El 19 de abril del 2018 Cuba tuvo un nuevo Presidente. Los medios de comunicación de derecha dijeron, exactamente, “un nuevo presidente sin apellido Castro”. Y a unos cuantos se les hizo agua la boca. Hubo quien armó fiesta, preparó maletas e hizo apuestas para ver cuánto tiempo pasaba antes de que el barco diera el giro de timón. Llevaban décadas esperando el momento.
Ese día, Miguel Díaz-Canel Bermúdez ─ el ingeniero electrónico de 58 años, nacido en Santa Clara, que había sido primer vicepresidente, vicepresidente del Consejo de Ministros, titular de Educación Superior, primer secretario del Partido en Holguín y antes en Villa Clara ─ asumió como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba. Vestía traje negro y corbata roja. A simple vista se le notaba la emoción. No había que estar cerca del podio del Palacio de Convenciones para sentir un corazón a punto de estallar.
¡Cuánta responsabilidad!, pensé entonces. ¿Cómo se carga en los hombros un país, sobre todo uno como Cuba? ¿De qué manera sostener una Revolución que, además de inmensa no tuvo chance nunca para respirar? ¿Cómo ponerse en el mismo sitio de Fidel, de Raúl, pero sin el uniforme verde olivo y las hazañas de la Sierra Maestra?
“No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años”, dijo el nuevo Presidente, que no necesitó convencernos con un nuevo programa de Gobierno porque, subrayó, “aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos año de lucha. En Cuba, por decisión del pueblo, solo cabe darle continuidad a la obra, unidas las generaciones nacidas y educadas en la Revolución y la generación fundadora”.
Hablaba Díaz-Canel por vez primera de Continuidad, esa palabra que le ha acompañado en cada escenario desde entonces. Y ahí estaba la clave de mis preguntas: seguir, a brazo partido, echando para adelante una Revolución que comenzó mucho antes de enero de 1959 y que está en el mismísimo tuétano de la nacionalidad cubana, irreverente siempre.
De compromiso con la obra revolucionaria ha hablado el Presidente; de ser fiel al legado del Comandante en Jefe y al ejemplo del General de Ejército; de mantener inalterable la política exterior cubana; y de cumplir con el programa trazado por un país entero en los Lineamientos de la política del Partido y la Revolución, a corto, mediano y largo plazos.
Aquel 19 de abril dijo a quienes esperaban el giro de timón y a los que le confiaron el futuro de la Patria: “En esta Legislatura no habrá espacio para los que aspiran a una restauración capitalista; esta Legislatura defenderá a la Revolución y continuará el perfeccionamiento del socialismo”.
Así han sido los 365 días del primer año de Díaz-Canel en la presidencia, quien ha desplegado un sistema de trabajo sin huecos en blanco. Sobre el legado que venera, ha apostado también por un país que camine “hacia la prosperidad que nos debemos y que tendremos que conquistar más temprano que tarde”. Continuidad en voz del Presidente es además futuro; un futuro mejor, también, económicamente. Por eso ha puesto en su agenda diaria conceptos claves: inversión extranjera, exportación, encadenamientos productivos, sustitución de importaciones, renovación de la industria nacional y desarrollo local. Vamos por más, ha dicho convencido.
“Somos continuidad” no es una frase lanzada al vuelo; o como se dice en tiempo de redes sociales, una etiqueta vacía. En ella está la esencia de un gobierno renovado que se levanta sobre la sangre de sus héroes; que se declara hijo de una Revolución que no termina con sus guerrilleros; que no entiende de rupturas generacionales; y que apuesta por ejercer una dirección colectiva que no se ponga jamás por encima de su pueblo.
Lo dijo Díaz-Canel hace un año con todas sus letras: “la Revolución cubana sigue de verde olivo, dispuesta a todos los combates”. Ahí está su continuidad.
Belkis Maquieira Sánchez
22/4/19 11:58
Estimados, con todo respeto y en acción desesperada esta ciudadana de 53 años . Nacida durante este proceso Revolucionario Cubano. Debe pedir ayuda a este equipo, con la esperanza de ser escuchada y pidiendo se nos reconozcan nuestros derechos constitucionales a una vida digna. Desde hace ya 6 años se reparó la calle Paula realizando una intervención general de empresas, menciono entre ellas aguas de la Habana, desde entonces a nuestra cuadra nunca más le entró el agua a nuestros hogares. Todos los edificios han abierto huecos en las acometidas de agua para conectar ladrones de agua Llevamos todo este tiempo padeciendo la falta de este líquido. Como propuesta hace dos años nos llevan dos pipas de agua a la semana. Este sistema no es funcional pues falla en muchas de las ocasiones en este momento hace 10 días que no nos abastecen. Me pueden ayudar en este tema con las entidades correspondientes. Belkis Maquieira Sánchez. Paula 164 et Habana y paula. Gracias. Tel.78632678.
anier
17/4/19 15:30
En los programas priorizado de gestión de gobierno,concidero que debe ser de máxima prioridad la primera como en el orden de la encuesta aparece y es lo que mas ve el cubano a diario es el agroalimentario,el cual ha sido el mas vulnerable y responde directamente en la casa de cada cubano cada dia,y es la que sustenta todo el desarrollo de las demas esferas de la economía,tenemos suficiente tierra y un clima aplicable para todas las especies y variedades de cultivos de cilco corto y largo por todo el terrirtorio nacional todo el año somo un pais tropical,con suficietes estudios e investigaciones aplicables al desarrollo del los mismo segun el tipo de cultivo en cada territorio,potenciar la siembra de diferentes cultivos en una misma área y surco con la experiencia adquirida,la incorporación de las fuentes renovables en la agricultura,en estaciones de bombeo maquinas de riego y comunidades campesinas dedicadas los cultivo varios,las maquinas de golpe de ariete impulsada por gravedad sin energía eléctrica,y molinos de viento de fabricación nacional,SUSTITUIR,ABOLIR DEROGAR,EXTINGUIR OLVIDAR LA POLÍTICA DE LOS PLANES PRODUCTIVOS INEFICASES y limitantes en si de su cumplimiento,al de la superproducción territorial que garantizaría el autoabastecimiento del municipio y el país como política de estado aprobado en la constitución,las producciones de cultivos a conservas y el uso del azucar de produccion nacional en refrescos,conservas,curtidos,confituras y derivados también exportables,cada cultivo segun la región y el suelo que solicite y epoca del año,eso sustituiria muchos productos que hoy se importan y venden en los mercados minoristas,ojo cultura del diseño y del detalle en los envases y productos nacionales, le subirian el valor y la aceptación de las cubanas y cubanos.gracias
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