¿Puedes enseñarme dónde está el hueco de la capa de ozono?, me preguntó Carlos José, mi vecino de apenas ocho años, a quien le han explicado en la escuela de diversas maneras que esa capa es la que nos protege de los rayos ultravioletas del sol y que, a causa de las acciones irresponsables de los humanos, lo hará cada vez menos.
Asombrada y feliz de que supiera mucho más de lo que yo sabía a su edad, comencé a explicarle, en el lenguaje más sencillo posible, que ese agujero no puede verse a simple vista y que más que uno como los que el conoce, se trata de un adelgazamiento en una zona de la capa que refleja el deterioro que está sufriendo.
¿Es verdad que la culpa es nuestra?, volvió a preguntarme. Asentí, pues ciertos compuestos como el bromuro de metilo y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), presentes en los aerosoles y sistemas de aire acondicionado y refrigeración, productos de limpieza, extintores y otros gases contaminantes como el dióxido de carbono y los refrigerantes Freón 12 y Freón 22, entre otros, que se emiten indiscriminadamente a la atmósfera, son las principales causas del daño de esta capa, localizada entre 15 y 50 kilómetros de la superficie de la Tierra.
Hace 17 años quisimos ponernos de acuerdo, continué explicándole. Se instituyó el 16 de septiembre como el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, en recordación de la fecha en que se firmó el Protocolo de Montreal, en 1987. Fueron 198 países los que lo firmaron, ratificando así su compromiso de reducir la producción y el consumo de las sustancias que afectan esta frágil capa.
¿Realmente es muy, muy importante el ozono de la capa?, insiste Carlos José. Por supuesto, le explico. El ozono absorbe parte de la radiación ultravioleta del Sol, la cual es muy dañina porque puede ocasionarnos enfermedades en la piel, por ejemplo. Las lluvias ácidas, el aumento de la contaminación atmosférica, el bajo rendimiento agrícola, los cambios en la composición química de algunas especies vegetales, y todo lo concerniente al cambio climático que, como se sabe, repercute en todas las esferas de la vida, se evitarían con una recuperación de la capa de ozono.
El agujero del que le han hablado al pequeño se detectó en los años 70 del pasado siglo y ha alcanzado unos 30 millones de kilómetros cuadrados en 2006. Los científicos afirman que puede comenzar a cerrarse y que solo se verán cambios significativos alrededor del año 2070, pero aún así, esto solo sucedería si todos los países contribuyen.
Este año, por ejemplo, nos guía el lema “una atmósfera saludable es el futuro que queremos”, y se espera que, como cada año, el día de hoy remueva conciencias.
¿Qué hace Cuba? Yo quiero saber…me pide el niño y luego de comentarle los diversos programas, con actividades infantiles, jornadas de limpieza y embellecimiento, maratones deportivos y otras iniciativas de recreación y en equilibrio con la Naturaleza, que se realizan por estos días en el país, me “exige” algo más.
La luz de una sonrisa invade el rostro de Carlos José cuando le digo que Cuba lleva la delantera, pues se estima que a partir del año que viene se convertirá en el primer país de América Latina con un proyecto en funcionamiento para la destrucción de los HCFC, una de las sustancias más nocivas para el ozono.
La garantía la ofreció Nelson Espinosa Pena, director de la Oficina Técnica del Ozono (OTOZ), a propósito de la celebración, y adelantó que ya llegan al país los equipos necesarios para la realización del proyecto que se iniciará con la recogida, transporte, almacenamiento y destrucción, o regeneración, de estas nocivas sustancias.
Para que sepa más, le comento que ese proceso se desarrollará en la fábrica de cemento de Siboney, en la provincia de Sancti Spíritus, donde el horno alcanza una temperatura de 1 200 grados Celsius, la cual posibilita que se descompongan las moléculas de cloro, sin que se dañe la capa con los gases eliminados.
Vamos bien, le aseguré. En el mundo se prevé que se eliminen totalmente los HCFC para el 2040 y en Cuba, según explicó el especialista, se logrará diez años antes. Para ello se perfecciona la legislación vigente y se supervisan los procesos industriales; se promueve la reconversión de instalaciones de refrigeración comercial y climatización; se estimula la recuperación y reciclaje de refrigerantes así como el uso de alternativas libres de HCFC, entre otras acciones que comprometen no solo a los “sabios” del tema, sino a todo el que desee contribuir a la preservación de la vida en el planeta.
Afortunadamente no se trata de iniciativas de estos tiempos, sino de muchas que se han conjugado a lo largo de los años. Por ejemplo, se eliminaron los CFC en la refrigeración doméstica y comercial y en los aerosoles farmacéuticos e industriales. El directivo ha explicado que en nuestro país ya no existen extintores de incendios que contengan alones, ni se realizan fumigaciones con bromuro de metilo, sustancia que tampoco está presente en los pesticidas para los productos agrícolas.
Si de cifras se trata, ha precisado además que “de las más de 1 600 toneladas de sustancias agotadoras consumidas en Cuba en los años 90 del pasado siglo, especialmente los CFC se han logrado reducir drásticamente las emisiones, estimándose en 2013 un total de 280 toneladas”.
Esta es una tarea de poquito en poquito, sin cansarnos ni dejarnos vencer, insisto. Con el tiempo comprobaremos el éxito. Yo ayudaré a lograrlo, me dice convencido mi vecinito. Toma sus cuadernos y crayolas y dibuja un planeta rodeado por una franja azul. Una pequeña manchita negra me muestra en ella: Ves, así va a quedar en unos años, si nos unimos para tapar el hueco. Bendita infancia que lo halla todo tan fácil.
Las acciones no pueden detenerse, ni podemos conformarnos con lo que se ha alcanzado, pues estas sustancias tienen un efecto acumulativo, y lo que se reduzca hoy permitirá un futuro más saludable para el planeta. "Recordemos siempre que solo si tenemos capa de ozono tendremos vida", aseguró el Doctor Espinosa.
Ulises
16/9/13 14:27
Interesante el artículo, sobre todo la manera de explicar este problema ambiental que tanto afecta a la población mundial
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