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sábado, 2 de noviembre de 2024

El infinito en cuatro letras

El mejor presente será estar separados pero sanos, esperando la oportunidad del reencuentro…

Laura Mercedes Giraldez Collera en Exclusivo 10/05/2020
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El regazo materno es la mejor vacuna, la solución segura, una almohada hecha a la medida de cada hijo

Muchas familias celebran hoy, desde la distancia, el Día de las Madres, pues la compleja situación sanitaria dada por el nuevo coronavirus ha impuesto un estricto aislamiento social, distinto de las costumbres de los cubanos, quienes solemos reunirnos para festejar y honrar a quienes nos dieron la vida.

Sin embargo, este no es motivo para pasar por alto la celebración, cuyo origen en Cuba parte de la propuesta hecha cien años atrás, el 19 de abril, por Francisco Montoto García, asiduo partícipe de las tertulias del Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, en la capital habanera, quien sugirió que en la Mayor de las Antillas se homenajease a las madres en una fecha señalada, como ya se hacía en otras naciones.

Así, el 10 de mayo de 1920, se festejó por primera vez en la isla caribeña el Día de las Madres. Al año siguiente —gracias a la moción presentada por el periodista y concejal del Ayuntamiento de La Habana, Víctor Muñoz— se declaró de manera oficial esta fecha conmemorativa, a celebrarse cada segundo domingo de mayo.

Precisamente, las condiciones actuales nos ofrecen la oportunidad para sentir cuán relevante son nuestras madres, cuánto deseamos su apoyo, consejos, generosidad, paciencia y valentía.

Agasajarlas va más allá de la acostumbrada ceremonia anual. Que se haya destinado un día para evocar su impronta en la familia y la sociedad, es solo un acto simbólico que pretende no pasar por alto la figura materna. Sin embargo, lo que no podemos perder de vista es que para las madres todos los días son de sus hijos, estén cerca o lejos, vivan juntos o separados. La preocupación es constante, la dulzura está detrás de cada regaño, la magnificencia de su obra radica no solo en el acto del alumbramiento, sino y sobre todo, en la entrega infinita cada momento de su vida, sin esperar nada a cambio.

Retribuirlas con cariño, respeto y cuidados es, sin dudas, el mejor de los homenajes. Por eso, quienes esta vez las tengan a su lado, pueden estar seguros de que es un regalo mutuo el tenerse. Para quienes estamos a kilómetros o millas de esos seres de luz, el mejor presente será estar separados pero sanos, esperando la oportunidad del reencuentro para decirles que las extrañamos más de lo que expresamos y que las necesitamos más de lo que lo aceptamos.

Mamá puede ser o no la primera palabra que pronuncien nuestros labios, sin embargo, es el vocablo que encabezará los lamentos más hondos, las alegrías verdaderas y hasta las cotidianeidades más simples, porque el regazo materno es la mejor vacuna, la solución segura, una almohada hecha a la medida de cada hijo. Mamá es una palabra infinita que acompaña cada paso de nuestras vidas.


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Laura Mercedes Giraldez Collera

Periodista


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