Desde este lunes 24 y hasta el ocaso del mes en curso, el soberano español Felipe VI tratará, por tercera ocasión, el logro de un gobierno para un país carente de administración oficial desde diciembre pasado.
El monarca estaría realizando entonces nuevas consultas con los principales partidos políticos nacionales, con el fin de intentar consenso a favor de una figura que pueda encabezar el ejecutivo. De no logralo, España iniciaría noviembre con la disolución del Parlamento y la convocatoria por la corona a nuevos comicios generales para el cercano diciembre, en lo que sería la tercera ocasión que los votantes marchan a los colegios a colocar sus boletas para constituir gobierno.
Como se conoce, ninguna de las fuerzas políticas locales ha logrado la mayoría legislativa necesaria para formar gabinete por sí misma, luego de las dos citas electorales precedentes, ni tampoco pudieron establecer las coaliciones necesarias con ese fin. En todas las ocasiones el derechista Partido Popular, PP, y su líder, el hoy presidente interino Mariano Rajoy, sumaron mayoría parlamentaria, pero no en la cuantía necesaria que reconoce la ley para repetir otro período al frente de La Moncloa.
Por otro lado, las fuerzas de una izquierda con grandes matices internos tampoco lograron ponerse de acuerdo para acceder al gobierno cuando Felipe VI designó a Pedro Sánchez, entonces jefe del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, para que intentara encabezar una nueva administración.
Lo característico de esta tercera ronda de conversaciones, impulsada por la monarquía, resulta el hecho de que ese mismo PSOE enfrenta ahora un severo desgarramiento interno a cuenta, precisamente, del empeño de algunos de sus dirigentes de facilitarle a la derecha una vuelta al poder con el pretexto de que ya es hora de que el país cuente con un ejecutivo.
La disputa promovió la renuncia de Sánchez a la dirección del PSOE, y es la causante de serios signos de división en las filas socialistas entre aquellos que propugnan establecer una administración del PP como “único remedio”y los que se atienen a la anterior posición de vetar a Rajoy.
Estará por ver entonces qué se deriva de las consultas reales con las formaciones políticas en disputa, y como actuará el PSOE a la hora de una votación que pueda favorecer al PP.
Y justo en este último proceso, la actual dirección del PSOE ya dijo que se inclina por la abstención parlamentaria para no bloquear a Rajoy. De verse coartada esa posibilidad, podría también promover que, en una segunda vuelta, algunos de los diputados socialistas apoyen al aspirante del PP cuando solo requeriría de mayoría simple en el legislativo para decretarse vencedor.
Y si bien la derecha tiene grandes posibilidades de salir airosa en este prolongado lance de casi un año de duración, para el PSOE, su actual actitud y sus abismos internos podrían debilitarlo seriamente como segunda fuerza política nacional, ya que apuntalar a Rajoy tendría un elevado costo a escala de credibilidad entre muchos de sus militantes de base.
Tampoco la izquierda en su conjunto saldría bien parada, porque para no pocos ciudadanos no supo o no quiso dejar de lado sus posiciones encontradas a la hora de disputarle el gobierno a un PP corrupto y desgastado.
Ekidad
26/10/16 8:02
Los problemas del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) no llegan con Pedro Sánchez como quieren hacerlo ver los golpistas a su mandato. Ya desde Zapatero se comenzaron a ver estos errores con medidas antipopulares que empeoraron con su sucesor Rubalcaba y a quien le salta el 15-M (Protesta popular del 15 de mayo de 2011) como expresión de indignación ciudadana a los abusos de los poderosos, que ya venían en aumento y los ciudadanos no estaban dispuestos a admitirlas. Pedro Sánchez hereda un Partido corroído y con una autoridad encubierta que lo quieren utilizar como hombre de paja hasta que la Sra. Susana Díaz, Jefa de Andalucía y preferida de los conservadores, estuviera en condiciones de asumir todos los poderes en el Partido, él se da cuenta que lo quieren utilizar en intereses mezquinos y se revela por conseguir una nueva realidad para el PSOE. El final fue ejecutar un "Golpe" artero a la Dirección de Sánchez, mediante la transgresión de las normas democráticas conocidas y la instauración de una Dirección ilegítima en el PSOE, dispuesta a apoyar la continuación del Partido Conservador de Mariano Rajoy.
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