La eventual entrada de Bolivia este diciembre como miembro pleno del Mercado Común del Sur (MERCUSUR) —ya Venezuela lo hizo en julio pasado y posiblemente Ecuador en el 2013— fortalece la economía de la región latinoamericana, en contraste con la antigua Europa, que no logra encontrar el camino para salir de una crisis financiera sin precedentes.
El crecimiento del MERCOSUR, en un análisis somero, también ofrece a ese bloque, que nació hace 21 años como un acuerdo arancelario, la posibilidad de convertirse en el brazo económico de la Unión de Naciones Suramericanas, cuya función, cuando fue creada, poseía un carácter meramente político.
La historia del MERCOSUR comienza en Foz de Iguazú, Brasil, el 30 de noviembre de 1985. El tratado de creación fue firmado en Asunción el 26 de marzo de 1991. Como persona jurídica de Derecho Internacional fue reconocida en el Protocolo de Ouro Preto, suscrito en diciembre de 1994 y puesto en vigor el 15 de ese mes, un año después.
Este bloque suramericano, cuyos idiomas oficiales son el español, portugués y guaraní —llamado entonces también Mercado Comum do Sul y Ñemby Ñemuha— fue integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, este último suspendido a mediados de este año tras el derrocamiento del presidente Fernando Lugo por un golpe de Estado Parlamentario, no aceptado por la organización integracionista, al igual que lo hizo UNASUR. Con su postura anticonstitucional, los golpistas paraguayos violaron la Cláusula Democrática del Protocolo de Ushuaia.
La asimetría de los miembros fue en los comienzos una constante en los análisis y discusiones del grupo que encabezado por Brasil, como economía más fuerte, seguida de Argentina, tenía como socios a dos naciones pequeñas: Uruguay, y Paraguay, esta última una de las más pobres de la región suramericana, más aún en la actualidad que en aquellos años 80.
Sin embargo, las circunstancias históricas han cambiado en las naciones que formaron el bloque, ya que los gobiernos democráticos de sus miembros plenos —ahora con la excepción paraguaya—, poseen como principio la cooperación y la colaboración entre sus países y el acercamiento en igualdad de condiciones, entre ellos, y con otros bloques regionales e internacionales. Prima en MERCOSUR el concepto de complementariedad económica y no de competitividad. Tampoco sus integrantes han firmado Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
La conveniente entrada de Venezuela —quinto país exportador de petróleo a nivel mundial—, y ahora de Bolivia, cuyo presidente Evo Morales aceptó la invitación a integrarse al grupo con sus enormes riquezas en hidrocarburos —en especial gas natural que podría exportar a otros miembros— además de sus enormes producciones agrícolas y recursos naturales de gran valor, han dado un fuerte impulso al MERCOSUR, que será la quinta economía a nivel mundial
El grupo, en su conjunto, no solo es poderoso —con relación a Europa, por ejemplo— por su crecimiento anual, sino que posee un mercado de 300 millones de personas en 14 millones de kilómetros cuadrados de extensión; es el mayor productor de alimentos del planeta; cuenta con las terceras reservas de agua potable, en especial en el Acuífero Guaraní. Dispondrá de las mayores reservas probadas de petróleo y de las cuartas de gas natural, así como de un inmenso potencial hidroeléctrico, con algunas de las más poderosas represas del mundo, como Itaipú, Salto Grande, o Guri.
De ahí que la positiva respuesta de Bolivia —invitada a integrarse el pasado 20 de noviembre por el alto representante del MERCOSUR, Iván Ramalho, para dejar atrás su estado de miembro asociado— fuera recibida con beneplácito por Morales y su gobierno.
En tal sentido, el Presidente boliviano afirmó que el análisis en torno a la membresía plena al bloque estará en la agenda de la próxima cumbre presidencial del organismo, que se celebrará en Brasilia, capital del Brasil, el próximo fin de semana.
Morales precisó que “una de las razones para pertenecer al MERCOSUR es que no han firmado TLC con los norteamericanos, y señaló que lamentablemente en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), hay dos países que sí lo hicieron”. Más adelante añadió que “la propuesta que nos hacen es para que avancemos, estamos de acuerdo y mucho dependerá de los parlamentos", en alusión a que los cinco legislativos del resto de los socios deberá aprobar su entrada.
En un discurso televisivo, el Mandatario argumentó también que el Producto Interno Bruto de la CAN es de 279 millones de dólares, mientras el PIB del MERCOSUR está en mil 932 millones. “¿Cómo no podríamos estar en el mercado grande?” , se preguntó.
Mientras, Ecuador espera a la probable reelección del presidente Rafael Correa para aceptar la invitación de la dirección del ya poderoso organismo regional. Además, el gobierno de facto paraguayo, —cuyo Parlamento nunca aceptó la entrada de Venezuela y se niega a la de Bolivia, y de Ecuador, cuando le sea el turno— rumia de impotencia ante un crecimiento indeseado por la derecha de América Latina.
Mas, a su pesar, la región suramericana va entretejiendo una poderosa red integracionista cuyos resultados son palpables, no solo en lo económico, sino también en lo político y lo social. Doscientos años después de la independencia del colonialismo español, las tierras de América van dibujando otro mapa geopolítico que las aleja, cada vez más, del neocolonialismo estadounidense, el cual no tiene muchas posibilidades de prosperar, a pesar de sus consabidos planes de desestabilización y usurpación de los poderes democráticos, como intentaron hacer en Venezuela, Bolivia y Ecuador, y con mayor éxito a nivel institucional en Paraguay y Honduras.
MERCOSUR, sin dudas, deberá enfrentarse a importantes obstáculos. Tres de sus miembros asociados —Chile, Colombia y Perú— no clasifican como candidatos idóneos para seguir el rumbo de Venezuela y Bolivia. Estas naciones, donde ahora imperan gobiernos neoliberales, pertenecen a la “Alianza del Pacífico” agrupación regional auspiciada por Estados Unidos. Los intereses de las trasnacionales —nunca tranquilas en su afán de apoderarse de las economías soberanas—, también saldrán perjudicados, por ser los “dueños” de los gobiernos de derecha. Ello implica que pondrán trabas de todo tipo, al igual que Estados Unidos, para evitar la expansión del bloque hacia otras áreas de Latinoamérica.
No obstante, y en tiempo de una nueva era para la región, el Mercado suramericano sigue su crecimiento geopolítico de cara hacia el Centro-Oeste de Suramérica, y un refuerzo en la disponibilidad del bloque, lo cual brinda la garantía del respeto a la soberanía y la libertad en el área económica, no solo para sus miembros, sino para el resto de los gobiernos del área y del Caribe en su conjunto.
euclides
5/12/12 5:17
Falta Cuba en esta organização de países. Quiça não demora seu ingresso.
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