El otro rollo de la película

Concluida días atrás la Convención del partido demócrata toca ahora, entre este lunes y el cercano jueves, la realización, también por los senderos virtuales, de la máxima cita de los delegados republicanos.

La reunión, con epicentro en la ciudad de Charlotte, dará su visto bueno al actual presidente y su segundo en sus aspiraciones de repetir en la Casa Blanca frente al intento opositor de colocar al binomio Joe Biden y Kamala Harris en esa instancia.

No obstante, más que “fiesta partidista”, el espectáculo republicano parece haber derivado hacia una mística auto santificación de Trump como el hombre indispensable en el timón del país.

De hecho, están programadas intervenciones púbicas de la primera dama Melania Trump y de cada uno de los hijos del mandatario. Asimismo el mismísimo candidato se reservó presentaciones conminatorias todos y cada uno de los días que dure el cónclave, para cerrar el jueves con su discurso de aceptación desde la Casa Blanca, rompiendo así con la vieja costumbre de no utilizar edificios oficiales para actos electoreros.

Otro toque intencionado instituye que la Convención se realizará bajo la chovinista temática general “Homenaje a la historia estadounidense”, y, según medios de prensa, con un eslogan para cada día: "Tierra de promesas" el lunes, "Tierra de oportunidades" el martes, "Tierra de héroes" el miércoles y "Tierra de grandeza" el jueves.

En pocas palabras “los Estados Unidos primero”, aun cuando en sus cuatro años de mandato, las promesas trumpistas en ese sentido andan por caminos torcidos e ineficaces.

El presidente no terminó con las “guerra estúpidas” en el exterior, no construyó el muro en la frontera con México ni obligó a las autoridades aztecas a pagar por la monumental obra.

Tampoco ha hecho al país más fuerte en la escena internacional (en todo caso es el más aislado gracias a las políticas hurañas y aberradas de la administración), ni mucho menos ha frenado a los colosos chino y ruso como principales obstáculos en el intento de imponer los cánones hegemónicos Made in USA.

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Por demás, los medios noticiosos hacen referencia a la característica clave que tendrán los mensajes y el tratamiento que reserva el ala trumpista de la Convención en su tratamiento hacia  determinados grupos de votantes de origen latino, así como en sus proyecciones hacia la política interna de los propios Estados Unidos.

Se trata de instar pública y abiertamente a mayor hostilidad hacia Cuba y Venezuela  como “peligros socialistas” hemisféricos, y hacia la presunta tendencia demócrata a “darle ala a grupos revoltosos y de izquierda” para instaurar un régimen de ese corte en la primera potencia capitalista.

Trump, desde luego, sería entonces el hombre indicado para coartar, con su prolongación en la Casa Blanca, las “malas influencia regionales” y la “blandenguería” política local frente a los que aspiran a un cambio radical de sistema en USA.

El podio de la Convención también estará abierta a “refugiados del comunismo” para que cuenten sus “desdichas” en sus naciones de origen, así como a personajes extremistas que, como el matrimonio  de Mark y Patricia McCloskey, “enfrentan cargos en Misuri por haber apuntado con una pistola y un rifle a los manifestantes que pasaron delante de su casa en junio”, en ocasión de las protestas antirracistas y contra la violencia policial de los últimas semanas en toda la Unión.

La tribuna virtual también será escenario para  dar rienda suelta a las aspiraciones presidenciales de varios políticos republicanos de “nueva generación”  de cara a las elecciones de 2024, como es el caso de Nikki Haley, la  ex embajadora norteamericana ante la ONU.

De manera que esas son las premisas y contenidos de la reunión del partido que postula a Donald Trump, un verdadero show reaccionario, absolutista,  e insolente, a tono con el “distinguido”  binomio que aparecerá en la boleta.