Cuando un avión despega uno siente que el estómago está más cerca del corazón o que son la misma cosa, y hasta que no se vuele sin que el ascenso sea un abrupto contrapicado, ese susto, ese “de pronto” no pasa. Y luego pasa uno a olvidarse del estómago y a ocuparse del zumbido de los oídos y llegan a desoírse finalmente todos los síntomas del ascenso… y del aterrizaje.
Da igual si subes o bajas en un Airbus o en un Boeing 737, como el que se elevara y cayera este viernes sobre La Habana sin que hubiese tiempo, apenas, para que sus pasajeros acomodaran los sobresaltos del despegue. Sin margen para ir de un susto a otro y entender si era porque ascendían o era porque descendían. Si de pronto iban a la tierra o al cielo. O a los dos lugares al mismo tiempo, como ya sabemos.
Parece caótico, sin sentido. Parece la muerte. Y también se me parece a la vida, tan llena de esos “de prontos” y cosas absurdas.
¿O cómo uno entiende que un joven sobreviva a una complicadísima operación del cerebro, que incluso haya tenido que viajar al extranjero con la anuencia del Sistema de Salud porque acá no podía intervenirse, que se haya salvado de esa dolencia rarísima, y que luego de un turno médico de rutina, de regreso a casa, se muera? Que se muera después de salvarse.
¿O que un médico se aleje durante años, que se pierda la vida de sus seres (a costa de ayudar a otros) y a cambio de cosas que envejecen y se gastan, y terminen todos perdiéndolo a él y él perdiendo todo?
¿Cómo se descifran las lógicas del destino que mata a un padre, luego de felicitar a su hijo que cumplía 12 años, cuando muy probablemente ese niño no quiera crecer nunca para no acordarse de que su aniversario de vida es también aniversario de muerte?
¿Qué se le dice al hijo de un ingeniero de vuelo que tantas veces veló por la seguridad en las alturas, luego de que su padre se elevara al cielo como pasajero normal en el único vuelo en el que podría relajarse, no estar al tanto de nada…? ¿Quién lo convence de que la muerte y la vida se tejen de probabilidades?
¿Qué podrían decir las cajas naranjas, que solo las llamas terminan nombrando negras, cómo para que las culpas encausen el dolor y los vivos entendamos cómo una cosa lleva a la otra y la vida a la muerte? Y viceversa, la muerte a la vida: porque los sobrevivientes, los que no conocíamos a esos muertos, debemos creer ahora con más fuerza en la intensidad de los días. Los familiares no. A estas alturas no pueden comprender nada todavía.
¿Quién les traduce “el espíritu santo “a los huérfanos de los 10 matrimonios religiosos que tantas veces debieron haberle dicho a sus hijos que Dios era amor y misericordia? El mismo Dios que los desamparara después de una tragedia que haría decir al reverendo de esa orden: “eso no se explica con palabras”. Pero los niños son preguntones y él lo sabe, y el Dios todopoderoso, más. ¿Entonces?
¿Quién convence a la avileña Trinchet, que perdió dos hermanas de un solo estallido, que ahora debe ser más fuerte de lo que ya debía serlo con su hijo padeciendo una horrible enfermedad? ¿Quién se atreve a decirle que la vida sonríe?
¿Cómo se lee una lista de fallecidos sin que el consuelo le alcance ni aquellos que, al menos, tuvieron una despedida? Cuando sabes que las despedidas en los aeropuertos son tan inservibles, pues el tiempo en los salones de espera casi siempre te deja con ganas de otra, y otra tampoco hubiese bastado porque la gente nunca entiende que un adiós puede ser el último hasta que es.
Hay tanto de absurdo en ese vuelo, tanto de muerte…y de vida.
JTAS
1/6/18 11:52
Que escrito ,lleno de sencibilidad y mucho sentimiento ,es duro y un inmenso dolor para las familias y para todos los cubanos ,hoy por hoy cada vez que viene a mi mente esa tragedia no consivo entender porque sucede cosas como esas.
amarilis
30/5/18 15:33
No habia leido ese comentario pero me sacaste las lagrimas y ya hace unos dias del accidente pero no es fácil que una madre le de a un hijo una sortija que nunca se habia quitado desde que la compró y le diga cuidamela mi niño como si se presentiera lo que iba a suceder , no es fácil que te cuenten que el único hijo apriete con fuerza la ropa de la madre fallecida para sentir el olor o que diga cuando la fueron a enterrar por favor dejenme solo con mi mamá para despedirme de ella que le habrá prometido es doloroso que un hermano te comente se acabarón las fiestas en casa de mi hermana y hasta para mi que venia de tan lejos a festejar ,se murió la felicidad de la familia estoy hablando de Marina Garcia Alvarez la hija de Guillermo Garcia que conocimos muchas personas de esto el dia que la enterrarón
Elsy Zaldivar Marrero
30/5/18 14:54
Acabo de leer su articulo, y de verás me ha llenado de tristeza, casi de forma involuntaria imagine lo que pudo pasar por las mentes de los pasajeros que venían en el avión ese fatídico día, no hay palabras que puedan explicar la desesperación y el dolor, hace poco leí un escrito por uno de los familiares, un hombre, cuya misión es salvar vida, y que de un solo golpe perdió su hijita y su esposa y él no pudo hacer nada para salvarla, pero que a pesar de su dolor tan profundo, trataba que acompañar en su duelo a los demás familiares que quedaron huérfanos como él del amor de un ser muy amado y querido, en verdad no hay explicación para que éstas cosas pasen, no hay palabra que sirva de consuelo por tantas vidas truncadas de un solo golpe, pero si algo pueden estar seguros todos, es que este pueblo se vistió de luto y lloró a los fallecidos, en mi pueblo fueron tres madres, hija y nieta, y ese mismo pueblo que las vio nacer las despidio y los acompaño hasta su lugar de reposo y no dejo solos a su familia
J de la C
28/5/18 17:01
Aun no entiendo que paso, ya han pasado varios dias y ni lo creo, se me hace un nudo en la garganta solo de pensar en esa tragedia que termino con la vida de tantas personas, no conocia a nadie y lo siento tan cerca de mi... es una sensacion que no se explicar, se me aguan los ojos solo de leer articulos relacionados y ni hablar de las fotos, estoy sin palabras, solo siento dolor
Julio cesat
25/5/18 18:24
Katia realmente me ha sacado usted lágrimas en estos días fatidicos en que el dolor se multiplica sobretodo para nosotros los holguineros Sin dudas es una reflexión de esos misterios de la existencia.
MARIO CORTINACESPEDES.
25/5/18 16:25
KATIA, IMPACTANTE SU ARTICULO, NO TENEMOS PALABRAS PARA TRATAR ENTENDER ALGO ESTE INFORTUNIO DEL DESTINO, MI COMPAÑERA ESTA RELACIONADA CON LA RECTIFICACION DE LOS CERTIFICADOS DE DEFUNCION, (REPAROS), HACE MAS DE 45 AÑOS, PARA SU POSTERIOR INCLUSION EN LA ESTADISTICA NACIONAL DEL SISTEMA DE SALUD CUBANO, POR LO QUE CONSTANTEMENTE ESTAMOS INTERCAMBIANDO CRITERIOS SOBRE LO REFLEJADO EN LOS MISMOS Y CUANDO UNO VE LA TRAYECTORIA NATURAL DE LA VIDA, (70. 80, 90 AÑOS) CON SU SECUELA DE ENFERMEDADES SE ENTIENDE, PERO LO OCURRIDO, NO TIENE NINGUN SENTIDO, PERSONAS CON ILUSIONES, SUEÑOS, ESPERANZAS, TODO TRUNCADO EN SEGUNDOS Y EN FORMA VIOLENTA, TAL COMO UD. EXPRESA, COMO LE EXPLICA EL PADRE DE LA IGLESIA NAZARENO A ESOS FAMILIARES DE 10 MATRIMONIOS, QUE DIOS LOS RECOGIO DE ESA FORMA, NO SE ENTIENDE. HAY TANTAS COSAS EN ESTE UNIVERSO QUE NO TIENEN EXPLICACION, HAY UN PROVERBIO ANONIMO QUE PLANTEA: " EL PASADO YA ESTA HECHO, (NO TIENE VUELTA), EL FUTURO ES INCIERTO, EL PRESENTE ES EL QUE ESTAMOS TRANSITANDO Y POR ESO DEBEMOS DISFRUTARLO AL MAXIMO", NO DEJANDO PARA MAÑANA, ESE BESO, ESE ABRAZO, ESA CARICIA, ESA PALABRA, ESE ARRENPENTIMIENTO QUE NUNCA SE DIO. TODO ESTO SE LO DICE UN JOVEN DE 72 AÑOS, CON ILUSIONES, SUEÑOS, ESPERANZAS, QUE NO DESEA VERLAS TRUNCADAS DE DESA MANERA. COMO NOTA ACLARATORIA LE DIRE QUE MI COMP. DEJA PARA ULTIMO DE MES, LOS CERTIFICADOS DE LOS MENORES DE EDAD, PORQUE ME COMENTA QUE NUNCA HA PODIDO ADAPTARSE A ESO.
MARIO
OBE CHAMBAS
25/5/18 15:36
Fuerza colega avileña:En estos momentos el mejor aliento es saber que tus compañeros de trabajo te acompañan
en este dolor.
Dave
25/5/18 12:58
La verdad me dejaste con un nudo en la garganta. Buen artículo.
Lo ocurrido ha sido algo sin precedentes. Con hechos fatídicos como este, uno comprende, una vez mas, que a nuestros seres queridos hay que amarlos hasta el último momento porque nunca se sabe cuando será ese último adiós. Son 113 historias troncadas que no tuvieron final feliz y familias que se quedaron con el beso y el abrazo común ante la acogida de un familiar en el aereopuerto.
Debemos vivir cada día como si fuera el último, al acostarnos cada noche celebrar la dicha de haber disfrutado una día mas y al levantarnos en la mañana llenos de valor y voluntad para enfrentar lo nuevo y desconocido que vendrá, siempre con una sonrisa, porque creanme, en esta vida estamos solamente un instante.
Albert Raulson
25/5/18 11:26
Bonitas y sensibles palabras. Nada podra borrar el impacto de las heridas abiertas por esta funesta y absurda catastrofe.
Valia
25/5/18 7:43
...Sin Palabras, aún después de una semana, no consigo recuperar el aliento...
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