¡Happy Holi! (+ Fotos)

Toc, toc….tocaron a mi puerta en la mañana y abrí, sin saber que la locura vendría segundos después…. “ ¡Happy Holi!, gritaron Liz, Osama, Mohammed y tres o cuatro personas más (no recuerdo) se apresuraron a colorearme el rostro, la ropa, el pelo… Salí del cuarto y todo afuera era una nube de polvos de colores, y los demás corrían unos detrás de los otros, para que no le faltara colorido a aquel, para que no se escape aquella…

Caí en la trampa, ¿cómo evitarlo? Era mucha la alegría que se compartía, eran contagiosas las risas y las fotos captaban todo. Quise colorear el día yo también, y cuando tuve en mis manos los paquetes de los polvos de origen vegetal verde, rosado, morado y amarillo, me sentí libre. Es esa la sensación que multiplica el Festival Holi cada 13 de marzo en toda India cuando se recibe a la primavera y se dejan ir las preocupaciones, las frustraciones y las incomprensiones.

Holi no es ocasión para decir Permiso, Disculpas o Gracias…Cualquiera se te acerca y te pinta la cara, te felicita y te sonríe, y el espíritu alegre se disfruta así. Lo viví y fue una experiencia maravillosa.

Debes proteger tu celular en una bolsa plástica, me habían aconsejado. Y es que Holi lleva una celebración “seca”, así, repartiendo polvos de colores a diestra y siniestra, pero luego puedes ser víctima de una manguera de agua que te empapa la ropa antes de incitarte a bailar…Yo protegí mi celular pero evite la manguera a toda costa porque si se me caían los colores, perdía la gracia. Logré escapar, y bailé, y toméla pandereta y traté de aprenderme la letra de los cantos que otros estudiantes coreaban…

¡Vamos a la Universidad!, algunos invitaron. Huong y yo los seguimos, y fue impresionante. Mucha gente, muchos coloridos y muchos “ataques” sorpresivos. La música se escuchaba desde lejos porque varios DJ amenizaban el escenario y la multitud coloreada tropezaba a ratos al andar. ¡Be careful!, y tuve tiempo de esquivar un disparo de agua coloreada. No era un niño, era un adulto que con una pistola plástica “agredía” autos y personas sin parar.

Me mezclé entre todos, y bailé, y sentí mi pelo crecer de más colores y hasta fango…No me importó. Este festival de los colores, que también se celebra en Nepal, me inundó de paz a la par que las manos le arrancaban sonidos a los tambores.

Después de las dos la tarde, así, como lienzos andantes, todos se sientan y se ofrecen Gujiya, una especie de empanada con relleno azucarado que endulza el alma, y comparten Bhaang, una bebida también dulce, derivada de la leche, que aplaca los enojos.

¿Cómo termine Holi? Limpiando el cuarto, dándole tres vueltas a la lavadora para “salvar” la ropa y tomándome 40 minutos para un baño que sacó de mi cuerpo y de mi pelo toda la emoción de un día en el que comprendí que siempre se pueden vaciar los resentimientos. El corazón puede abrirse, y cambiar de color, si uno así lo quiere.