Un domingo, en Cuba, es de por sí un día especial. Pero este 24 de febrero de 2019, hubo en el aire una alegría y orgullo distintos, esos que proceden de lo definitorio, de estar ante la historia y saberlo.
Miles de hogares encendieron sus luces antes de lo acostumbrado, de ellos partieron las autoridades electorales, colaboradores y el personal de apoyo que tienen el deber de que hoy haya transparencia, legalidad y trabajo eficiente.
Muchas otras casas también empezaron el día antes de lo habitual, allí donde los pioneros quisieron tener mejor planchado que nunca su uniforme, y la pañoleta bien anudada, y no se decidieron a salir rumbo a los colegios electorales, sin antes ensayar mil veces, frente al espejo, un verbo que también significa hacer Patria: ¡votó!
Millones de cubanos llegaron también temprano a las calles, después de saborear la tacita de café fuerte y amargo, para hacer uso sin demora de ese derecho cívico y sagrado que es votar por el destino del país en que se vive y sueña.
Uno de los más grandes hijos que ha dado esta Patria aunó voluntades cuando parecía que la nación no acabaría de respirar bajo el látigo del amo colonial y logró, porque soñaba con una República con todos y para el bien de todos, que en 1895, un 24 de febrero, volvieran el machete mambí, la tea incendiaria, y la aspiración a la dignidad.
Son Martí y el apego a la soberanía que supone venerarlo, motivaciones para ir a las urnas, y hacer patente nuestra voluntad frente a una Constitución moderna, transida de justicia y de empeños por un futuro que no renuncie a la gloria que se ha vivido.
La opción socialista sigue, enhiesta, en esta Carta Magna; justo cuando suenan cerca los tambores de la guerra y el imperialismo, como siempre, amenaza con hacer de lo diferente (el humanismo, la inclusión, la voluntad de los pobres de la tierra) anécdota. Quieren el fin de la historia, ¡y acá somos tantos quienes queremos seguir haciéndola!
Unos versos me acompañaron la mañana del 24: “Domingo / que buen pretexto das para cantarte / todo ha comenzado a saludarme / y parece como si la tierra fértil me esperase / ¡oh! Domingo”.
Tarareando Domingo rojo, de Silvio Rodríguez, me fui a votar y lo hice por el Sí, porque “hay voluntad de hacer amanecer”. Una voluntad que a muchos otros contagia, como quienes compartieron sus motivos en el foro de Cubahora Nueva Constitución: Tus razones para votar...
Dijo lvaldesrom: “Yo voto Sí, voto por la Patria, por mantener lo logrado y luchar porque todo sea mejor, porque se cumplan las leyes y se hagan cumplir, por seguir siendo libres e independientes, (…) porque siempre sea una sociedad donde prime la seguridad de nuestros hijos”
“Voto porque nací con esta Revolución (…) voto por mi Cuba bella y única, voto por todos los logros (…) voto porque quiero defender esos logros hasta el final, voto porque somos libres, democráticos, voto porque somos todos iguales, voto porque somos independientes”, agregó Marilyn.
La usuaria Elena afirmó que vota Sí “por la independencia, soberanía, autodeterminación, por la lealtad a los principios y la historia y sobre todo por el futuro”.
Enrique compartió su voto positivo “porque en ese ejercicio efectuado de mejora, está la opinión de la mayoría de nuestro pueblo y mía, respondiendo además al legado de nuestro Comandante en Jefe y constituye una herramienta de trabajo para la generación que continua”.
Dalgis Ferrer Rigores refirió que vota a favor de la constitución por “las garantías que les da a todos los cubanos de seguir siendo un país libre y soberano, que no se entrega y que defiende el derecho de todos, por igual”. Y Maritza explicó: “voto Sí por Cuba, por el socialismo, por la Revolución y por la unidad del pueblo cubano”.
Este domingo fue un especial domingo, y vale cantarle como el trovador: “Domingo / verás crecer la vida con mis manos / cuando acaricie el sueño que yo amo / y el tiempo sea un domingo enamorado / ¡oh! Domingo”.
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