Toda relación de pareja constituye siempre un desafío. Mantener el equilibrio, respetar los espacios y las características de la personalidad de ese ser que nos encantó, es sin dudas una de las pruebas más complicadas cuando se habla de una historia de dos.
En esta dinámica es común que se cedan concesiones, y dejen a un lado ciertos gustos, actividades y hasta ideologías, en pos del proceso de acomodación dentro de la propia interacción.
Sin embargo, aunque esto forma parte de la dinámica de las relaciones, cuando se trata de personas muy diferentes, y las permisiones muy grandes, la situación se torna peligrosa, pues se deja de ser uno mismo, y pueden aparecer sentimientos negativos como el reproche, los resentimientos, incluso el odio.
Las parejas se aman profundamente, pero es ese amor el que produce lastimaduras, porque la confianza ha logrado transgredir los límites del respeto, la empatía y la comprensión, y la relación empieza a tener huellas de egoísmo y dependencia.
Cuántas veces no hemos escuchado sobre ese tipo de historias, que describen extrañas conexiones en las que la pareja no puede mantener una relación estando juntos, pero tampoco acepta una separación, y termina por convertirse en un círculo vicioso del que es muy complicado salir.
Se llega a un punto en el que, aunque cueste trabajo aceptarlo, es hora de replantearse el futuro como pareja, y analizar qué es lo que realmente les une, más allá de la costumbre o el compromiso formal, incluso más allá del cariño mismo, que no siempre significa amor.
TE ODIO CON DELIRIO
Con el paso del tiempo muchas relaciones se apagan. Aquellas pasiones que encendieron el fuego del amor se tornan tediosas, o rutinarias, aunque no por ello dejen de guardar sentimientos gratos y sinceros.
Decía un viejo amigo, tras 40 años de matrimonio, «odio a mi mujer con delirio». Cuando lo escuché por vez primera me sorprendió la frase, pero luego me explicó que así sucede cuando el tiempo nos lleva a compartir tantos buenos, y malos momentos con una persona.
Es difícil establecer los límites en el sentimiento de pareja cuando pasa por pruebas tan contundentes como los años, las vicisitudes, los hijos, la pérdida de seres queridos, y hasta el propio envejecimiento.
Ante tantas vivencias hay quienes terminan desgastándose más de lo que se fortalecen con la relación, y el resentimiento termina venciendo al amor. Entonces los sentimientos pueden cambiar radicalmente, del amor al odio.
Es por eso que se aconseja que cuando se mantiene una relación de pareja, se debe analizar qué es lo que nos une a una persona, saber si somos compatibles o, por el contrario, poseemos caracteres muy diferentes que dificultan esa relación y que pueden ser la causa de un fracaso.
Los terapeutas y psicólogos aconsejan que se tengan proyecciones de vida similares: aficiones comunes, formas de disfrutar, conceptos claros y similares en la educación de los hijos, el modo de relacionarse, y sobre todo, las prioridades de vida.
No se puede pretender que una relación funcione cuando no hay denominadores comunes, pues puede suceder que las aficiones y gustos de la pareja, no sólo no interesen, sino que lleguen a molestar, y generar continuas discusiones.
En esos casos es posible que dejen de amarse, y que vivir juntos se convierta en una auténtica pesadilla, que borra el éxtasis de los primeros tiempos y se transforma en una aversión insoportable.
La hostilidad, al igual que el amor, surge sin saber cuál es la razón. De pronto las personas se encuentran ante un sentimiento muy contradictorio, del que se desconoce el motivo o aquello que lo ha originado.
CUESTIÓN DE TIEMPO
Determinar las causas por las que el amor llega a convertirse en odio no es cuestión de teorías, pues depende de cada pareja. No obstante se dice que, amen de las diferencias en la personalidad de cada cónyuge, el abandono paulatino que se hace de la pareja con el paso del tiempo puede propiciar heridas mortales.
Con los años muchas relaciones se desgastan por la rutina, ceden ante el cansancio y se pierde el interés y la voluntad para esforzarse. En la comunicación se disipa la habilidad para conversar, escucharse o tomar decisiones conjuntas.
Esto da lugar a una especie de egoísmo en la convivencia, con la que cada miembro comienza a preocuparse más por si mismo y olvidar al otro, o lo ve como una pesada carga.
Otro de los factores que puede incidir es el llamado desmoronamiento que se produce de la imagen de la pareja. Muchas veces se idealiza demasiado al ser amado, y cuando el tiempo va mostrando sus defectos, el encanto termina por convertirse en una gran decepción.
Como consecuencia del trato diario, nos molestan aspectos de su persona que antes parecían graciosos, o carecían de importancia. Es posible que nos obsesionemos con los defectos, que nos ceguemos, incluso no veamos lo positivo de la pareja.
Para evitar tales desenlaces los especialistas aconsejan a las personas no crearse grandes expectativas, ni pretender que todo sea perfecto, y sobre todo desprenderse de las comparaciones absurdas, pues todos los seres humanos son diferentes.
Es bueno dar a la pareja una información positiva de su conducta, sin críticas excesivas o recriminaciones. Es más saludable decir directamente lo que se espera y desea de ella, antes que criticar lo que te disgusta.
Tampoco se debe recriminar el pasado, pues todos somos parte de él. Es bueno esforzarse por mantener la ilusión y luchar por crear un ambiente feliz y agradable al lado de la pareja.
Las relaciones sentimentales pueden ser muy complejas, pero lo son precisamente porque se trata de dos personas con características y sentimientos propios, y es complicado compaginar dos historias, dos orígenes, y dos caminos futuros.
No basta con sentir amor, debemos ser capaces de brindar y recibir comprensión sin complejos ni egoísmos. Aprender a compartir nuestro espacio sin perder nuestro sello, hacer del tiempo una cuota equilibrada para dos, y vivir con serenidad y disfrute el reto que impone una vida de dos. De lo contrario el sueño se convierte en pesadilla, y terminamos cruzando esa extraña línea entre el amor y el odio.
Osvaldo Victores
4/6/15 3:42
Te felicito Mayté, estás realizando un trabajo genial. Muy buenos todos tus artículos.
Juan
23/2/14 20:20
Excelente artículo .......fascinante lleno de verdades. ....
Cosette
22/8/13 15:22
Me gusto mucho tu articulo, me vi reflejada en algunas de las cosas que planteas, cosas que en estos momentos me estan pasando, adoro a mi pareja pero hay veces que le encuentro defectos que al principio no veia y eso hace que me decepcione y dude...yo soy mayor que el tengo 33 y el 25, quizas es cuestion de tiempo, quizas son cosas propias de su edad..
Aliesky Villalobos Pintado
23/3/13 12:45
ummm en verdad me encanto tu articulo, resume y tiene ponencias con una calidad enorme y especial, ¿tienes novio? jejejej porque una novia o esposa como tu debe ser un sueño hecho realidad, con tanta calidad profesional, etica, en fin me gustas mucho, ajajajaj
Arlen
19/3/13 19:11
Yo no he llegado nunca a cruzar la línea pero me ha tocado bastante cerca. Lo cierto es que mantener una relación sin que nos afecte alguno de los factores mencionados no es nada fácil.
granito de arena
19/1/12 14:55
Me ha satisfecho mucho este trabajo que me parece de gran profundidad. Pienso que lo se necesita en este caso es de mucha madurez combinada con locura, en el mejor sentido de la palabra, pasión, mesura y deseos de entendimiento o flexibilidad. Es bien complicada la relación de pareja. Para mí está claro que el amor es finito, se acaba, mas hay que saber cuándo para romper. Pero hasta para romper se necesita de ciertas condiciones, sobre todo si hay hijos.
Reidel Manso castellano
11/1/12 17:15
Mis saludos para usted , la verdad en las relaciones de pareja puede existir tanto el amor como el odio , lo importante es saber llegar a ese punto donde tu conyugue se sienta a plenitud y nunca dude del amor que sientes hacia el , no debemos despreocuparnos ni un solo minuto, deberian de enamorarse cada dia como si fuera el primero para no caer en la rutina diaria y mantener una relacion abierta y sincera y con '' AMOR ''
Alberto Cordero Guerra
9/1/12 10:15
Wao.. Sabes.. Me encanto el artículo, la verdad es que has sido muy abarcadora en cuanto a las relaciones de parejas se refiere..y te digo esto porque me encuentro escribiendo una novela, que trata precisamente este tema tan complejo y abarcador, y sip, las relaciones de parejas, son más que un desafío, están mas allá de la propia lógica..digo esto, por que en ocasiones, no hay manera de poder descubrir, saber, intuir, algo que pueda suceder en un futuro, o sea, como dice usted, que al comienzo no crearse grandes expectativas, creo que hay que hacer una análisis profundo para formar la relación, o sea, que tipo de relación, porque ambos pueden estar yendo en una dirección no correspondiente con la otra en cuanto a la relación, algo pasajero, algo serio, una relación estable etc. Y realmente creo que hay una extraña línea entre el amor y el odio, hay relaciones que realmente no se dan cuenta de los problemas que tiene por las diferencias como personas que son, y van en busca de terceras causas, hasta fantasmas en el closet. Me gusto mucho este articulo, quisiera ver un poco mas de este tema en el sitio.. Saludos
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