Benny Moré era un excelente cocinero y amante de la buena comida criolla; desde niño se crió entre negras exesclavas que dominaban los secretos gastronómicos.
Según informaciones de su hermano Teodoro, el Benny “asaba (las jutías) con pedacitos de caña de azúcar para matizarle el amargor”, era “enfermo a ese animalito del monte”. El genial músico popular practicaba la pesca, especialmente con red y jamo, y la incluía entre sus comidas preferidas; además de la jutía y los mariscos, preparaba un raro condumio lucumí: yuca con harina de castilla, grasa y bolas de maní. También plátano con chicharrones y mucho quimbombó.
Una de sus tías le preparaba un arroz con bacalao entomatado.
Adoraba manjares como lechón asado, tasajo, bacalao, quimbombó, arroz con camarones, ajiaco. En México aprendió a comer con picante; al Rabo Encendido lo aderezaba con mucho, muy perjudicial para su enfermedad hepática.
Gustaba visitar, tarde en la noche, a su pariente el negro Congo (Armenteros), en Catalina de Güines. Hablo del lugar donde se expendían las “Butifarras del Congo”, que inspiró a Ignacio Piñeiro en 1932 a componer Échale salsita, el son que sazonó la salsa latina de la década de 1960.
El investigador Lino Betancourt me contaba que Benny comía las butifarras agachado. Mientras, hacía cuentos ingeniosos de negros esclavos africanos. Esa manera de contar cuentos agachado es costumbre guajira.
Muchos desconocen que Benny era muy amante de la comida china (hecha en Cuba), comía el arroz frito, tapita y pao, en el restaurante El Pacífico, de Rayo y San Nicolás, en el Barrio Chino Habanero. Ese arroz frito también lo degustaba en la Plaza del Vapor, donde a veces llegaba tarde en la noche, después de sus presentaciones en el cabaret Ali Bar. En su casa preparaba el arroz frito con lechón asado, carne ahumada, mariscos abundantes, pollo, jamón, frijolitos chinos, cebollino y la infaltable salsa china.
En su casa mantenía un patio que llamada “El Conuco”, donde atendía personalmente a los cerdos y a las gallinas y demás animalitos, a los cuales les ponía nombre de artistas famosos.
Teodoro recordaba que cuando eran niños ellos tenían que llevar “cantinas” de comida, al central azucarero Caracas. “Nos pagaban solamente diez centavos por cada cantina, mañana y tarde. Nos alimentábamos con el olor de las comidas que llevábamos. Benny me decía que algún día cocinaría esas comidas hechas en su propia cocina”.
“Mono” Pérez, un empresario panameño que contrataba las presentaciones del Benny, fue invitado por el sonero cubano a comer en su casita en La Cumbre, en la zona del Caballo Blanco. “Comí hasta hartarme, porque sinceramente, estaba muy sabrosa. Creí lo justo darle las gracias a su esposa Iraida, que nos sirvió la gran cena. El Benny saltó con expresión autoritaria y me dijo que quien había preparado la comida era él y no ella. Iraida confirmó lo dicho por el Benny. Benny insistió varias veces en ser el cocinero de la exquisita comida. Eso sucedió el 3 de noviembre de 1953, a solo tres meses de creada su Banda Gigante”.
En febrero de 1954 Benny arriba al aeropuerto de Tocumén, Panamá, y le traía un regalo a la mamá del “Mono” Pérez. Al llegar a la casa pidió un delantal y se puso a cocinar una apetitosa comida criolla. Los comensales le preguntaron que cómo había aprendido a cocinar tan bien.
“Mi mamá me enseñó cuando aún era un chiquillo, para que le cocinara a mis hermanitos menores cuando ella estuviera trabajando en la calle. Después he mejorado, debido a que mis amistades me han dado recetas y recomendaciones, pero yo aprendí desde niño. Nosotros pasamos muchas vicisitudes y tuvimos que comer candela, la vida de los pobres es muy dura”.
La madre de Benny, Virginia, contaba que desde niño Benny estuvo muy ligado a la tierra, donde sembraba las viandas que tiempo después el mismo cocinaba. “Benny —agrega Virginia-, mientras sembraba, cantaba canciones de moda”.
“Las canciones me las aprendía enseguida —continúa exponiendo Benny-. Yo creo que así nació mi afición por la agricultura, las buenas comidas y el canto. Y de verdad que siento mucho placer sembrando mis cositas en los canteros de mi conuco para después hacer mis propias comidas”.
“En una ocasión —sigue contando el “Mono” Pérez-, traje dos patos y el Benny iba a cocinar uno de ellos y mi padre el otro. Mientras cocinaban los dos, cada uno iba haciendo cuentos tradicionales de su país. Benny contó una anécdota de horror y misterio, de un muerto que revivió dentro del ataúd, saltó y salió huyendo y no se supo que se hizo del muerto. Mi papá lo catalogó como una gran mentira. Total, que los patos se convirtieron en un ‘mazacote’, hasta los huesos se habían desintegrado”.
La actriz Odalys Fuentes me reveló que Benny le enseñó una receta ideal para mantener la voz y resistir la ingestión de alcohol. “Comer huevos pasados por agua, con mucho ajo, sal y aceite”.
Benny no era amante de la cerveza, sino del ron Peralta y del Matusalén; era adicto al café y al cigarro. El gran cantante simbolizó la cultura cubana, amó lo criollo, el arrabal, la descarga bohemia, el guateque campesino, el toque de santo, la rumba de solar, la música callejera de barrio. En fin, fue un cubano rellollo.
diego
26/8/12 13:05
Muy buen artículo, me lo llevo para usarlo. Sabdiel: lee bien, dice "exesclavas" osea que es correcto lo que describe el autor sobre la crianza de Benny.
Sabdiel
24/8/12 7:43
Me gusta mucho lo que escribió, pero..."desde niño se crió entre negras esclavas"??? la esclavitud se eliminó oficialmente en Cuba en 1886, pero la Ley de Vientres Libres era anterior, así que cuando nació el Benny en 1919, no había negras esclavas. En Lajas había muchos descendientes de esclavos, o en todo caso ex_esclavos, pero no "negras esclavas"...
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