Los nacidos en las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado conocimos personajes como Tarzan, de gran fuerza y agilidad; Batman: un maestro en artes marciales, que usaba tecnología avanzada.
Otros eran Superman, con superpoderes como fuerza sobrehumana, volaba y tenía visión de rayos X; en tanto El Llanero Solitario conocido por nunca quitarse la máscara, y no matar sino solo desarmar a sus oponentes.
Aunque esos personajes suelen ser presentados como solitarios, estaban acompañados por aliados o compañeros en sus acciones: Tarzan tenía la compañía del elefante Tantor y el león dorado Jad-bal-ja, o Porter y el explorador Paul d’Arnot.
Batman fue famoso por tener de acompañante a Robin, y Superman era parte del equipo la Liga de la Justicia y contaba con apoyo de Supergirl, Steel y Krypto (su perro), mientras El Llanero Solitario era inseparable de Tonto, quien lo secuncaba en todas sus aventuras.
Así que, lejos de ser verdaderamente solitarios, estos personajes contaban con amigos, aliados o compañeros clave en sus historias y misiones, lo cual viene a la mente en un contexto donde cada vez hay más personas envejecidas y que por innumerables motivos viven solos.
Tales personajes de ficción a los cuales sus creadores dotaron de los más asombrosos recursos con los que era fácil creer que podían vivir en soledad, no deben ser tomados como modelo para estar aislados, en primer lugar, porque ellos no lo estaban.
Entre todos ellos, el veamos el ejemplo de Batman que podría ser el mejor patrón, pues independientemente de sus habilidades, el hombre murciélago se auxiliaba de todos los adelantos científico-técnicos de su época.
Hay numerosas razones por las que una persona de avanzada edad puede quedarse solo en una vivienda donde antes había tres o más familiares, y ya no se trata de casos aislados, sino que es tendencia creciente.
También abundan las causas por las cuales alguien que dedicó 40, 50 o más años de su vida a trabajar, se va quedando sin compañeros de su centro laboral, y el círculo de amistades se reduce porque no encuentra a otros con sus mismos intereses.
Para evitar situaciones tristes y desagradables, en otros tiempos se le daba la llave de la casa a un vecino o alguien de confianza, aunque residiera a alguna distancia, y hoy esa práctica sigue siendo válida, pero hay una riqueza de otros recursos gracias al desarrollo tecnológico.
El teléfono fijo y el celular con datos móviles pueden ser útiles para crear una comunidad activa mediante intercambio de mensajes cuyo contenido sea el mismo de las charlas en las tertulias que otrora se sostenían en parques o cualquier esquina.
Tales interacciones son terreno fértil para crear una red de apoyo entre sí, pero no tienen que desanimarse quienes no puedan o rechacen las nuevas tecnologías, pues en el contacto personal se cultivan relaciones para conseguir apoyo emocional.
Y también aquellos vínculos cara a cara ya muy difíciles porque la edad y la carencia de transporte público lo obstaculizan, se pueden establecer en un radio de acción reducido, pero para lograr esa comunicación en terreno tan escabroso, lo primero es tenerlo como objetivo.
Y hablando de personajes obligados a la soledad por las circunstancias, está Robinson Crusoe quien estuvo solo hasta que llegó su acompañante al que bautizó como Viernes porque lo conoció ese día de la semana.
Por tanto, para vivir en soledad sin algunas de las tristezas que se asocian con esa situación, tenemos siete jornadas para encontrar a nuestro lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Pero… hay que buscarlos, no llegan espontáneamente…
- Consulte además: Soledad, pero sin aislamiento social

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