Israel se encuentra actualmente en estado de caos y confusión debido al peligroso deterioro de la situación de seguridad. Las operaciones palestinas, la ira popular y las protestas en Jerusalén ocupada, en Cisjordania y en la Franja de Gaza, así como en los territorios palestinos ocupados en 1948 (Israel) están teniendo una repercusión sintomática. La economía de Israel no se ha librado de la última respuesta palestina a la brutal ocupación militar israelí. De hecho, la “Intifada de Jerusalén” ha tenido, y es probable que tenga aún un impacto mayor en la economía israelí y que los sectores público y privado se vean afectados al igual que ocurrió en las intifadas anteriores. Los levantamientos populares palestinos han tenido efectos negativos tangibles sobre las instituciones israelíes, las instalaciones, los servicios, así como sobre sus beneficios, llegando incluso a paralizar total o parcialmente algunos de ellos. Esto ha coadyuvado finalmente a un deterioro gradual de la economía israelí empujándola lentamente hacia la recesión.
Informes económicos israelíes han revelado la magnitud que alcanzarán los daños en caso de que la Intifada de Jerusalén continúe al mismo ritmo en sólo dos meses. Según el periódico Makor Rishon, sólo un mes de intifada costaría a Israel alrededor de 1,3 millones de dólares de la renta nacional, la mayor parte en pérdidas de ingresos del sector turístico. Así ha ocurrido ya en Jerusalén donde las reservas de hoteles en octubre han disminuido hasta el 50%. Dos meses de levantamiento marcado por apuñalamientos, ataques y tiroteos le costaría a Israel alrededor de 2.7 millones de dólares en pérdidas directas e indirectas. Esto plantea una grave amenaza para su economía en general, máxime porque puede conducirlo hacia la recesión. La publicación citada informa además de que el gobierno ha asignado 1.1 millones de dólares para cubrir el coste adicional que tendrá que asumir el ejército y la policía para hacer frente al levantamiento.
El uso de tarjetas de crédito ha disminuido en un 11% desde principios de este mes. Ello se atribuye a que muchos israelíes se quedan en casa o compran en tiendas vecinales pagando en efectivo. El analista económico Ayelet Nir afrima que la falta de seguridad que perciben los israelíes se ha reflejado en la recesión. En las dos últimas semanas se han producido mayores pérdidas en el mercado israelí que durante el verano de 2014, aunque en aquel momento no fuera a causa de un levantamiento popular sino de una verdadera guerra lanzada por Israel en su ofensiva contra Gaza.
El profesor Avi Ben-Bassat, ex Director general del Ministerio de Hacienda, ha advertido que Israel se enfrenta a graves perjuicios económicos. Según él, esta intifada y las consiguientes operaciones han llegado en un momento en que la economía israelí crece a un ritmo lento y las inversiones están sufriendo un fuerte descenso.
El impacto y las repercusiones de la Intifada de Jerusalén se pueden clasificar en directas e indirectas. Las primeras afectan a la interrupción de la producción, así como al turismo nacional y extranjero. El número de turistas que llegan a Israel se ha reducido; las reservas de hotel han caído y las pequeñas empresas de catering para turistas se enfrentan al cierre. Asimismo se están viendo afectados la actuación del mercado de valores, la economía de servicios y el transporte público y el de mercancías en todo el país. Ha habido que reclutar a 300 policías adicionales para proteger los autobuses, con los costes adicionales que de ello se deriva. Además, la economía se ve afectada también directamente por los costes adicionales que ha de asumir el gobierno para vigilar el levantamiento llamando a filas a los reservistas del ejército. Por otra parte, muchas empresas han cerrado, sobre todo en Jerusalén, lo que tiene un efecto directo sobre el PIB de Israel.
El impacto negativo de la intifada no se limita a la economía. También afecta al sector de la educación, especialmente a la educación religiosa en Jerusalén. Se han cerrado decenas de escuelas porque los estudiantes han dejado de asistir a las clases; algunas ciudades han reducido el número de horas lectivas diarias y los autobuses escolares van escoltados.
Indirectamente, los efectos de la intifada han provocado que los círculos económicos alerten de la previsible caída de la confianza y la satisfacción de los inversores extranjeros. La falta de un entorno económico estable moverá a que los inversores se orienten hacia otros lugares debido a la falta de seguridad en los territorios ocupados.
Nadie niega que en comparación con las economías de su entorno y las de los países capitalistas desarrollados, la economía israelí está en auge con un crecimiento anual del 5%. Sin embargo, la de Israel es una economía a la que le afectan de inmediato los acontecimientos diarios. Responde inmediatamente a las variables políticas y a los cambios, así como a los incidentes de seguridad, y a las variables de tiempo y lugar. Por lo tanto, a pesar de su relativamente alta tasa de crecimiento, es posible que si la intifada continúa caiga en picado repentinamente a niveles muy bajos y esto tendrá un impacto económico y psicológico en los ciudadanos israelíes.
En resumen, la Intifada de Jerusalén ya está teniendo un impacto negativo en la economía israelí. El gobierno teme que si continua se perderá la confianza en la coalición gobernante. Aunque algunos creen que las pérdidas sufridas por Israel como resultado del levantamiento o de acontecimientos similares se pueden compensar con un mayor apoyo de Estados Unidos (y que por lo tanto la pérdida de un millón aquí o allí no genera un problema importante) hay que tener en cuenta que está en juego la confianza en Israel como un seguro oasis democrático. Igualmente, no es fácil cuantificar el daño psicológico. Sugerir que Israel es el país ideal para invertir en la producción de bienes que lleguen al gran mercado que representa el mundo árabe es una falacia. Probablemente los efectos y el impacto de la intifada serán devastadores para Israel en todos los sentidos y no sólo económicamente.
Traducido del árabe por Palsawa, 22 de octubre de 2015
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