El cañonazo del crucero Aurora marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Inició una nueva época histórica: la contemporánea.
Sucedió el 25 de octubre de 1917, 7 de noviembre por el calendario gregoriano. Ese día, los bolcheviques encabezados por Lenin tomaron el poder en la atrasada Rusia zarista y dieron surgimiento al primer estado socialista de obreros y campesinos sobre la faz de la tierra.
Un hecho inédito que tendría una influencia y un alcance mundial, cuyos efectos aún persisten a un siglo de aquellos inéditos acontecimientos, a pesar de que, lamentablemente, a finales del propio siglo XX desaparecieron la URSS y el campo socialista.
Un retroceso en la rueda de la Historia provocado más por errores de los hombres en el proceso de la construcción socialista que por la teoría científica del marxismo-leninismo, que tuvo en Carlos Marx a su genial creador, junto a Federico Engels, y a Vladimir Ilich Lenin, su continuador y discípulo más fiel.
La luz de la Revolución Socialista de Octubre irradió a todos los pueblos del mundo, y Cuba no resultó una excepción. Por el contrario, su influjo benéfico llegó rápido a la Mayor de las Antillas y aquí sus ideales fructificaron de manera esplendorosa, hasta convertirnos en el primer país socialista del hemisferio occidental y faro y guía de los pueblos explotados del llamado Tercer Mundo.
Ya en el II Congreso Nacional Obrero, celebrado en 1920, nuestros trabajadores enviaron un saludo de felicitación a los hermanos que en la Rusia habían establecido la República Socialista del Soviet.
Y como un hecho inédito en plena República fue el homenaje que el pueblo de Regla le hiciera a Lenin, el domingo 27 de enero de 1924, al saber del fallecimiento del fundador y guía del primer estado socialista.
Allí, por resolución de su alcalde Antonio Bosch se sembró un olivo en lo que después sería conocida como Colina Lenin y se le rindieron al genial líder proletario “dos minutos de meditación”, en los que, como detallaba el acuerdo, “se deberá paralizar toda actividad social; los vehículos pararán, los establecimientos no efectuarán operación alguna, los individuos quedarán en quietud absoluta”.
También en los anales del movimiento revolucionario y comunista cubano quedó la visita que hiciera el joven Julio Antonio Mella, fundador del Primer Partido Comunista de Cuba, surgido en 1925 bajo el ejemplo del Gran Octubre, al buque soviético Vlatslaw Vorovsky, anclado en la bahía de Cárdenas.
Fue en agosto del propio 1925 y Mella dejó constancia de aquel primer contacto del pueblo cubano con el soviético en su artículo Una tarde bajo la bandera roja: “Nunca nos habíamos visto (…), pero nos abrazamos fraternalmente (…) Cuando bajamos la escalinata para tomar la lancha que nos conduciría a tierras cubanas, los “vivas” al obrero de Cuba y de Rusia y del Mundo, lanzados en español, en inglés y en ruso, fueron como el epílogo de aquellas horas pasadas entre los hombres de una época que aún está lejana para Cuba”.
No estaba tan lejano el Socialismo en nuestro país. Tras el triunfo del 1ro. de enero de 1959, y agudizarse a niveles extremos el diferendo de Estados Unidos contra Cuba, el 16 de abril de 1961 Fidel Castro proclamaba al mundo el carácter Socialista de la Revolución e iniciaba una época de intensos y fructíferos intercambios con la URSS y el entonces existente campo socialista.
El propio Fidel, al evaluar la influencia que ejerciera la Revolución de Octubre en Cuba, afirmaría en entrevista concedida en 1977 a la televisión soviética:
“(…) podemos decir que las ideas de Marx, Engels y Lenin ejercieron una influencia decisiva en el núcleo revolucionario que organizó la lucha armada contra la tiranía de Batista y contra el neocolonialismo en nuestro país. Por lo tanto, podemos decir que el acontecimiento que más influyó en la Revolución Cubana fue precisamente la gloriosa Revolución de Octubre”.
Han pasado cien años de aquel famoso cañonazo del “Aurora”. La Revolución de Octubre dejó un legado imperecedero. El mundo entero la recuerda hoy con orgullo.
El presidente ruso, Vladimir Putin al destacar su influjo, afirmó este 3 de noviembre: “(…) los sucesos dramáticos y turbulentos de 1917 forman una parte intrínseca y complicada de nuestra historia, la Revolución ejerció una influencia enorme en el desarrollo de Rusia y del mundo entero”.
Mientras, el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro, enviaba una carta de felicitación a Guennadi Ziuganov, Presidente del Partido Comunista de la Federación de Rusia, en la que con justeza y firme convicción escribía:
“Este trascendental evento marcó un hito en la historia de la humanidad y su influencia ha estado presente en las luchas por la independencia, descolonización y autodeterminación de los pueblos.
”Los ideales que motivaron a obreros, campesinos y soldados en la construcción del primer estado socialista, bajo la certera conducción de Lenin y del Partido Bolchevique, mantienen plena vigencia”.
El hito marcado aquel 25 de octubre de 1917 no podrá ser borrado jamás.
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