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martes, 19 de noviembre de 2024

Los muchos caminos del verano

“Cuba, un eterno verano” debe ser más que un slogan publicitario...

Iris Leydi Madera Iglesias en Exclusivo 29/07/2017
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Verano 2017 en Playa Santa María
La playa es una de la opciones preferidas por los cubanos (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Julio y agosto llegan otra vez, traen ese olorcito a mango maduro que enloquece la cocina, mientras las altas temperaturas invitan a degustar un jugo bien frío. Unos cierran las libretas y se despiden de las aulas hasta el próximo curso. Otros, coordinan las vacaciones en sus centros de trabajo o arreglan la casa para recibir a familiares y amigos.

Desde mucho antes de iniciar la temporada, las condiciones climáticas han hecho mella en las personas y el ambiente. Basta recorrer las calles o subirse a una guagua para darse un baño de sudor y, al mismo tiempo, hacer eco del comentario rey: “¡Caballero, que calor!”.

Parece escabullirse el tiempo si analizamos todo lo acontecido en el último año de trabajo o estudios. Imposible es parar de pensar cómo disfrutar al máximo este verano. Alguien ya hasta hizo una lista de acciones, cual metas a vencer, sin tiempo apenas para dormir.

Los próximos dos meses devienen momento de celebración para nuestra familia cubana, trabajadora y entusiasta. Tengamos en cuenta que para trabajar con ahínco y obtener buenos resultados importan todas las fechas del almanaque.

Como cada época estival, el Estado y el gobierno diseñan actividades y se proponen mejorar los servicios que garanticen el esparcimiento de todos, aunque seleccionar las opciones a aprovechar depende de los sujetos. Conozco amigos capaces de divertirse sin siquiera salir al portal, con un libro interesante o ciertos programas de televisión.

Entonces, sale a flote el cacareado término de recreación sana con amplia gama de alternativas: un día de playa en familia, visitar museos, asistir a conciertos de barrio… Sin embargo, ¿dónde encontrar información? ¿Cómo concentrar en un mismo espacio precios accesibles y calidad en las propuestas? ¿Será posible escapar de las fallas organizativas, el mal gusto y la chabacanería?, constituyen preguntas mil veces hechas a la espera de respuestas no siempre convincentes.

Aún a muchos jóvenes de mi generación les resulta inconcebible que además del discotecazo hasta el amanecer o la mesa VIP en el mejor centro nocturno, existan otras formas de diversión igualmente amenas, presta al disfrute de todos. Prefieren quedarse “descargando con los socios”, o conectarse en un parque con señal wifi cuando los invitan a cualquier sitio exento de bebidas alcohólicas.

Una de las causas de tal tendencia estriba en el divorcio entablado por años entre la oferta y la demanda, que aunque en nuestro escenario pudiera aplicarse a muchas otras esferas, en este caso deriva en la insuficiencia de espacios atenidos a las inquietudes de los veinteañeros de hoy y sus formas de consumo, las cuales se han distorsionado a pasos gigantes. ¿Y qué decir de los adolescentes? A pesar de algunos intentos, continúa siendo el segmento de población que, como mariposa en jardín estropeado, casi nunca encuentra donde posarse.

Quizás La Habana sea donde más se ha avanzado en este sentido, pensemos en las Rutas y Andares de la Oficina del Historiador, la estancia de los parques temáticos, las noches en el Malecón, o la Feria Arte en La Rampa. Sin embargo, en las provincias es “normal” ver a la gente vagar de un lado a otro por las ciudades y cabeceras municipales sin hallar lugar para el ocio. Lo ideal sería tener en cada rincón de la Isla opciones recreativas de “buen tino”, acordes a las exigencias de estos tiempos y las características de nuestra sociedad.

Por esta misma línea va también una añoranza de muchos cubanos: el sueño de encontrar vías asequibles para desarrollar el turismo nacional. ¿Cuántos hemos pasado toda la vida sin conocer al menos cuatro de las provincias del país? ¿Quiénes hasta emigran a otras latitudes antes de lograrlo? Algún día deberán mejorar las opciones de transporte y alojamiento para cumplir esta quimera.

Queda un largo camino para que este cálido periodo realmente sume alegrías y sea participativo. Urge repensar el perfil para cada actividad, teniendo en cuenta los públicos meta, las zonas que habitan, los gustos y maneras de consumo, según el nivel cultural y poder adquisitivo de los ciudadanos.

Luego toca una acertada estrategia de promoción, lista para atrapar hasta a los más reacios, no solo a través de los medios de difusión masiva, sino también por canales alternativos.

En lo personal, la lectura inteligente, caminar junto al mar, ir al cine y estar “con la gente que me gusta” ocuparían los primeros escaños en el inventario de acciones para julio y agosto, que pueden hacerse incluso sin estar de vacaciones. Usted tendrá seguro otras propuestas. Pues, pongámonos en marcha. Quizás la consabida frase “Cuba es un eterno verano”, deje de ser solo un slogan publicitario.


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Iris Leydi Madera Iglesias


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