Quienes deciden si quieren u odian a un personaje son los televidentes

Armando Miguel Gómez, así como Víctor, dice lo que piensa sin tapujos, mirando a los ojos, con una espontaneidad tal que puede dejar sin palabras a quien lo escucha. Pero solo en eso se semejan el actor y el doctor que encarna en la novela cubana Tú, que transmite actualmente el canal Cubavisión.

“Uno trata de humanizar al personaje, por tanto, este siempre tiene gestos de quien lo interpreta, pero la psicología de Víctor no tiene nada que ver conmigo. Pienso que si nos parecemos en algo es a la hora de ser directos, tajantes y sin pelos en la lengua”.

Armando Miguel y Lester Hamlet —el director de esta producción— se veían “de festival (de cine) en festival. Desde hacía muchísimo tiempo queríamos trabajar juntos”, por eso cuando este último llamó al joven actor para decirle que iba a dirigir una novela y que le gustaría que estuviese, la respuesta fue instantánea y afirmativa.

“En cuanto me habló de Víctor me gustó. Me gustan los personajes negativos. Este en algún momento pasa a ser, irónicamente, un tanto víctima. Más adelante hay un punto de giro significativo, pero quienes deciden si quererlo u odiarlo son los televidentes, ellos son los jueces. Hay parte de la historia que el público no ve. La caracterización que el actor hace para entrar en el personaje no se muestra en la pantalla”.

El doctor llegado desde Matanzas para ocupar el puesto de Yoan Luis (Gabriel Wood Barranco) en la consulta y en las cirugías de implante coclear fue sacado de su zona de confort, tuvo que pasar por procesos de selección para llegar a La Habana y ya sabemos qué ocurre cuando su antagonista resuelve no viajar. A ello se debe su hosquedad y aspereza en el trato con los demás médicos.

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En cambio, Mandy, como le dicen todos, es “un tipo sabroso, un soñador, un jodedor, muy familiar. Le gusta mucho su trabajo, estar rodeado de amigos, divertirse, cocinar”.  La preparación para asumir ese rol fue “básicamente conversando con Lester, proponiendo, porque lamentablemente cuando vamos a hacer un personaje los actores cubanos no tenemos la posibilidad de que la producción nos coordine estar un tiempo viendo, palpando, nutriéndonos de esa verdad y esa realidad”.

“El reto es siempre tratar de hacerlo lo mejor posible. Con Lester se trabaja muy cómodo. Él defiende, cuida y se preocupa por los actores y el equipo de producción, y eso se agradece muchísimo”.  

En la esquina de su cama hay una guitarra, aunque él no la sabe tocar. De niño quiso ser músico, deportista. “Pero no se dio. Mi título es de mecánica automotriz, no obstante, si me llaman para desarmar un carro, tienen que buscar a otro para que lo arme”.

Y es que lo suyo es la actuación. Ha demostrado su talento y versatilidad desde que por azares de la vida llegó al grupo Olga Alonso con el director Humberto Rodríguez, a quien considera “gran formador de actores de este país”.

“Siempre fui el payaso del aula, me gustaba hacer chistes. Entré al grupo y no sabía ni leer. A partir de ahí me fui enamorando de este trabajo y ya hoy no puedo vivir si él”.

A Armando Miguel lo hemos visto poco en televisión. Luego de la novela Aquí estamos —su debut en la pequeña pantalla— y la serie Adrenalina 360, comenzó su vertiginosa carrera en el cine, donde cuenta con alrededor de una decena de películas. “Llegar al cine y mantenerse es una bendición, y que sigan contando con uno… una suerte”.

Precisamente entre sus nuevos proyectos se encuentran tres producciones cinematográficas. “Hace poco terminé AM-PM, del director Alejandro Gil, un filme muy humano donde trabajé de tú a tú con Enrique Molina, lamentablemente fue lo último que hizo. Después tuve el privilegio de que Fernando Pérez me llamara para una película. Ambas cintas están en proceso de edición. Dentro de un mes empiezo a filmar una película que es una sátira”.

“Marlon Brando dijo que un actor empieza a serlo y a entender ese mundo hermoso cuando lleva diez años en él. Yo llevo once, estoy comenzando, me faltan todos los sueños por cumplir”.