Cirilo Villaverde, figura mayor de nuestra literatura, nació en un ingenio de Pinar del Río, el 28 de octubre de 1812, por lo que estamos ante el bicentenario del primer novelista cubano, como viene publicándose últimamente.
Ciento un años antes, en 1711, Fray Jerónimo Valdés y Sierra, un sacerdote elevado al rango de obispo de Cuba, trabajador y de iniciativa, realizó uno de los sueños de su antecesor, el diligente Compostela: La fundación en el Convento de Santa Teresa de la Casa Cuna destinada a los niños expósitos.
La así llamada devino de Beneficencia y Maternidad, situada en San Lázaro y Belascoaín, duró prácticamente hasta el triunfo de la Revolución. Niños de la Beneficencia eran los que cantaban los números de la lotería, ya que supuestamente ésta sostenía tal institución. En realidad la lotería sirvió a los politiqueros de todas las épocas para negocios tan colosales como espurios.
En su tiempo, la Beneficencia tuvo un torno inserto en la pared que daba a la calle Belascoaín. Allí se depositaba a los niños. Estos, salvo que se explicara otra cosa, adoptaban el apellido Valdés del fundador, de ahí, el que el novelista dio al personaje de su máxima novela. Cecilia estuvo poco tiempo en la Beneficencia, el padre, Cándido Gamboa, la llevó allí precisamente a adquirir el apellido, ya que no podía darle el suyo. El lugar prestó servicios durante largos años. El poeta Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, sacrificado entre los condenados por la llamada Conspiración de la Escalera, estuvo en la Beneficencia de donde le vino el apellido que nunca cambió.
Si decimos que Villaverde es nuestro primer novelista no señalamos que fuese suya la primera novela hecha entre nosotros, sino que fue el primero de continuado ejercicio en la novelística. Nos legó obras como Excursión a Vuelta Abajo, La Joven de la Flecha de Oro, Dos Amores, etc., alguna de las cuales han conservado interés a través del tiempo.
Nacido en Pinar del Río, fue curiosamente el escritor que dejó un testimonio más certero y. a veces, amoroso, de la capital habanera. Perteneció en sus años jóvenes al circulo de Domingo del Monte y como tal, tuvo junto el aliento para la escritura y la visión cultural y criolla de aquél, los prejuicios y acondicionamientos característicos con relación a Plácido y otros personaje de la época. Posteriormente, vinculado al movimiento revolucionario, fue condenado por España y fugitivo, se exiló en Estados Unidos, donde vivió largos años, principalmente como maestro. Su novela fundamental, Cecilia Valdés, conoció una versión inicial, breve, en 1839. Publicó posteriormente la primera parte, y solo en 1882 dio a conocer la obra completa. Estuvo en todo momento junto a la causa revolucionaria.
Villaverde falleció en 1894. Martí escribió en Patria: “dio a Cuba su sangre y una inolvidable novela… su nombre era como una leyenda”.
El interés de los lectores ha sido fiel a la novela de Villaverde. Tuvo éxito desde su aparición. Tras el triunfo de a Revolución han aparecido ediciones de la novela prácticamente cada año. Puede afirmarse que no hay otra de ese género que aventaje a Cecilia. Ninguna obra del XIX, salvo las de Martí, han merecido tan constante y renovada atención.
Una cubana mulata encarnó varias veces este personaje en el teatro lírico, su nombre: Alina Sánchez
En el cine fue llevada como una versión libre por la actriz cubana Daysi Granados y el actor español Imanol Árias
El ballet también le dedicó una versión.
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