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viernes, 1 de noviembre de 2024

Jugar contra la COVID (+Infografía)

Todo error costará carrera y, aunque no nos va a ganar el juego, con cada extraining hay mayor desgaste. Preparémonos para tirar la recta dura y arriba que la cruce y ponche...

Mario Ernesto Almeida Bacallao en Exclusivo 01/10/2020
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caricatura tiempos de covid19
Preparémonos para tirar la recta dura y arriba que la cruce y ponche

Desde hace días la bola estaba en movimiento y, en la tarde-noche de este miércoles, acabó de caer en la mascota. ¿Fue slider, tenedor, rompimiento? Es pronto para saber. El lance simplemente aterrizó en una zona de compleja definición que hace que La Habana reciba al mes de octubre con rostro de preguntas. La vida, con su sapiencia implacable, advertirá de a poco si el cambio radical de acontecimientos salva el juego o –solavaya– lo complica más.

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Hay medidas contradictorias como la reapertura del transporte público. Vienen a la mente las últimas experiencias en guaguas, allá por los primeros días de agosto, donde mantener la distancia resultaba cuestión casi imposible. Al igual que ahora, existían restricciones porcentuales en cuanto a la capacidad. Sin embargo, los ómnibus continuaban pasando con las espaldas sudorosas de hombres y mujeres apiñadas contra el vidrio.

¿Logrará el peso de la ley que esto no vuelva a ocurrir? ¿Quién saldrá victorioso en la posible pugna de la conciencia contra la necesidad? Cuando se juega al caliente los riesgos sacan más los colmillos.

La economía cubana yace sofocada. Esta flexibilización beneficiará a muchos trabajadores del sector no estatal, fundamentalmente a los que guardan relación con determinados servicios hasta el momento vetados, que ahora retomarán su vida con determinadas limitaciones.

Se camina al filo de la navaja. El que se le dé una pequeña luz a bares, discotecas, fiestas públicas y privadas que logren mantener un distanciamiento físico acorde con los protocolos de seguridad, implica una bocanada de aire fresco para quienes cuyo sustento depende de este tipo de actividades. Personas que muchas veces tienen un peso importante en el sustento familiar se beneficiarán, pero al mismo tiempo serán más vulnerables y con ellos todos nosotros.

De hacer colas, en realidad, nunca dejamos. Los cajeros automáticos resultaron protagonistas frecuentes en el tópico durante el último mes, sin quedarse detrás las clásicas y longevas filas para entrar en cualquier mercado medianamente surtido. Hasta comprar pan continúa representando un acto de paciencia. El riesgo ha estado ahí y, sin embargo, hemos ido condicionando el reflejo del cuidado extremo.

En esta nueva etapa, la responsabilidad social agrega varios kilogramos a su peso. Resulta importante reconocer que muchos aún irrespetan normas básicas de protección, pero también es crucial asumir una postura responsable al respecto que ha de partir de la fuerza moral y el ejemplo, del señalamiento valiente, respetuoso e implacable.

El rigor policial resultará determinante; más aún podría serlo el papel de una ciudadanía consciente de que cada paso en falso tendrá una repercusión negativa para el colectivo. El individuo y el grupo se retroalimentan de manera armónica y esto, de aprovecharse para bien, podría ser una fortaleza.

Las restricciones de horarios para salir a la calle, aunque lograron neutralizar gran parte de las actividades nocturnas, no fue una medida infalible ante el virus, dado que durante el día continuaban las grandes concentraciones de personas, muchas veces movidas por necesidades básicas. En esas circunstancias, el autocuidado fue y continuará siendo la clave.

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Lanzarle a la COVID-19 es cosa de cuidado. Bateadora de tacto y fuerza, cazadora por demás de bolas bobas, sabe recortar ventajas con su experticia de venir de abajo. Todo error costará carrera y, aunque no nos va a ganar el juego, con cada extraining hay mayor desgaste. Preparémonos para tirar la recta dura y arriba que la cruce y ponche.


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Mario Ernesto Almeida Bacallao

Periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana


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