Fidel Castro, al visitar la escuela que lleva el nombre de Vilma Espín, el día de su natalicio 86, afirmó que estaría muy orgullosa de su obra, de su sacrificio: “Yo estoy seguro que un día como hoy Vilma estaría muy contenta (…)”.
Y es que la Heroína de la Sierra y el Llano dedicó su vida a luchar por reivindicar los derechos de la mujer cubana; los derechos de los niños y de los más desvalidos dentro de la sociedad:
“Fue por eso que la fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, nuestra eterna presidenta, creó en 1986 la Comisión de Prevención y Atención Social en cada provincia y municipio. Para ayudar a los niños y jóvenes desprotegidos, a los exclusos en su reinserción a la sociedad, a la familia, a la que consideraba fundamental, y a los desvinculados del estudio y del trabajo”, afirma con convicción Brenda Aguilera Duarte, quien por 20 años dirigió dicha comisión en la provincia de Villa Clara.
Luego vendrían las luchas de Vilma contra la prostitución, un flagelo que revivió en la Cuba de los años 90, y al cuál dedicó incontables horas de desvelo. Al respecto, Brenda recuerda cómo en aquellos momentos difíciles, en una reunión nacional de la Federación, ella se comprometió con la máxima dirección de la Revolución a hacer todo lo posible por erradicarla, o minimizarla, para no poner en riesgo el desarrollo del turismo en el país, que por entonces se abría al mundo.
“Y lo cumplió. No había visita a la provincia que no se interesara por la reinserción social de esas jóvenes a las que consideraba víctimas. Eso sí, con quien no tenía piedad alguna era con los proxenetas. Vilma decía que una de las formas más graves de discriminación de la mujer era la prostitución”.
Para Vilma Espín la familia era primordial, y la suya fue un modelo. Siempre estaba preocupada por evitar que esa célula de la sociedad se erosionara: “¿Ustedes creen qué la familia se está transformando, no se estará destruyendo?” era una de sus preguntas recurrentes, recuerda Brenda.
Tampoco debe ser olvidado en esta evocación su interés por la reinserción a la sociedad de los infantes acogidos en las Casas de Niños sin Amparo Familiar, pues, como refiere Brenda, siempre veló por encontrarles una familia sustituta y cuando fue necesario, garantizar mediante la adopción, la incorporación del niño o la niña al seno de una familia.
Acá, en Villa Clara, Vilma inició dos hermosas experiencias que luego se expandieron por todo el país. En 1992, se fundó la primera Cátedra de Mujer y Familia dirigida por la entonces rectora del Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, doctora Mercedes Piñón Jareño, y un años después, en 1993, se inauguró la primera Casa de Orientación de la Mujer y la Familia de Cuba, institución que tantos beneficios ha reportado a la mujer cubana y a la sociedad en su conjunto.
Y es que a Vilma, mujer excepcional, el tiempo le alcanzó para todo. En el llano brilló junto a Frank País y en la Sierra Maestra llegó a ser también una heroína. Allí, en su primera subida a las intrincadas lomas, conoció al Che; ese otro grande de Cuba y Latinoamérica.
A Vilma, que tenía referencias del guerrillero nacido en Argentina, por su historial revolucionario, le impresionó su edad, pues creía era un hombre mayor de 40 años, y también su manera de hablar, sin tanto dejo argentino.
Así recordaba ella ese primer encuentro: “Entonces me presentan al Che... Yo me hacía la idea, por lo que me contaban de que era médico, había estado en Guatemala y tenía cierta historia revolucionaria, que era un hombre de cuarenta y pico o cincuenta años. A nosotros en aquel tiempo, alguien con esa edad nos parecía muy viejo... Deja verte la cara, le dije. Ah... pero qué... si tú eres jovencito... ¿Qué edad tienes? “Tengo 27 años”. Nosotros creíamos que eras un viejo y empezamos a bromear. Tú no hablas como argentino. “Es que soy internacional”.
Después de 1959 se dedicó por entero a luchar por la igualdad de derechos de la mujer. Su entrega fue incondicional. Hasta el último minuto de su vida.
Fidel nunca dejó de admirar a esa consagrada revolucionaria. En discurso pronunciado en el acto clausura del XV Congreso de la CTC, efectuado en el teatro “Lázaro Peña”, el 24 de febrero de 1984, afirmó: “Con emoción y optimismo escuchábamos las palabras siempre inteligentes, serenas, revolucionarias y dulces de la compañera Vilma Espín”.
Y en la Reflexión: “Las luchas de Vilma”, 20 de junio de 2007, escribió: “El ejemplo de Vilma es hoy más necesario que nunca. Consagró toda su vida a luchar por la mujer cuando en Cuba la mayoría de ellas era discriminada como ser humano al igual que en el resto del mundo, con honrosas excepciones revolucionarias”.
Y aunque para Brenda Aguilera, ella vive en cada mujer cubana, ahora, cuando se conmemora la primera década de su desaparición física, debiera ser más estudiada y conocida entre las féminas jóvenes: “No podemos dejar que Vilma se olvide. Hizo mucho por nosotras y desde su reposo eterno lo seguirá haciendo, pues sus ideas no morirán”.
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