Decía José Martí que “el mucho heroísmo ha de sanear el mucho crimen”, y esa certeza se percibe cuando se recorre el Memorial de la Denuncia, institución que destaca por su alto valor histórico, patrimonial y de diseño museográfico. Única de su tipo en el país, la instalación apoyada en las nuevas tecnologías propone un recorrido interactivo por momentos cruciales del devenir de Cuba a partir de 1959, una etapa, que por su cercanía en el tiempo, resulta, en ocasiones, difícil de contemplar en toda su dimensión.
Lo hace de una forma amena y dinámica, asegura Elena Caballero Prieto, directora del centro, ubicado en Quinta Avenida y 14, en el capitalino municipio de Playa. “Esta instalación se ha erigido en memoria de las 3 478 víctimas fatales provocadas por las agresiones imperialistas a Cuba, a quienes han caído defendiendo la libertad que tanto nos ha costado y a la resistencia de todo un pueblo que está dispuesto a luchar y defender sus ideales hasta la última gota de sangre.
“Se inauguró el 13 de agosto último, en conmemoración al cumpleaños 91 del líder histórico de la Revolución Cubana, artífice de todas nuestras batallas y victorias. Por ello su presencia está en todas las salas. Cada espacio del Memorial recoge su obra, lo hace evidente y tangible para las nuevas generaciones que crecerán sin su presencia física. A ellas, especialmente, está dedicada la instalación, que abre de martes a sábados de nueve y media de la mañana a cinco de la tarde”.
—¿Cuáles son los propósitos del Memorial?
—Ser un sitio permanente para la denuncia a través de las pruebas contundentes que tenemos de las acciones perpetradas por los gobiernos de Estados Unidos contra nuestro pueblo durante más de 58 años y la respuesta de este, mostrando su unidad, firmeza y carácter revolucionario. Otro fin es contribuir a la enseñanza de la historia y crear valores en niños, adolescentes y jóvenes, sobre todo, el patriotismo y el imperialismo. Aquí enseñamos la historia no desde la densidad de los manuales, sino a través de un proyecto que fusiona tecnología con aprendizaje.
—¿Cómo se organiza la instalación?
—Por tres inmuebles: los dos primeros con seis salas expositivas: La CIA y otros servicios de inteligencia, La guerra mediática, La guerra económica, Terrorismo de Estado, Manipulación política del tema migratorio y Nuestra fuerza es la fuerza del pueblo. El tercero, como espacio sociocultural.
“La sala Terrorismo de Estado posee además dos salas transitorias: una audiovisual y otra para obras de arte alegóricas al hecho histórico que se proyecte en la sala anterior. Ello le permitirá al visitante descargar un tanto el impacto emocional que pueden sufrir al ver el material audiovisual. Ahora mismo en esa área se recrean hechos como el sabotaje de La Coubre”.
—¿Por qué hablamos de un museo más contemporáneo?
—En la actualidad los museos no se conciben como meros espacios expositivos pasivos. Las tendencias van hacia la interacción del visitante, donde existen áreas para el aprendizaje. Eso fue lo que nos propusimos con este Memorial, que se distinguiera por su interactividad. El visitante encuentra aquí, además de los conocidos objetos que usualmente se encuentran en un museo, pantallas táctiles en las paredes que le permiten acceder a líneas del tiempo e infografías sobre los hechos históricos expuestos.
“También en ellas pueden acercarse al efecto de la holografía (técnica fotográfica para crear imágenes tridimensionales), y conocer mediante videos, monografías temáticas, multimedias, testimonios y documentos desclasificados inéditos en el país diferentes sucesos históricos, incluso, descargarlos para llevar a casa. Para ello contamos con modernos equipos tecnológicos. En fin, tratamos de conseguir una imagen perpetúa a través de un discurso sobrio y audaz, en el cual se implique historia, tecnología, arte y simbología.
—¿Se puede afirmar que la instalación constituye un espacio sociocultural?
—Sí. Aquí el visitante puede encontrar una sala polivalente y otra de navegación, que permite realizar búsquedas especializadas, una biblioteca, librería, redes, así como una ludoteca con videojuegos de producción nacional, que ofrece la oportunidad de aprender la historia de Cuba mientras se juega. Se les brinda servicios ofimáticos y de cafetería. En una de las áreas interiores hay un stand de la Editorial Capitán San Luis, que se ocupa de publicar un grupo de colecciones vinculadas con los temas que aparecen reflejados en el Memorial. Aquí se podrán organizar cursos, conferencias, talleres, presentaciones de libros y otras actividades.
—¿Para todo este empeño se necesita de un buen personal?
—Contamos con excelentes profesionales. Un personal muy joven, en su mayoría egresados de la Universidad de La Habana, el cual ha recibido una intensa preparación para de una manera moderna y de vanguardia, transmitir la historia de nuestro pueblo.
—Cuando uno recorre cada sala descubre que la institución es muestra del valor del diseño en función de la información…
—Se trató que las salas, además de los elementos que ya hemos descritos, se hicieran acompañar de instalaciones artísticas, pues eso ayuda a los conocimientos del visitante y le da más armonía. Por ejemplo, en la primera planta del Memorial existe una dedicada a denunciar el Terrorismo de Estado promovido contra Cuba, rememora la historia contada desde el dolor, pero también desde la resistencia del pueblo que ha sufrido en carne propia el impacto de una política basada en la violencia y el terror. En la sala Manipulación política del tema migratorio, hay otra sobre la Operación Peter Pan, una de las más secretas y fatales operaciones de subversión política e ideológica organizada por Estados Unidos contra nuestro pueblo.
—¿Qué existía en este sitio antes de ser convertido en Memorial?
—La casa, devenida Memorial, sirvió de sede, de 1959 a 1962, de la Sección de Operaciones de los órganos de la Seguridad del Estado, el 26 de marzo de 1989 Fidel y Raúl la inauguraron como museo de la Seguridad del Estado, y el 6 de junio de 1991 como del Ministerio del Interior (Minint). Esta última línea le permitió ampliar su contenido museológico y contar con 14 salas con exposiciones permanentes y una transitoria, todas relacionadas con el trabajo realizado por la instalación junto al pueblo combatiente.
“Durante esos años se desarrollaron diferentes actividades de carácter museológico, científico, cultural, social, político e ideológico. A partir de 2011 comenzó el proyecto para su transformación general y devolverle el esplendor y la sabiduría que ahora atesora. Se trataba entonces de crear un museo de nuevo tipo atemperado al siglo XXI, un museo que combinara historia y tecnología”.
—¿Si tuvieras que definir la instalación en una línea como lo harías?
—Un sitio que se levanta contra los que pretenden que olvidemos nuestra historia.
Armando
1/9/23 17:49
Saludos, se hace muy necesario que quienes dicen llamarse periodistas inicien la promoción de este lugar por todo el país. Que no sea la contrarrevolucion quien tome la delantera y demerite el sacrificio de los más de 3000 cubanos muertos por la política del Gobierno de EU. No podemos esperar que los dirigentes del Gobierno dicten la indicación sobre la historia de luchas. Demorar este trabajo sería hacerse cómplices de nuestros aserrimos enemigo.
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