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lunes, 4 de noviembre de 2024

Haití, el futuro en las urnas

Cinco millones 800 mil haitianos están convocados a la elección del presidente del país...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 25/10/2015
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Haití, una nación empobrecida y sin muchas posibilidades de equilibrar la renta entre sus 10 millones de habitantes –un 48,7 de ellos analfabetos- vuelve a vivir este domingo un proceso electoral confuso, con 55 candidatos al cargo presidencial, y la segunda vuelta de parlamentarias, ya que en agosto pasado solo pudieron elegirse, en medio de grandes protestas, a cuatro de los 118 legisladores.

Siempre bajo la mirada atenta de los cascos azules de las Naciones Unidas –uno de cuyos soldados introdujo el ébola en la isla La española, que comparte con Santo Domingo-, observadores del CARICOM, la Organización de Estados Americanos (OEA)  y otras instituciones, tratará de encontrar al sustituto del mandatario Michel Martelly, quien por la Constitución Nacional no puede reelegirse en el cargo.

El costo de estos comicios ascendió a 68 millones de dólares, de los cuales 30 millones fueron aportados por el gobierno de Estados Unidos, con histórica injerencia en los asuntos internos de ese país, donde en dos ocasiones quitó del gobierno contra su voluntad al presidente electo democráticamente Jean Bertrand Aristíde.

La situación política en Haití es compleja, ya que las fórmulas electorales son presentadas de tal manera que resulta difícil entenderlas para un ciudadano común, peor si es iletrado. A ello se une la compra de votos y otras formas de soborno, lo cual impiden unos comicios transparentes.

O sea, el futuro de los haitianos dependerá del candidato con mayores riquezas y habilidades políticas, a no ser que haya alguna sorpresa. Es un círculo vicioso, alejado de una democracia verdadera y que hará casi imposible las proyecciones que en el ámbito internacional varios países, como Venezuela, Cuba y Ecuador, han tratado de llevar a esas tierras desoladas por la deforestación y el abandono, en la que la siembra es un lujo.

En la actualidad, Haití continúa como el país con mayor desigualdad de ingresos en el continente, y uno de los peores en el mundo. El 20% más rico de los hogares posee el 64% de los ingresos absolutos de la nación, y el 20% más pobre tiene solo el 1%. Aun así, y según cifras del Banco Mundial –cuyos expertos reconocen que no son sostenibles- se redujo entre 2000 y 2012 el porcentaje de personas que viven en la extrema pobreza -con un dólar o menos al día- del 31% al 24% a nivel nacional y del 20% al 5% en la zona de Puerto Príncipe.

Más de 200 mil personas salieron de la pobreza hasta ese año, según la institución bancaria. También hubo mejoras en la matrícula escolar, que subió del 78% al 90%, próximo a la meta de alcanzar la absoluta escolarización infantil. Sin embargo, son muchos los infantes que repiten curso o abandonan la escuela. Menos del 60 por ciento llega a terminar la primaria.

Cuenta con 15 mil 200 escuelas primarias, de las cuales el 90% son privadas, manejadas por comunidades, organizaciones religiosas u organizaciones no gubernamentales. Haití tiene la mayor proporción de adultos sin educación, en comparación con sus vecinos latinoamericanos y caribeños, siempre según el informe del Banco Mundial.

El alto nivel de vulnerabilidad de la población amenaza estas mejoras impulsadas por la ayuda internacional luego del devastador terremoto del 2010, las remesas de los inmigrantes y empleos surgidos en la reconstrucción del país. Cerca de 2,5 millones de haitianos no cubren sus necesidades básicas de alimentación, y un millón se encuentran en peligro de caer en la pobreza.

Al hambre que corroe a una gran parte de la población se une la violencia urbana, en los barrios y en las familias. En este entramado social de la pequeña nación de apenas 10 millones de habitantes se une la corrupción en todos los niveles, la droga y la prostitución. “Las opciones que se abren en el horizonte para nuestra juventud, son tan magras como desesperantes: unirse al hampa, aferrarse a un “jefe” o “encontrar una visa”, asegura el político y médico Dr. Jean Hénold Buteau en un artículo en Resumen Latinoamericano.

Las elecciones del domingo Las elecciones presidenciales y la segunda ronda de las legislativas de este domingo vienen precedidas de grandes manifestaciones que el pasado 9 de agosto causaron cinco muertos y centenares de heridos cuando reclaman la anulación de esas elecciones y la dimisión del presidente del órgano electoral Pierre Luis Opont.

Para expertos haitianos, las legislativas de hace tres meses resultaron las más fraudulentas de la democracia instaurada en el país tras la caída del dictador Jean Claude Duvalier en 1986. El analista político Fritz Dorvilier, sociólogo de la Universidad Estatal de Haití, se muestra escéptico respecto al Consejo Electoral. “Ha demostrado ser incompetente, y muchos observadores piensan que tiene intereses ocultos”, una acusación que se hace con cierta frecuencia a los funcionarios electorales en Haití.

Cinco millones 800 mil personas están convocados a las legislativas, que se efectuarán con casi cuatro años de retraso, dadas las discrepancias entre el gobierno de Martelly y la oposición. Deben ser elegidos 119 diputados y 20 senadores, (dos tercios del Senado), entre mil 855 candidatos inscriptos.

Los candidatos con mejores opciones En ese amplio universo de 55 políticos en pugna por la Primera Magistratura, solo tres aparecen con alguna posibilidad de pasar a una segunda vuelta, el 27 de diciembre próximo, ya que indicadores recientes prevén que ninguno alcanzará el 50 % de los votos válidos para declararlo ganador este domingo. Como favorito aparece Jude Celestín, del partido Liga Alternativa por el Progreso y la Emancipación Haitiana (Lapeh), quien fue director ejecutivo en el gobierno del presidente René Preval.

Con 53 años, recibió su educación en Haití y Suiza, donde se graduó como ingeniero mecánico. Es seguido por la juventud haitiana debido a su visión para la creación de fuentes de trabajo y la presentación de programas importantes para erradicar la delincuencia juvenil en el país.

Dotado de carisma y capacidad de liderazgo naturales, su mensaje es de paz, de promoción del trabajo en la agricultura, la formación técnica, así como la erradicación de la pobreza e insertar en la sociedad a miles de niños sin amparo filial mediante una adecuada educación.

En segundo lugar aparece el postulado por el oficialista Partido Haití Tet Kale (PHTK), Jovenel Moise, quien dice continuará la política del saliente Martelly respecto a la educación. Este candidato pretende restaurar la policía rural y reconstruir las Fuerzas Armadas, ahora inexistentes. En el orden económico pretende, según sus palabras, devolver la identidad y soberanía alimentaria a los haitianos.

También posee planes para el desarrollo turístico. Moise impulsó un programa agrícola de mil hectáreas sembradas de plátano para exportar, que garantiza el empleo de tres mil personas y en su campaña prometió crear 10 zonas de producción agrícola con un alto número de puestos de trabajo. Maryse Narcisse, la tercera colocada, es del opositor Partido Fanmi Lavalas. Graduada en Medicina, se ocupó de temas de salud durante la presidencia de Aristíde (1991; 1994-1996 y 2001-2004).

Coordinadora nacional del Programa Ampliado de Inmunización, Directora Ejecutiva de Educación y Desarrollo Recursos Humanos y Directora General en el Ministerio de Salud Pública y Población, fue secuestrada en 2006 y debió huir del país hasta 2006, cuando fue electo Preval.

La candidata, reconocida defensora de la democracia, planteó en su campaña el desarrollo de las comunidades más pobres y programas dirigidos a las mujeres haitianas. Para estos comicios están habilitados 13 mil 725 centros electorales en 10 departamentos del país. Sus puertas abrirán a las 06:00 hora local y cerrarán 12 horas más tarde.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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