Por: Alejandro García Sánchez
Es Ciego de Ávila una ciudad joven, con pocos ejemplos arquitectónicos de gran relevancia o valores patrimoniales excepcionales, con mucha disparidad ecléctica, un muy tímido Art Nouveau y la remisa llegada del Art Decó.
Desde su casco histórico se reconocen rasgos de la arquitectura colonial tardía, pero lo más sobresaliente de sus construcciones tradicionales de tejas criollas y columnas neoclásicas, parecieran ser sus portales corridos, que les brindan a los transeúntes la generosidad de la sombra de sus cubiertas, que, aunque de una amplia variedad estilística en sus grandes y amplios corredores, en muchos de los casos, aportan una visualidad que se antoja con cierta uniformidad en su conjunto.
Este fenómeno urbanístico de sombra continua se ha convertido en un símbolo identitario; la ciudad de los Portales, le dicen. Un valor digno de preservar para prevenir su deterioro masivo ya inminente, respetando los pocos ejemplos de techos coloniales, el intrincado eclecticismo neocolonial, y hasta los escasos ejemplos contemporáneos que aún respeten el paso libre por sus corredores. Este pequeño reporte de muestras se propone, además, valorizar algunas otras techumbres de la ciudad.
Portales corridos de diversos estilos en estado de deterioro.
La variedad de estilos no impide la continuidad del portal.
Techo artesonado de losa y viga de acero.
Este portal con cubierta híbrida, entre fibrocemento, teja y cinc, quedó totalmente aislado.
Detalles de un techo con artesonados de losa y vigas de acero con grietas en el arquitrabe.
En La Fonda, un pinjante central une las convergencias de las vigas (toda la viguería es lisa, sin lacerías, excepto por las ranuras o estrías aplicadas a las alfardas y pares).
Estas prominentes limahoya y limatesa pueden apreciarse en la esquina de La Canchánchara.
Museo Provincial Coronel Simón Reyes Hernández. Armadura simple de parhilera con cuatro faldones, tirantes sin pareado ni lacerías. No presenta harneruelo, por lo que no es un alfarje de par y nudillo. Las vigas apoyan directamente en el estribado.
En el Museo Provincial Coronel Simón Reyes aún se conserva el recurso arquitectónico del aljibe, para almacenar el agua de lluvia que cae desde las limahoyas de los techos hasta el patio central.
La Catedral de San Eugenio de la Palma posee una nave central abovedada en forma de cañón apainelado, reforzada por arcos fajones y cortada por bovedillas transversales (lunetos que no llegan a formar una bóveda de arista), donde se emplazan las ventanas con vidrieras que iluminan el interior con una luz suave y armoniosa.
Atlantes que sostienen el arco del proscenio sobre los palcos del Teatro Principal.
Sobre el arco del proscenio del Principal se encuentran sendas esculturas en alto relieve que, al parecer, representan a Calíope, musa de la poesía épica y la elocuencia; y a Apolo, dios de la luz y la música. Entre los dos hay una gran lira con guirnaldas.
Florón en la parte central del techo del Teatro Principal donde se encuentra suspendida la lámpara.
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