Amanece el dos diciembre del 2016 y la tradicional reedición del desembarco del yate Granma, en Las Coloradas, Niquero, en la zona oriental del país se celebrará con profundos sentimientos de tristeza por la pérdida del líder indiscutible de la Revolución cubana.
Y es que el desembarco del Granma materializó los pensamientos de momentos antes de embarcar en México y que sirvieron de esperanza a sus compañeros de gesta: salir, entrar y triunfar.
Por estas fechas, medios internacionales también reseñan sobre el hombre que sirvió de ayuda a Fidel que se dirigía hacia Cuba para hacer la Revolución. El comerciante de armas de la Ciudad de México Antonio del Conde, apodado "el Amigo", conoció al líder cubano en la década de 1950 y le compró el Granma.
"Él cambió mi vida como cambió la vida de mucha gente de muchos países en todo el mundo", dijo Del Conde en una entrevista en su hogar en la capital mexicana. El “Amigo” dijo el sábado que se quedó sin palabras ante la muerte de su viejo amigo.
"Cuando un amigo y compañero me avisó (...) me quedé mudo", dijo el hombre. Del Conde conoció a Fidel en 1955 cuando el joven revolucionario entró en su armería en la capital mexicana diciéndole que quería comprar algo.
Del Conde le compró el Granma a una pareja estadounidense y lo cargó de armas y llenó de combustible para los cubanos.
En un fragmento del libro La Palabra empeñada, el historiador Heberto Norman Acosta ilustra vívidamente la travesía: “El yate deja atrás las tranquilas aguas del río, atraviesa las escolleras de la desembocadura y penetra en las inquietas aguas del Golfo. Hay un fuerte oleaje, el viento bate con fuerza, cae una fina llovizna. La embarcación acelera los motores, se balancea de un lado a otro, caen cosas en su interior. Las olas cubren la cubierta y parte del techo.
“Cuando se aleja lo suficiente de tierra firme, ya en aguas del Golfo, se encienden las luces. En su interior, los combatientes se abrazan unos a otros, algunos hace tiempo no se ven. Ernesto Guevara, el médico de la expedición, comienza la búsqueda frenética de los antihistamínicos contra el mareo, que no aparecen.
“Emocionados, los expedicionarios cantan el Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio. Por último, sus gritos de ¡Viva la Revolución! y ¡Abajo la dictadura! se confunden con el fuerte viento. No resulta difícil imaginar cuánta alegría y emoción sienten Fidel Castro y sus compañeros, después de tanto tiempo soñando y luchando, cuando al fin se ven a bordo de aquel pequeño yate, que semeja una cáscara de nuez en medio del terrible oleaje del Golfo, avanzando decididos rumbo a Cuba”.
Onán
15/12/16 11:49
Tuve la oportunidad de reeditar esta travesía de Tuxpan a Las Coloradas en el TUXCO-40. Maravilloso, una de las mejores experiencias que he vivido. Fue lindo fue conocer Mexico, su cultura, su gente, lugares muy hermosos. Vi cosas que nunca olvidaré. En igual medida me impactó el recorrido que hicimos en Cuba. Esa zona de Granma, Alegría de Pío, Cinco Palmas... Hay muchos valores sembrados en esos pobladores. Vi los niños montados en un mulito rumbo a su escuela. Escuelas muy rústicas pero muyyyy lindas. Pintaditas, con bellos jardines, con un orgullo inmenso reflejado en el rostro de maestros y alumnos por ser de ahí, por tener una escuela tan linda. Consultorios del médico de familia con muchos recursos, con un médico listo para la pelea. Mas hacia el occidente del nuestra isla es muy dificil ver las cosas que vi allí.
Sigo pensando que una de las mayores proezas de nuestra historia patria fue la expedición del Yate Granma. No la llamo locura por temor a faltar el respeto a nuestra historia y a quienes la hicieron pero hay que estar en el mar en un barquito de ese tamaño y el mal tiempo que yo pasé para lograr entender el tamaño de esa proeza. Ya.. me extendi demasiado y solo quería dar una breve opinión. Saludos.
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