Un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona y el Consulado de Cuba, recientemente aprobado por el gobierno catalán, ha devuelto a Cuba las esperanzas de traer a suelo patrio los restos del poeta y periodista cubano Pablo de la Torriente Brau, caído en combate el 19 de diciembre de 1936 en el frente de Madrid.
Según informó el pasado 17 de octubre la española agencia EFE, el objetivo es recuperar y repatriar los restos del autor de Presidio Modelo, 105 días preso y Realengo 18, que según los datos conocidos hasta la fecha se encuentran en el cementerio de Montjuïc.
Esta actuación —refiere el diario español La Vanguardia—, se incluye en el Plan de fosas 2017-18 impulsado por el Departamento de Asuntos Exteriores, que será el que se encargará de los trabajos de prospección geofísica y de la recuperación de todos los restos que se puedan encontrar.
“De acuerdo con el Programa de Identificación Genética, el Departamento de Exteriores también garantizará la identificación genética de los restos óseos que se localicen, así como el cruce con los perfiles genéticos de los familiares de las personas desaparecidas inscritas en el censo de personas desaparecidas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista”, prosiguió la fuente.
Por su parte, aclara, el Consulado General de la República de Cuba en Barcelona se ocupará de las tareas de repatriación a Cuba de los restos encontrados en caso de que correspondan al brigadista Pablo de la Torriente; y el Ayuntamiento de Barcelona garantizará el acceso y la realización de las tareas en el cementerio de Montjuïc para la exhumación de los restos.
Aun cuando esta parece ser finalmente una verdadera esperanza en el empeño por recuperar los restos del insigne periodista cubano, no es el primero que protagonizan ambas naciones.
De acuerdo con un reportaje de investigación realizado hace cuatro años por un grupo de estudiantes de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana1, e incluido en el volumen Pablo de la Torriente Brau, pasión de contar, durante 50 años fueron múltiples las gestiones personales, institucionales y de gobierno dedicados a esta tarea sin que arrojara hasta entonces ninguna posibilidad firme.
¿QUIJOTE CUBANO EN DESTIERRO ESPAÑOL?
Con este nombre identificaron los autores la investigación cuyo punto de partida fue el 7 de marzo de 1962. En ese entonces, explicaron, Lía de la Torriente Brau, le envió una carta a Raúl Roa García, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba por aquellos años, solicitándole se gestionara en España el traslado a la Isla de los restos de su hermano fallecido2.
“Es este un profundo y viejo deseo de los familiares y amigos de Pablo ―dijo Lía― y confiamos en que ahora, que rige nuestro país un gobierno revolucionario con los mismos ideales por los que luchó mi referido hermano, es la oportunidad mejor para que sean definitivamente inhumados sus restos en tierra cubana”.
El 18 de mayo de ese mismo año, la Embajada de Cuba en Madrid le comunica a Roa que, además de las gestiones para la exhumación y traslado a Cuba de los restos de Pablo, estaban haciendo trámites a través de una gestoría para tratar de obtener el certificado de defunción de Pablo y otros para su exhumación; y pide sea confeccionado para tales propósitos un poder especial, por parte de las hermanas Torriente Brau, a un funcionario de la embajada para que este se encargue de los procedimientos pertinentes.
Así comenzaron 41 largos años de trámites infructuosos que devinieron en una carta enviada por Ruth de la Torriente Brau al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 8 de enero de 2003. En ella le reiteró el pedido de hacer trámites para recuperar los huesos de Pablo. El 19 de junio del mismo año, lo hace también a Felipe Pérez Roque, a la sazón Canciller de Cuba, con motivo de no haber recibido respuesta del Comandante.
En esta misiva ofrece referencias de posibles ubicaciones. “En el año 1970 mi hermana Zoe estuvo en el cementerio de Montjuïc. Allí, con bastante trabajo, logró que el enterrador, que aún vivía, le mostrara una libreta registro en donde constaban los siguientes datos: Pablo de la Torriente Brau, sus restos fueron depositados en el nicho 3772, agrupación ‘sin vía’, primer piso, en enero de 1937, aparece en el libro Registro número 26, número de orden 206, años 1936–37”.
ÚLTIMOS ESFUERZOS
Una de las últimas gestiones realizadas con este fin aconteció en 2008. Carlos Castillo, Cónsul General de Cuba en Barcelona, en correo electrónico enviado el 14 de mayo a Eduardo Delgado Bermúdez, en el momento Embajador de Cuba en España, comentó entonces que, a su criterio, existían enormes dificultades para la exhumación de los restos de Pablo y que no creía tener, en sus circunstancias, posibilidades de lograr la autorización de las autoridades locales.
Además, aunque tenían la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, se habían enfrentado a una oposición en amplios sectores de la sociedad española que hizo imposible su aplicación en el tema de la exhumación de los restos de los caídos en la Guerra Civil. Hasta la fecha, dijo, no se había autorizado la excavación de las fosas comunes donde se encuentran, a pesar de la presión de familiares y el movimiento antifascista.
El 3 de octubre de 2010 muere Ruth, última de las hermanas Torriente Brau, pues ya habían fallecido Graciela, Lía y Zoe, y única familia restante de Pablo en Cuba, sin lograr ver cumplido su sueño: que los restos de su único hermano descansaran en el suelo de su Patria.
Desde esa fecha hasta la realización del reportaje (mediados de 2014), no se tuvo noticias de ninguna otra gestión hasta que, como parte de la investigación, los autores se comunicaron vía correo electrónico con el entonces embajador de Cuba en España, Eugenio Martínez.
En respuesta a la solicitud de entrevista realizada por los estudiantes, el diplomático les comentó que durante un acto realizado el 21 de diciembre de 2013 en un cementerio de Madrid —ubicado a unos 40 kilómetros de donde cayó Pablo—, donde colocaron una tarja a los 1 412 internacionalistas cubanos que lucharon en la Guerra Civil para defender la República española, había aparecido un muchacho asegurándole que conservaba cabello de Pablo.
“En 10 minutos comienzo gestiones para recuperar los restos de Pablo”, concluyó su misiva el diplomático.
1-Anays Almenares Ávila, Gabriela Ávila Gómez, Aileen Infante Vigil-Escalera, Léster Upierre Rodríguez y Max Barbosa Miranda.
2- La referencia a cartas y documentos oficiales sobre las gestiones por recuperar los restos de Pablo forman parte del dossier facilitado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y su director Víctor Casaus.
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