Cuando nos trazamos una nueva meta la perseguimos con gran constancia, pero al pasar el tiempo es inevitable que la motivación comience a decrecer. Por esto, en lugar de hacer cambios bruscos, el truco está en formar pequeños hábitos que nos acerquen a nuestros objetivos.
Por ejemplo, si llevamos un estilo de vida sedentario y nos proponemos bajar de peso, lo aconsejable no es adoptar una dieta rigurosa y comenzar a hacer fuertes ejercicios físicos de forma repentina. Tal vez tengamos éxitos unas semanas, pero luego de eso comenzarán a aparecer contratiempos y justificaciones (“me lastimé un brazo”, “tengo que terminar unos papeles para el trabajo”, etc.).
Me ha ocurrido que, empiezo a hacer ejercicios, y pasado el primer mes siempre aparece un día en el que estoy muy ocupada, así que dejo los ejercicios para el día siguiente. Sucede así varias veces y cuando por fin estoy libre, no retomo los ejercicios, simplemente dedico mi tiempo a otras actividades que acostumbro hacer. Seguro te ha ocurrido también, aunque tal vez con metas diferentes. Por eso, aquí te dejo unos consejos que ayudarán a que no te vuelva a pasar.
¿CÓMO INCORPORAR UN NUEVO HÁBITO?
Céntrate en un hábito a la vez: Con toda tu energía enfocada en una sola cosa, aumenta la probabilidad de éxito. Continuando con el ejemplo anterior, esto se traduciría a que no debes empezar la dieta y los ejercicios al mismo tiempo, debes centrarte primero en uno de ellos y cuando ya esté incorporado a tu rutina, puedes centrarte en el otro.
Da pequeños pasos: Es más importante estar comprometido y no perder un día de entrenamiento que tener grandes ganancias que se puedan perder rápidamente. O sea, en lugar de comenzar con un fuerte entrenamiento, puedes hacerlo adoptando una rutina más activa, caminando un poco más, haciendo más esfuerzos físicos.
Ancla el nuevo hábito a uno que ya esté establecido: En lugar de proponerte caminar un kilómetro todos los días de cinco a seis de la tarde, elige un recorrido más largo entre el trabajo y la casa, de forma que camines la distancia que te propones como si fuera algo normal en tu día a día.
Comprométete por un tiempo considerable: El tiempo que se necesita para incorporar un nuevo hábito varía de persona en persona, pero asegúrate de intentarlo al menos un par de meses. Esfuérzate.
Planifica qué hacer frente a los obstáculos: Ten en cuenta que pueden surgir situaciones inesperadas, así que. Si estás consciente de que van a ocurrir y tienes pensadas posibles formas de superarlas, será más fácil hacerlo.
Cuéntales a otros sobre tu nuevo hábito: Las personas son más propensas a tomar responsabilidad cuando se sienten observadas y evaluadas.
Cuando hagas progresos, prémiate: Regálate eso que quieres y no te decides a comprar, o tómate un día más de descanso si eso es lo que consideras una recompensa justa por todo tu esfuerzo. De este modo se reforzará tu comportamiento y se adherirá mejor a tus hábitos.
Finalmente, construye una nueva identidad: Crea una nueva y mejorada imagen personal en la que estén incorporados tus nuevos hábitos.
Aram Joao Mestre León
30/7/20 8:30
Yo empecé a hacer ejercicios por decisión propia hace 7 años, una rutina que incluye trotar (más de 30 minutos), hacer abdominales y planchas.
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