"Martí y la espiritualidad ha sido un tema, aunque esencial, poco tratado dentro de la vida de nuestro Apóstol, quien siempre abogó por una educación laica, nunca atea, ni católica, ni anti-católica …sino laica. Él siempre enfatizó en que las ideas son adquiridas, es decir, si su padre es cristiano, los hijos podrían serlo también (…) Pero, a la vez, la religión no es una idea. Al decir de Martí, es un sentimiento confuso, pero imponente. Algo que han tenido todos los hombres y todos los pueblos desde hace muchísimos años".
Así expresó la laureada escritora cubana Fina García Marruz, durante el Taller "José Martí y la espiritualidad", efectuado en el "Centro de Estudios Martianos" de esta capital, que reunió a un grupo de académicos y estudiosos del tema con el objetivo de propiciar el intercambio desde diferentes posiciones cosmovisivas sobre la espiritualidad en nuestro Héroe Nacional.
Acerca de la definición de "lo confuso" en Martí referido a dicho tema, García Marruz dijo que "es el estado en específico de confusión que presenta cualquier joven ante la polémica de la existencia de un dios, algo que resulta impreciso en el sentido de que un griego habla de Zeus, un árabe de Alá y un latinoamericano (incluidos los cubanos) evoca a dios. Se presenta en distintos nombres pero siempre es y será el mismo.
"La religión es innata en todos los hombres y en todos los pueblos que han existido", puntualizó y agregó seguidamente que "esto hay que tenerlo muy en cuenta para que no tienda a confusión alguna. (…) Pues si se le infiere el mismo nombre a dos o varias cuestiones completamente distintas, es muy difícil que exista alguna comprensión (…) Y todo ello está bien dilucidado en Martí, quien siempre manifestó que nunca podría pertenecer a una iglesia determinada, porque son muchas y que siempre sería "cristiano sencilla y profundamente: mi sangre por la sangre de los demás. Y esto es cristianismo".
La también Fundadora del Grupo Orígenes resaltó la figura del revolucionario y martiano Armando Hart Dávalos quien logró aunar durante un período convulso de ideas y conceptos en el país "a los intelectuales cubanos de distintas creencias y religiones, a los intelectuales honestos en general, bajo una máxima: el que hace bien o vive como se debe, es religioso. Proyección fundamental para el desarrollo y fortalecimiento de la Cultura cubana".
Evocó asimismo la máxima de Jesucrito de ¡Creced y multiplicaos!, algo que "nuestro José Martí llevó a vías de hecho a partir de la labor de unidad que realizó entre los patriotas de ambas contiendas independentistas —Guerra del 68 y la llamada Guerra necesaria o Guerra del 95—, junto a los pinos nuevos, semillas de una Nación independiente".
García Marruz subrayó asimismo que "una ciencia que sea tanto del bien como del mal, no es una ciencia, y esto lo estamos corroborando en el mundo actual con la existencia y proliferación de tantas armas peligrosas (…) Es por todo ello que hay que recordar todo lo dicho y escrito por Martí".
Recordó seguidamente la figura de Fidel "de su educación en un colegio religioso y del fervor religioso y el apoyo de la madre de éste", cuando él decidió marchar a realizar nuestra guerra de liberación nacional.
En otra parte de su intervención, la poetisa cubana destacó que, en el caso de nuestros Cinco Héroes presos injustamente en cárceles de Estados Unidos, "hay que rememorar siempre a Martí quien dijo que existieron cinco siglos puros de iglesia… y en los que los primeros antiimperialistas fueron los cristianos (…) Todo lo compartían entre ellos. Eran hermanos.
"(…) El tema de la espiritualidad me apasiona muchísimo; a tal punto que, a veces, me extiendo en él más de lo debido", concluyó.
DOCTOR DIEGO GONZÁLEZ
"José Martí recibió diversas influencias filosóficas durante el transcurso de su vida. En sus primeros años, la influencia cristiana por parte de sus padres y el pensamiento independentista de su maestro Rafael María de Mendive, quien fue discípulo y seguidor a su vez de las ideas de José de la Luz y Caballero. En su juventud durante el destierro en España y, en especial durante su estancia en Estados Unidos, donde coincidió con las ideas del filósofo norteamericano Emerson", explicó el doctor Diego González durante un interesante análisis acerca del tema en cuestión.
"Si reconsideramos la esencia del pensamiento filosófico martiano que continúa la esencia del ideario de Varela y de Luz, éste constituye la integración y penetración recíproca del pensamiento científico basado en los hechos y en la práctica, con la concepción religiosa, con la creencia en dios y en la vida ultraterrena, dirigido todo ello a alentar y aliviar al ser humano", apuntó para especificar seguidamente que "la apertura del pensamiento martiano al conocimiento científico se basa en los hechos y en la práctica transformadora. Sus juicios filosóficos —comprendidos entre 1877 y 1878—, abarcan según Martí: "(…) al estudio del mundo tangible se le ha llamado Física y al intangible, Metafísica. La exageración de aquella escuela se llama Materialismo y corre con el nombre de Espiritualismo la exageración de la segunda. Todas las escuelas filosóficas pueden considerarse en estas dos. Aristóteles vio el medio científico que ha llevado tanto a la escuela física; Platón y el divino Jesús tuvieron el purísimo espíritu y fe en otra vida que hacen tan poética durable la escuela Metafísica. Las dos unidas, son la verdad. Cada una es sólo una parte de la verdad (…) No es necesario fingir a dios de que se le puede orar; por medio de la ciencia se llega a dios. No a dios como hombre productor, sino a dios como inmenso mar y destino".
En otra parte de su intervención el académico cubano puntualizó en que "Martí habla de dos mundos. Uno, el mundo que nos da la ciencia y el otro, el relativo a la perdurabilidad y trascendencia de la vida, o sea, al mundo de dios, del cielo, y de la inmortalidad del alma humana (…) Así, en el pensamiento filosófico martiano se observa la tendencia a integrar lo religioso en su diferencia y penetración recíproca, afirmando la existencia de dios y la inmortalidad del alma. Concibe el pensamiento científico y el religioso como dos afectos diferentes y unidos a la vez dentro de su convicción filosófica, pero ambos penetrados recíprocamente.
"Entendemos por concepción científica del pensamiento filosófico martiano a todas aquellas reflexiones e ideas que se fundamentan y comprueban en experiencias, observaciones y experimentos, y que se refieren a la realidad de la naturaleza y del ser humano. Las llamadas verdades de la razón", acotó.
Ante la interrogante acerca de la relación existente entre filosofía marxista-leninista y espiritualidad religiosa de Martí enfatizó que "la Revolución cubana es marxista y martiana; sin embargo, la filosofía marxista establece el ateísmo científico que entra en antagonismo con la religiosidad martiana. Actualmente, y teniendo en cuenta la marcha del movimiento revolucionario mundial, el importante lugar de los creyentes y sobre todo la obra filosófica de El Maestro, se impone la necesidad de desarrollar la filosofía marxista; mas este desarrollo debe destacar la necesaria unidad dialéctica y armónica de la concepción científica y moral del mundo.
La primera se concentra en la fundamentación e interpretación dialéctica y fiel de los hechos que nos brinda el discurso histórico de la ciencia. Este es el materialismo dialéctico e histórico, pero enriquecido a partir de la filosofía y el énfasis martiano en la importancia de la subjetividad (…) Pensamos que no resulta suficiente una concepción científica del mundo. Es necesario reelaborar una interpretación filosófica del mundo que fundamente la moral, la lucha por el progreso y que ambas concepciones se interrelacionen.
Esta concepción moral del mundo deberá dar libertad al hombre para que acoja una interpretación materialista o idealista acorde a su educación y creencia. Puede ser una concepción moral materialista dialéctica dirigida al bien de la patria y la humanidad, y que conciba la inmortalidad como la obra del bien realizada en vida por su identificación con la tendencia eterna al desarrollo de la realidad material y espiritual en perenne lucha con su opuesto. Pensamos que el bien es la tendencia hacia el desarrollo del mundo real (…) Puede ser una concepción idealista, creyente en dios y en el alma inmortal —planteada por Martí en su nueva religión— que lleve hacia la ciencia y la práctica de la virtud. (…) Esta es la gran importancia y el valor positivo y útil que tiene en estos momentos históricos (y para siempre) la nueva religión de Martí. De esta manera puede él unirse filosóficamente en su espiritualidad en la lucha por el bien, como herramienta ideológica fundamental para salvar a la humanidad."
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