En pleno siglo XXI, mientras algunos tienen vidas de ensueños y parecen habitar en perfectas películas de ciencia ficción, 750 millones de personas en el mundo son completamente analfabetas; 32 millones de ellas están en América Latina y el Caribe. De tal manera, y según datos publicados por la UNESCO en el año 2017, la región ocupa el cuarto lugar, luego de Europa, América del Norte y Asia.
Detrás de esos números siniestros están las historias de vida de millones sin acceso a una escuela, a un puesto de trabajo y, por tanto, a una vida digna. En una sociedad cada vez más competitiva – revolucionada también con la digitalización – no saber leer, escribir o hacer cálculos básicos significa, literalmente, no existir. Los datos resultan espeluznante, incluso para aquellos que no levantan una cuarta del piso: 300 millones de niños no van a la escuela, así lo cuantifica la UNICEF.
Para llamar la atención y sensibilizar a los gobiernos, la sociedad civil y los medios de comunicación, Naciones Unidas fijó el 8 de septiembre como Día Internacional de la Alfabetización, componente esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dentro del marco de la Agenda 2030. Aprobados por mandatarios de todo el mundo en el año 2015, promueven el acceso universal a una educación de calidad y oportunidades para el aprendizaje a lo largo de la vida. Sin embargo, aún sigue siendo tarea pendiente, porque el acceso al conocimiento es hoy un sueño para muchos.
La Revolución cubana, que temprano entendió que solo el saber podía echar adelante al país, exhibe uno de los índices más bajo de analfabetismo en la región y los más altos de escolaridad, luego de emprender una gloriosa Campaña de Alfabetización, poco tiempo después de que sus guerrilleros y guerrilleras bajaran de la Sierra Maestra. Cuentan quienes la vivieron que fue otra revolución, tan sorprendente como la de enero del 59.
Entonces la Isla tenía un 23,6% de analfabetismo: una de cada cuatro cubanos no sabía leer, ni escribir. Y en poco menos de un año fueron alfabetizados 707 mil 212. Aquel índice se redujo a 3,9%, gracias a la entrega de más de 270 mil educadores, la mayoría jóvenes que, a riesgo de sus propias vidas, llenaron de conocimientos a la nación.
Ese empeño de Cuba no se quedó en sus límites geográficos y se extendió luego a países como Nicaragua, Angola, Haití…hasta que nació el célebre Yo Sí Puedo, el programa de alfabetización cubano que, a sugerencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, creó la doctora en Ciencias Pedagógicas Leonela Relys Díaz, precisamente una de aquellas maestras que en el año 1961 acudió al llamado del líder histórico de la Revolución.
Más de diez millones de personas alfabetizadas en una treintena de países, dos de ellos declarados libres de ese flagelo en los años 2005 y 2008 – Venezuela y Bolivia – hablan del éxito de un programa que, a la luz de los nuevos tiempos, adapta sus métodos a las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.
Así lo explicaron directivos del Ministerio de Educación al Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en un reciente chequeo en el Palacio de la Revolución al programa educativo del país. A través de dispositivos móviles, tablet o celulares, en los idiomas Español, Inglés, Francés y Portugués, millones de iletrados podrían aprender a leer y a escribir. De esa magnitud es el aporte de Cuba al mundo, para que el conocimiento no siga siendo una quimera en otro Día Internacional de la Alfabetización.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.