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domingo, 17 de noviembre de 2024

El cierre del show

Trump puede ser “inocente” del juicio político en su contra, gracias al apoyo de la mayoría republicana en el Congreso de la Unión...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 05/02/2020
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Impeachment-Trump-exculpacion-juicio político
El Congreso gringo está por cerrar el caso Trump, y concluye bien lejos de haber hecho lo que debía.

A menos que a última hora se “caiga el mundo” (como ya escribimos una vez), el presidente Donald Trump saldrá airoso este miércoles 5 de febrero del juicio político en su contra, gracias al apoyo de la mayoría republicana en el Congreso de la Unión.

El proceso que se inició el pasado 21 de enero, impulsado por la Cámara de Representantes, en manos demócratas, formuló dos acusaciones claves: abuso de poder y posterior obstrucción de las investigaciones legislativas.

Como se sabe, concretamente Trump fue inculpado de presionar al gobierno de Ucrania con la amenaza de no remitirle una prometida ayuda militar, si Kiev no iniciaba investigaciones acerca de la presunta conducta corrupta del hijo del aspirante demócrata a la presidencia Joe Biden, ligado el primero a empresas energéticas de aquella nación europea. Luego, el inquilino de la Casa Blanca hizo todo lo que estaba a su alcance para frustrar inquisitorias y averiguaciones y anular la cita de testigos sobre el caso.

Con todo, una resultante de los enfrentamientos entre acusadores y acusado es el incisivo sabor a disputa electoral que ha caracterizado al reality show en que han devenido las sesiones, matizadas por caras de aburrimiento, crucigramas, posiciones caprichosas, dulces e infusiones al por mayor, y la evidente ausencia de preocupación por reconocer la verdad y aplicar la ley.

Según los más diversos analistas, el famoso impeachment contra Trump, y su cercana exculpación pese a la lista de pruebas que lo sindican, ponen en claro que no es precisamente la decencia política lo que rige la vida institucional estadounidense.

Mucho menos cuando está a la luz pública el hecho claro de que cualquier fracción política mayoritaria en el Congreso puede darse el gusto de hacer lo que le venga en ganas por encima de toda circunstancia. Porque en semejante contexto, ni siquiera ha existido el intento de poner en juego un mínimo de afeites demagógicos que den a los incautos trigo para seguir creyendo en un Capitolio comprometido seria y responsablemente con la “pureza” de la nación.

En consecuencia, la fórmula a las puertas de las elecciones generales está clara: los demócratas hicieron todo por desacreditar y dejar en el camino a un incómodo, díscolo y soberbio ejecutivo que bien puede adjudicarse un segundo período de gobierno, mientras que los republicanos le protegieron y preservaron por encima de las evidencias y las cartas bajo la manga presentadas en su contra.

Al final, el peso de la matemática y no el de los principios y valores que dicen proteger, defender y honrar, resultó la clave de la disputa.

Con todo, la bronca no para ante lo que está en juego en noviembre, de ahí que los demócratas acusen ahora a los republicanos de “obstrucción de la justicia” a escala parlamentaria por negar la presencia de testigos en la sala y acelerar a fondo la conclusión del juicio, al tiempo que los segundos revindican que nada de lo que Trump ha ejecutado hasta el presente justifica aplicarle un “castigo”, mucho menos el de abandono definitivo de sus funciones en la Oficina Oval.

Mientras, lo que a estas alturas va quedando para el “gran público” al cierre del “teatro legislativo”, no es otra cosa que esperar por las consecuencias buenas o malas que para ambos bandos puede tener todo este alboroto en la lucha por acaparar dentro de diez meses la presidencia del país. ¿Y la legalidad?... pues otra vez chao, chao y chao…


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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