Había una vez un lugar mágico llamado La Rampa donde soñamos, amamos, nos divertimos, tomamos helados y vimos películas durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Ese lugar tan cosmopolita está ubicado en la barriada del Vedado, en la capital cubana.
Es una calle especial que se caracteriza por su inclinación. Presenta una pendiente muy fuerte hacia el mar que se refleja en los edificios. Sus límites geográficos se pueden localizar, vagamente, entre las calles J y O, caminando hacia el mar, pero también entre 23 y 25, quizá un poco más allá.
Sobre los valores de La Rampa reflexionó el desaparecido doctor Mario Coyula, Premio Nacional de Patrimonio Cultural por la Obra de toda la Vida: “Es un ejemplo de una mezcla de funciones, algo importantísimo, sobre un espacio relativamente pequeño: muchas funciones diferentes como hoteles, bares, cines, cafeterías, restaurantes, edificios de apartamentos. Esa es la garantía de animación, de vida. Y la Rampa lo tuvo espontáneamente”.
MIRADA HISTORICISTA
En la década de 1940, la imagen de la futura Rampa estaba prefigurada, pero no fue hasta 1945 que comenzó su desarrollo ascendente. En esa Habana, el Racionalismo comenzaba a cobrar auge. Y La Rampa no fue la excepción. El primer edificio público con elementos del movimiento moderno –construido entre 1945 y 1947 por la reconocida firma Gastón, Domínguez y Junco–, fue Radio Centro (actual sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión). Para Coyula: “Eso detonó el desarrollo de La Rampa”.
Ya en los 50´, fue tomando un aspecto similar al que tendría durante sus años de esplendor. Una de las edificaciones más valiosas de su senda derecha, bajando en dirección al mar, es la del Retiro Médico (actual Ministerio de Salud Pública), la más importante de la arquitectura moderna en Cuba.
El arquitecto José Enrique Fornés, Premio Nacional de esa especialidad, rememora con nostalgia cómo era La Rampa en el pasado.
“Su imagen actual data de principios de 1960. En 1959 se terminó de construir el Hotel Habana Hilton, hoy Habana Libre. Tuve la oportunidad de ver su construcción. Junto con el Pabellón Cuba, sede del Congreso de la Unión Internacional de Estudiantes celebrado en 1963, el hotel acogió a los delegados que venían de todo el mundo a La Habana”.
Durante un evento celebrado en ocasión del aniversario 50 de la construcción del Pabellón Cuba se ponderaron los valores arquitectónicos de esta construcción, representativa del movimiento moderno en Cuba.
“Tiene una concepción arquitectónica sui géneris, bien clara, definida y establecida por el arquitecto Juan Campos, donde se respetó tanto la arquitectura como la construcción”, dijo entonces el profesor Fornés.
Y agregó: “La idea era mostrar cómo había sido el desarrollo de la vida social y cultural en Cuba. Primero hay que subir una escalera. Luego, transitar por una fase oscurantista dentro del edificio Ene y después, se amplía hacia la luz para mostrar un área expositiva. En su construcción se emplearon elementos prefabricados, pero con un elevado nivel y gran creatividad. Además, se hizo todo en muy pocos días”.
Joaquín M. Condall, director de programas de televisión y uno de los reyes del show de Tropicana, organizó para la ocasión una comparsa que recibía a los visitantes al ritmo contagioso de Rampa arriba y Rampa abajo.
Para recibir a los bailarines se hicieron unas aceras especiales donde se insertaron mosaicos de Wifredo Lam, Mariano Rodríguez y Martínez Pedro, entre otros artistas de la plástica. Eran baldosas grandes de terrazo (granito) en colores. Uno de los trabajos más extraordinarios de la época, según Fornés.
Una mención aparte merece la heladería Coppelia, todo un símbolo para varias generaciones de cubanos. Este bello sitio al aire libre en medio de una minijungla, ha sido durante décadas lugar de citas, encuentros, desencuentros y hasta locación de largometrajes memorables como Fresa y Chocolate.
El Premio Nacional de Arquitectura Fornés asegura que sólo con la Revolución cubana se hubiera podido construir una heladería como esa, pues en un país capitalista no habría resultado económica la inversión:
“Con el valor del metro cuadrado que tienen los terrenos en el primer mundo, se habría hecho la heladería abajo y encima algún otro tipo de edificación. Sin embargo, en mi opinión fue un gran acierto del arquitecto Mario Girona no construir allí otro edificio alto, porque hubiera obstruido toda la visualidad del espacio.
“Coppelia es un remate magnífico en el extremo superior de La Rampa, justo en la esquina de L y 23 donde se emplazan el cine Yara, el edificio de oficinas del ICRT y otras edificaciones de los años 40´ que resultan premiables desde el punto de vista arquitectónico. Por lo tanto, sirve de fondo para todo un ambiente donde se conjugan los servicios, el trasiego de la población, el valor urbanístico y el social”.
Sin embargo, el profesor advirtió que cualquier otra ciudad de nuestro país está mejor conservada que esta importante zona de La Habana que debe ser preservada y utilizada para sacarle todo el provecho necesario. “Creo que La Rampa va a continuar siendo, por mucho tiempo, uno de los lugares ineludibles de La Habana”.
REFLEXIONES FINALES
Hoy, cuando uno camina por La Rampa todavía tropieza con restos de tubos oxidados, mal cortados, elementos que se echaron a perder y nadie se tomó el trabajo de retirar; los protectores de los pocos árboles sobrevivientes rotos y la tierra encima de algunos mosaicos partidos y rajados.
Mientras tanto, los accidentes geográficos conocidos como furnias (huecos de la calle 23) permanecen llenos de maleza o de autos viejos. Qué se puede decir del otrora cabaret Montmartre, luego restaurante Moscú. Si algún director de cine ruso lo viera podría filmar la segunda parte de Moscú no cree en las lágrimas.
Como apunta la reconocida arquitecta Isabel Rigol en su artículo La Rampa. Nostalgia y Rescate, “hay quien discute si La Rampa puede ser considerada como patrimonio y, por tanto, más que dar por sentado que se trata de un tema de patrimonio moderno, nos encontramos de lleno con un problema de valoración. ¿Tiene o no valores suficientes La Rampa para plantear su conservación?”.
Debido a la gran concentración de edificios del movimiento moderno que existen en La Rampa, Leland Cott, importante arquitecto de Boston, amigo de Coyula, –quien trabajó junto a él en varios proyectos– propuso designarla como un Distrito Protegido de Arquitectura del Movimiento Moderno. De ese modo, se le daría un mayor nivel de protección a esas edificaciones que, por el hecho de ser más cercanas en el tiempo, no consiguen ser suficientemente valoradas por muchas personas.
Desde hace años se encuentra entre las zonas de protección del Vedado, pero para que sea declarada Monumento Nacional debe pasar todo un proceso. Al decir de Fornés existen razones más que suficientes para esa declaratoria y para que reciba toda la atención que requiere. La Rampa tiene muchos valores desde el punto de vista urbanístico, por el conjunto de los edificios y por los ambientes que se crean en ella.
Ángela Rojas
30/3/21 18:47
La Rampa es Monumento Nacional desde 2014. Por favor, las referencias bibliográficas deben ser completas. Gracias por adelantado.
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