El pasado lunes nos despedimos de todos los médicos y enfermeros con los que trabajamos durante estos tres meses. El proceso lo llevamos a cabo bajo la tutela sanitaria de nuestro epidemiólogo, doctor Denis Coca, quien trabajó en el hospital La Caleta como nuestro jefe de grupo.
Temprano, como de costumbre, nos dirigimos al citado nosocomio. Desde nuestra llegada comenzamos a sentir la tristeza por la partida. Pasadas las siete de la mañana, las doctoras Ana Herrera y Tatiana Requena, con quienes trabajamos largas jornadas en la sala de COVID-19, nos regalaban un pulóver con el escudo del Perú, para que nunca olvidásemos esta tierra.
Foto: Cortesía de la brigada médica
Posteriormente la doctora Cinthia López, parte del equipo del área de emergencia, no hallaba palabras ni forma de separarse de nosotros; consejos y elogios en una y otra dirección, así trascendió nuestra charla. También se despedía cariñosamente la licenciada Consuelo, a quien ocasionalmente le cambiaba el nombre cada vez que necesitaba sus servicios; fue desde Catalina hasta Claribel.
“No se pueden ir”, manifestó una de las enfermeras de la sala de COVID-19, “pues a las ocho nos reuniremos con ustedes para despedirlos”. Como la puntualidad no es el fuerte de ningún latino, la despedida sorpresa preparada por las enfermeras y doctoras peruanas tardó un poco más de lo previsto.
Aparecieron los trabajadores de la sala de atención a la pandemia así como representantes de la dirección del hospital. Estábamos los 13 integrantes de la brigada cubana en el centro hospitalario más el doctor Raudel Vargas, jefe de la brigada médica.
Foto: Cortesía de la brigada médica
El doctor Eidel Lugones, anestesista, junto al licenciado Elkis Navarro trabajaron en el salón de operaciones, donde ganaron el respeto de todos. Eidel: joven, correcto y capaz, supo demostrar el profesionalismo y la responsabilidad con que estamos formados. Elkis: alegre, jovial, dicharachero, pero ante todo excelente profesional, le dio un toque mágico al salón de operaciones.
El doctor Lino Jesus Pérez, pediatra, fue reconocido por sus excelentes diagnósticos y su destreza para realizar ecografías cardíacas y para determinar malformaciones complejas. El licenciado Daer Peña trabajó en la coordinación de traslados y remisiones hacia otros centros con mayor resolutividad. Su tarea también fue encomiable.
En la emergencia, el licenciado Anier Lescay fue recibido bien y despedido mejor. Nadie de ese servicio lo quería dejar ir y eso solo sucede cuando se ha obrado de manera impecable. Los licenciados que trabajaron en las carpas: Juan Luis rolo, Adalberto Lazo, Alexander González y Ewel Mompot, también recibieron emotivo agasajo.
Los tres mosqueteros: el neumólogo Eugenio Sollet, el internista Alain Crespo y yo, dimos gracias por haber sido parte de esta historia. El respeto y la admiración con que fuimos despedidos resultó más que elocuente.
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Hace varios meses, me refería en una de estas crónicas, Pastillas para el alma, a la entrega de cartas escritas por los niños locales, en las que, además de agradecer, mostraban respeto por nuestro trabajo.
En la mañana del lunes no faltaron tampoco sus manualidades; confeccionaron ánforas con pomos plásticos dentro de los cuales introdujeron diferentes mensajes. Nos llaman sus héroes sin capa.
Foto: Cortesía de la brigada médica
En la tarde, un grupo de amistad y solidaridad Cuba-Perú nos regalaba palabras de elogio. Las banderas de ambas naciones hermanas adornaron la acera de la avenida universitaria.
En la noche, los representantes de varias organizaciones gubernamentales de salud nos despedían del pueblo chimbotano con una cena cargada de simbolismo. El doctor Roberto Juan Marero, trovador de la brigada, sacó su fusil de 6 cuerdas para que la Guantanamera de Joseíto Fernández y los versos sencillos del maestro culminaran la jornada.
Roberto
22/9/20 17:26
Es tan noble y alentador; sobre todo, necesario, leer palabras como las del Dr Mario en su diario internacionalista. Es un modo indiscutible de demostrar, como dijera Antonio Machado, que hacemos camino al andar y que con nuestro actuar logramos que "...la vida no siga igual..."
Lucy
20/9/20 14:49
Gracias estimados amigos cubanos, siempre ustedes demostrando calidad de gente y gran profesionalismo. Tuve la suerte de mi maestría con profesores cubanos y se de su calidad humana y académica. Muchas gracias por venir a apoyar a nuestro pueblo peruano y Chimbote. Viva Cuba y su maravillosa gente!
Consuelo
25/9/20 0:00
Muchas gracias a todo el equipo de Salud de Cuba,que trabajaron en nuestro Hospital la Caleta,en la lucha contra la covid- 19,salvando vidas.Gracias por dar alegría a muchas familias al ver a su familiar recuperado y de vuelta a casa ,tanto del área de Covid,como del área de Trauma Shock,gracias por el gran profesionalismo demostrado de sus médicos y enfermeros , por la empatía,dedicación y su esfuerzo incansable en la atención de los pacientes.Gracias totales!!!. ,Siempre les recordaremos amigos Cubanos,Dr.Mario Almeida, Dr.Alaín, Crespo,Lic.Enf.Anier Lescay,con quiénes tuve la oportunidad de trabajar en el Servicio de Emergencia en Trauma Shock ... y sí que siempre me cambiaba de nombre el Dr.Mario je,je,je,Que Dios les bendiga ,les proteja y les guíe cada día para que sigan salvando vidas.Abrazos fraternos.
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