Cuando el conteo regresivo anunció la llegada del nuevo día la algarabía no se hizo esperar. Desde horas de la tarde previa jóvenes de toda Cuba, e incluso del extranjero, esperaban ansiosos ese momento, aquel agosto de 2016.
Ni la incesante llovizna, el mal estado de los estrechos caminos y lo intrincado del paraje les impidieron llegar. Su objetivo era recibir juntos la fecha, celebrarla lo más cerca posible del lugar donde, 90 años antes, vino al mundo el tercero de los hijos de Ángel Castro Argiz y Lina Ruz González: Fidel Alejandro Castro Ruz.
Y lo lograron. Desde el pequeño descampado a solo dos kilómetros y medio de la finca Birán, en Holguín, fueron enviadas al líder histórico de la Revolución cubana las primeras y más cálidas felicitaciones de la jornada. Los jóvenes, sus jóvenes, así lo habían decidido desde que un año antes comenzaran a preparar los festejos por la fecha.
Luego de una madrugada de alegrías, el alba sorprendió a la bisoña tropa, y a quienes se les iban sumando por el camino, arribando a la primera morada del eterno joven rebelde. En el hoy museo conjunto escultórico Birán, otros tantos ya esperaban desde bien temprano para sumarse al homenaje.
Allí no tendría lugar el acto central —efectuado en la capital—, pero justo a la misma hora, desde la holguinera finca se alzaron las voces de niños, jóvenes y adultos en recordación al pequeño e inquieto Fidelito, al adolescente amante de los deportes, al joven estudioso, al guerrillero incansable.
Al fresco resguardo de los árboles que lo vieron corretear durante su infancia detrás de los animales domésticos o que ocultaron sus más inocentes travesuras, su rostro se repitió en pancartas, gorras, pullovers, pegatinas, banderas. Sus 90agostos vibraron en el corazón de los presentes.
Cuando este domingo anuncie la llegada de un nuevo aniversario de su natalicio, no habrá una mejilla para recibir besos ni sonrisa infinita para agradecerlos, pero desde un Birán multiplicado en toda Cuba latirá su espíritu y cientos de jóvenes volverán a revivir otro conteo regresivo para agradecer su ejemplo.
OTROS DATOS
El Conjunto Histórico de Birán tiene sus orígenes en 1915, cuando Ángel Castro Argiz compró su primera finca denominada Manaca, que constituyó, tal vez, la gran añoranza de su natal Láncara, allá en Galicia, España.
Con una extensión de 26 hectáreas de tierra, 2 de estas dedicadas a las instalaciones, 8 a cítricos y el resto perteneciente a áreas verdes y autoconsumo, está abierto al público desde el 2 de noviembre de 2002.
En el año 2008, la Comisión Nacional de Monumentos lo declaró Monumento Nacional, sobre la base de sus extraordinarios valores históricos. Actualmente cuenta con 11 instalaciones representativas de la arquitectura vernácula en madera: casa natal de los Castro-Ruz, segunda casa familiar, casa de la abuela, hotel, escuela y casa del maestro, taller de mecánica y carretas, valla de gallos, carnicería, correo y telégrafos con la casa del telegrafista, carnicería, cinco bohíos de haitianos y un barracón.
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