Demetrio Villaurrutia no olvida el día en que comenzaron a transmitir en Radio Rebelde un pequeño espacio que permitía cierta comunicación entre los Cinco y sus familiares, en un nexo que supera lo puramente radiofónico para convertirse en lazo espiritual con la Patria.
“La idea fue de Arleen (Rodriguez) quien se enteró por Elizabeth Palmeiro, la esposa de Ramón Labañino, que él escuchaba muy temprano una parte de las emisiones de “Haciendo Radio” y entonces decidimos dedicarle un tiempo a ellos”, cuenta a Cubahora el director fundador del espacio.
En una primera etapa, Arleen quien era la conductora de Haciendo Radio, dedicaba los últimos cinco minutos de la hora correspondiente entre seis y siete de la mañana, a llevarle información a Ramón sobre la familia.
“Era un programa con un único oyente”, dice con una sonrisa Demetrio, un experimentado periodista y realizador radial.
Fue el segundo domingo de mayo del 2002, Día de las Madres, cuando comenzó a transmitirse un programa dominical entre las 10:30 y las 11:30 de la noche, pero los realizadores no se ponían de acuerdo en el nombre que tendría el espacio.
Un veterano hombre de la radio, Ismael Rensoli, fue quien sugirió el nombre de “La luz en lo oscuro”, a partir del criterio de que las ondas radiales son como una fuerte luminaria patria que borra las tinieblas de la prisión.
Los Cinco, dispersos por varias cárceles estadounidenses, se fueron sumando poco a poco a la audiencia del programa, que además de Ramón, ya es escuchado por Tony Guerrero, René González y finalmente Fernando González, aunque en ese último caso por un breve tiempo.
Sólo Gerardo Hernández, quien está confinado en la cárcel de máxima seguridad de Victorville, en la lejana California, nunca ha podido escuchar el programa.
En un primer momento, el programa era de una hora, pero al sumarse Tony a la audiencia, se decidió extenderlo otros 30 minutos a petición del propio Héroe, quien aseguraba que cuando terminaba “siempre me quedó con ganas”.
Para poder captar la señal de Radio Rebelde, Tony tiene que sacar la mano a través de la reja de la ventana de su celda, incluso en el más duro invierno de Florence, Colorado, y aunque a veces se le congela la mano, no deja de hacerlo para escuchar el programa, que se transmite en horario nocturno porque es el momento en que se permite a los presos escuchar radio en sus calabozos.
“Además de los familiares, que acompañan cada emisión, por la cabina han pasado las más relevantes personalidades cubanas y extranjeras, desde Silvio Rodríguez o Alfredo Guevara hasta la pacifista norteamericana Cindy Sheeham”, apunta Arleen, quien es la conductora fundadora del programa.
Talento, compromiso y un periodismo de excelencia conforman la propuesta del programa, que este lunes recibió el “Premio a la dignidad”, un galardón que desde 2004 otorga la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) “con carácter excepcional a los profesionales de la prensa, honrados e íntegros, que con su acción heroica o una trayectoria de vida extraordinaria al servicio del periodismo y de la Patria, se han convertido en paradigmas”.
El presidente de la UPEC, Tubal Páez, destacó como el programa se encarga “desinteresada y apasionadamente al noble y urgente empeño de exponer el caso de los Cinco, misión en la que cada semana demuestra una extraordinaria sensibilidad y un amplio dominio profesional, con el objetivo de despertar corazones y conciencias en el mundo para sumarlo al combate por la justicia y la libertad”.
Como dice la periodista Angélica Paredes, quien desde hace un año comparte la conducción con Arleen, “somos un vínculo no solo con las familias de los Cinco, sino con la Patria por la que decidieron sacrificarse”, un empeño por el que desde hace una década alumbran la oscuridad de cinco remotas celdas.
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