhaldismo) y Néstor Kirchner (kirchnerismo), quienes se separaron en 2005.
El peronismo disidente, por su parte, se expresó en dos grandes tendencias encabezadas por Carlos Menem (menemismo) y los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá (adolfismo). Entre los disidente apareció desde un primer momento el líder sindical Luis Barrionuevo (ultramenemismo), quien en 2008 organizó un sindicato independiente denominado Central General de Trabajadores Azul y Blanco.
En 2003 también integraba la disidencia dentro de los partidarios de Menem el empresario Francisco De Narváez, después líder de su propia corriente. En 2009, De Narváez forjó una alianza con el Partido Propuesta Republicana, del ahora presidente Macri, que, con el nombre de Unión-PRO, triunfó en las elecciones legislativas de medio término en la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires, los dos principales distritos electorales del país.
Con un alto número de partidos y agrupaciones sindicales, al peronismo le es imposible actualmente alcanzar lugares de importancia en la política nacional.
Los kirchneristas y otras corrientes están conscientes del liderazgo de Fernández y les resultará difícil pensar siquiera en acercarse sin ella a la Casa Rosada. Los próximos meses serán definitorios para el dividido peronismo que parece olvidarse que los años 40 ya pasaron.
andres
25/10/17 12:57
Buen trabajo, parece que en argentina la población se ajusta más a los paquetazos que a las reformas que pudiera hacer el kirchnerismo ,los medios de difusión en manos de la oligarquía especulan y crean descontentos sobre la izquierda, pero el pueblo que siente las medidas Neoliberales al final …votan por lo ellas … que maravilla….no se ni que pensar .. parece que los que se afectan son una minoría en argentina o son MAZORQUISTA...usted que cree
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