De este tema todos podemos hablar, no solo por experiencia personal de cuando éramos niños, sino por lo que hemos visto de cómo tratan a los pequeños en cuanto tratan de despertarles el interés por aprender.
Puede haber excepciones, pero difícilmente haya algún testigo (si lo hubiera, deben ser escasos) de que alguien advierta al infante que debe ser selectivo y poner límites a lo que aprende, pues aún en la adultez hay quienes malinterpretan aquello de que el saber no ocupa lugar.
Por ser innecesario, no revelaré nombres, lugares ni fechas de cuando alguien dio una sugerencia que parecía más una orden cortante y tajante que una invitación a seguir una conducta durante el almuerzo y luego al reincorporarnos al trabajo.
En la mesa no se habla, dijo cuando uno de los comensales presentó el tema al cual iba a referirse, y era tan interesante, que sin dudas hubiera sido atendido hasta por el más hambriento de los presentes.
Cuando el mismo personaje volvió a establecer un límite, prácticamente todos le ripostaron que ya el almuerzo había pasado y que si antes era correcto no abordar determinados asuntos preocupantes, esta era otra mesa, la de trabajo y el tema tenía que ver con la actividad.
Calmadamente pidió la oportunidad de explicar, y le fue concedida con uno solo casi en contra que le comentó sobre los derechos de los humanos a saber, y de todos a contribuir a que las personas recibieran la información deseada.
Apenas había terminado de decir: información deseada, y el personaje al que ya calladamente le habían endilgado el calificativo de censor, me soltó inesperadamente: tú que eres periodista, dime qué es información periodística y qué es información familiar.
Para no sonar académico apelé a una de las anécdotas contadas por un profesor allá por el 1968 de que lo periodístico es lo que interesa y es útil a la mayoría y puse el ejemplo de que solo interesaba al padre de la muchacha saber la hora y lugar de su cita furtiva con el novio para actuar sobre una relación conla que estaba en desacuerdo.
El dato del encuentro no es información periodística, sentenció y seguidamente dio una disertación sobre lo deseado y lo necesario, con el ejemplo de que si desconocidos quisieran saber sobre ese noviazgo, salvo por algo muy especial para entrometerse, les resultaba información irrelevante.
El fin, en materia de comunicar y recibir información todo depende del lugar y el momento, pero aquellos recuerdos vienen a la mente ante un buen vecino que al conocer de la última desconexión total del sistema quiso saber, saber, saber…
Para terminar, trato de transcribir lo más textualmente posible lo que dijo:
Oye, tú que eres periodista y me convenciste con datos de que lo del bloquea impide que la Guiteras reciba repuesto porque la firma francesa que la construyó fue comprada por la americana General Electric que no le puede vender nada a Cuba, ahora dime qué pasó que no entiendo bien… sí, sí, ya leí todo pero es que me pongo a buscar qué función hace una de esas cosas que mencionan y me hacen seguir buscando y buscando y buscando y hasta estoy con dos inteligencias artificiales, pero al paso que voy, me voy a hacer ingeniero eléctrico especialista en termoeléctricas… y mi hija me dice que para qué rayos necesito tanta información… y es que a mi me gusta aprender… pero ya no duermo, no me concentro en nada tratando de… bueno… Chang, no te voy a atormentar a ti también con esto… la esencia es: ¿se rompió?, ¿lo están arreglando y me dicen lo que están haciendo? Que aprendan electricidad los que lo tienen que arreglar… Oye, no te fastidio más. Lo mejor es saber lo que hace falta saber y eso es lo que tengo que aprender: aprender a saber lo que necesito, y no tanto lo que deseo.
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