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lunes, 18 de noviembre de 2024

Puercos jíbaros (+Videos) (+Audio) (+Fotos)

La rebaja en la carne de cerdo no ha estado, desafortunadamente, en el precio de una libra “limpia” y fileteada. No. La rebaja ha estado en los planes (y los reales), en la cantidad de cabezas y en el pienso...

Katia Siberia García en Periódico Vanguardia 15/12/2018
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Puerco Volando-Ilustración
La escasez, puertas afuera del Porcino, ha generado ausencia, unas veces, y excesivos precios, otras.

La rebaja en la carne de cerdo no ha estado, desafortunadamente, en el precio de una libra “limpia” y fileteada que llega a 40.00 pesos en el mercado informal. No. La rebaja ha estado en los planes (y los reales), en la cantidad de cabezas, en el pienso…, en las ganas de los guajiros que hoy asumen, ariscos, su relación con las entidades estatales y cuyos desencuentros ceban hoy cualquier cosa, menos animales.

En Ciego de Ávila los guajiros brutos están más escasos que la carne de puerco. Y si la comparación le parece exagerada, salga a entrevistarlos… y salga luego a comprarla a 16.00 pesos, el tope que una vez nos dimos el lujo de imponer aquí: verá que primero se encuentra un pernil a las 9:00 de la mañana en La Elegante, que a un porcicultor diciéndole que de eso él no sabe.

Pero como tener cientos de cerdos es una decisión que trasciende lo personal, no basta con que demuestren que “no hay quien les haga un cuento”, mientras los porqués del por qué se les vuelven más perennes que el olor de una cochiquera, en medio de una de las reuniones que, infructuosamente, intentaba tranquilizarlos.

Cuando Invasor asistió, ya lo había corroborado; no porque tuviese en su poder las famélicas cifras de este año, donde solo septiembre y octubre reportaron las cabezas pactadas, sino porque, desde antes, la verdad venía disgregándose entre las oficinas de Economía y Planificación, el Porcino, la Agricultura, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), la Empresa de Proyectos, Planificación Física, la Unidad de Medio Ambiente, Aprovechamiento Hidráulico, el Banco, los reportes de la prensa nacional y hasta las opiniones de Norberto Espinosa Carro, presidente del Grupo Empresarial Ganadero, rector de la actividad en el país.

Los más de 100 criadores reunidos allí, pidiendo hablar casi a coro, fueron la puñalada final a la unanimidad sobre un tema que terminaría siendo más jíbaro que los propios animales que un día se fueron y todavía no regresan. Incluso, las coincidencias en los tres problemas centrales del debate (fisco, pienso y papeles) duraban poco, pues al rato volvían a “divorciarse” de las soluciones que, hoy, parecen no menos ariscas.

A Luis Manuel Peña Pérez, un hombre que hace 15 años cría cerdos, tuvieron que hacerle el cuento. Quizás no pudo ir por los ajetreos del hospital donde hace más de 15 años es médico intensivista. Por eso Idalberto Moreira Moya, graduado en Telecomunicaciones y presidente de su Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) “Pedro Martínez Brito”, lo puso al tanto. Ninguno de los dos, “lamentablemente”, peca de terco o falto de estudios. Sin embargo, dicen no entender el rumbo que han tomado las cosas.

Y la lista de cosas no es tan extensa como la lista que ha desencadenado, “porque problemas con la comida siempre ha habido, un poco más, un poco menos, pero esto del fisco que tenemos que pagar, a comienzos de 2019, ha venido a acabar con los puercos. Yo tenía 1 000 y ahora decidí quedarme con 400; y como yo, una pila de gente está reduciendo sus contratos”, asegura Luis Manuel.

Idalberto le da la razón y habla, además, de que el impuesto y esa escala progresiva no incentivan la producción, pues “si mayor es el porcentaje que debes pagar mientras más se produce, cómo vas a querer aumentar. Fíjate que no hablo de negar el impuesto”, aclara el Presidente, quien asegura que esos temores se mantuvieron en los seminarios y todo siguió igual.

Tales seminarios informaron a los productores de la Ley 125 del Presupuesto del Estado para el año 2018 que, por primera vez desde que se aprobara en 2012 la Ley 113 del Sistema Tributario, no los exoneró del pago del impuesto por los ingresos personales. Desde entonces, empezaron a meterle “cocote” al asunto, sacando sus cuentas.

El Departamento de Recaudación de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) en la provincia hizo el cálculo solicitado por Invasor. La comparación resulta elocuente si tomamos (una vez descontados los gastos) los 200 000.00 pesos que, por ejemplo, le “quedan libres” a un guajiro, y tomamos, al mismo tiempo, los de uno que ganó 40 000.00. Después de introducir ambos datos en la escala progresiva de la ONAT, vemos que el primero pagaría 67 300.00 y el segundo 6 200.00: mientras las ganancias se multiplican por cinco, el impuesto excede la multiplicación por 10.

“Las mayores ganancias se pagan mucho más caras, no van parejas, ¿te das cuenta?”, reaccionaba Idelfonso, quien sugería una pérdida no menos considerable, debido, también, a las facilidades de la Empresa Porcina que, ante la escasez, elevó el precio de compra de animales de traspatio a 19.78 pesos la libra en pie y la alternativa (que para esa modalidad no exige contrato) tentó a muchos a vender directo al Porcino. “Eso nos debilita, porque los planes nuestros siguen estáticos”, explica.

La opción se ha convertido, también, en una posibilidad para evadir el fisco, tal y como describían a esta reportera: “si te paras afuera, cuando los guajiros llegan con los camiones llenos de puercos, vas a ver a unos tipos con un bulto de carnés en las manos que te pagan ahí mismo la carne a 17.00 y te ponen 100 puercos a nombre de 10 personas, por ejemplo. Terminas ganando un poquito menos, pero evitándote pagarle esa barbaridad del 45 por ciento a la ONAT, porque tus ganancias totales no superarán los 150 000.00 pesos”.


Una mañana en el matadero, que este año ha estado desaprovechando su ya pequeña capacidad (Fotos: Nohema Díaz).

Aunque un informe de la Agricultura reconocía que, al cierre de octubre, las 65 CCS que hoy concentran el 74 por ciento de la producción porcina le debían más de 1 500 toneladas de carne al Porcino, nadie se atrevería a atribuirle el origen del “desvío” a esa causa, pues, ya en julio, Yandira Sánchez Fuertes, directora del Porcino, aseguraba a Invasor que era evidente la disminución de ese animal criado por el personal de la calle, que representa un 32 por ciento de su plan y, al cierre del primer cuatrimestre, no llegaba ni al 65 por ciento de cumplimiento.

Entonces, Porcino pagaba el cerdo “de la calle” a 11.56 pesos y las cifras demostraban que tampoco llegaba al matadero. Al no cumplirse los planes, muchos de los kioscos de las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y de las CCS, no tuvieron tampoco cómo justificar la venta a la población: unos cerraron y otros comenzaron a decir, bajito, y sin tablilla, el precio de la carne: 23.00, 25.00, 30.00, 35.00… hasta 40.00 pesos ha llegado. “Porque si hoy la tienes que buscar a 17.00 en el campo, ya que nadie te la da a menos desde que la Empresa la compra más cara, ¿a quién se le ocurre que tenemos que toparla a 18.00 pesos?”, replican desde el punto de venta de la UBPC San Francisco, ubicado en el mercado de Ortiz, de la cabecera provincial.

De modo que la escasez, puertas afuera del Porcino, ha generado ausencia, unas veces, y excesivos precios, otras, o las dos al mismo tiempo. Algunos atribuyen parte de sus causas a la “rebambaramba del fisco”, como lo traduce Alpidio Jiménez Casas, con 500 cerdos en ceba y asociado de la CCS Ángel del Castillo, para el que se hace difícil, casi imposible, justificar algunos costos porque “si se te muere un puerco, tienes que comprar uno por fuera y reponerlo (cuando los índices de mortalidad se reconocen en todos lados, menos en nuestro contrato); si bajas un día 10 toneladas de polvo de arroz tienes que pagarle a un hombre para que lo haga, y ese no es contratado; si haces un hueco para las lagunas tiene que ser con un buldócer, y eso, además de que no es legal, te cuesta como 6 000.00 pesos, y ¿mantenerlas luego? Es muy complicado”, confiesa.

No es, sin embargo, la complicación que más le entuerta sus días, pues el fisco será en el primer trimestre de 2019, “pero mis puercos están estancados, no bajan de peso ni aumentan lo que deben. Solo a mí me deben 100 toneladas de pienso”, dice para desempolvar el problema de la falta de comida; un viejo dilema que Invasor abordara cuatro años atrás.

EL PESO Y LOS PESOS

En esa fecha aludíamos a una deuda de más de 4 000 toneladas y, en 2018, sobrepasó las 7 000, si bien el último reporte de octubre hacía descender el estrago a 6 166 toneladas. Las noticias desde Villa Clara y Sancti Spíritus asoman la crisis a escalas nacionales que Norberto Espinosa Carro, presidente del Grupo Empresarial Ganadero, justifica con la subida de los precios en el mercado mundial. y el Presidente del Grupo Empresarial Ganadero lo justificaba con la subida de los precios en el mercado mundial, donde “necesitamos 80 millones de dólares más para comprar el mismo maíz de antes”, expresó en la reunión con productores de la provincia, quien antes había reconocido que en Cuba solo se producía la mitad de la comida de la masa porcina.

Pero la mitad no es suficiente, y el déficit en las materias primas importadas para la fabricación del pienso ha obligado a que los sinsabores se estanquen en las cochiqueras.

“En las avileñas, por ejemplo, la capacidad productiva de las dos fábricas de pienso no alcanza siquiera para el 60 por ciento de la masa total”, asegura Alfredo Sanz Rodríguez, especialista de Servicios Técnicos Territoriales de la Empresa Porcina.

El problema se agrava porque, aun cuando en una de las modalidades de los convenios que establece el Porcino, el 30 por ciento del alimento debe aportarlo el porcicultor, “la inestabilidad en el combustible ha sido constante. Los que tienen que sembrar hectáreas de alimento necesitan el petróleo y lo que ha hecho es reducirse su asignación”, explica Hanoi Sánchez Medina, presidente de la ANAP en el territorio.

Tales contratiempos han “disparado” la comida al punto de que “un saco de yuca se paga a 70.00 pesos, ¡y no aparece!”, exclama Omar Borot Moure, entre la incredulidad y un desespero que le hace preguntarse por qué, si la Empresa y el país están teniendo dificultades, él no puede tenerlas e incumplir; por qué, si no le entregan la comida pactada, tiene que entregar el cerdo con el mínimo de 90 kilogramos convenido; por qué, cuando la calidad del pienso es mala y no hace la misma conversión de carne, no se ajusta el contrato o se paga la diferencia…

Las interrogantes de este campesino que ceba 250 cerdos no distan de las de sus semejantes, planteadas en “la cuarta reunión que se hace sin que cambien las cosas” (según comentaron varios de los asistentes).

A pesar de que el Presidente del Grupo Empresarial Ganadero aseguró allí que en otra reunión, en La Habana, serían analizadas para adoptar decisiones, el hecho de que, hasta el momento, no se traduzcan en medidas concretas, los tiene sobresaltados. Ellos perdiendo pesos, los puercos perdiendo peso y la carne “perdida”.

Mientras, nadie sale ganando, salvo ciertos intermediarios y revendedores en las colas de la madrugada que lucran con una oferta cada vez más alejada de la demanda. Y es que ni siquiera al cierre de 2017, cuando anunciamos que Cuba sobrepasaría el récord histórico de producción de carne de cerdo, con aproximadamente 190 000 toneladas, estuvimos cerca. Un cálculo, basado en los supuestos más favorables a la mesa de cada hogar, nos daría lo siguiente: tomamos las 190 000 toneladas y decimos que fueron de cerdo en pie (pues, en banda, significaría alrededor de un 30 por ciento menos). Decimos que ninguna de esas toneladas llegaron a los cuatro millones de turistas, ni al porcentaje que lleva el picadillo de la canasta básica, ni a los jamones, ni apaladares y restaurantes, ni a los comedores, ni a los hospitales… Entonces, esa cifra “neta” la llevamos a libras y la dividimos, luego, entre unos 11 millones de cubanos. Terminaremos comprobando que, en ese escenario hipotético de distribución irracional, hubiesen sido unas tres libras por persona cada mes.

Aquí el discurso no ha intentado crear falsas ilusiones. Tanto la Directora del Porcino como el delegado de la Agricultura en la provincia, Orlando Pérez Pedreira, aseguran que la deuda persistirá y las variantes hoy se concentran en alimentar a los animales que tenemos, no en pagar los atrasos.

“No puedo asegurarte cuándo la saldaremos toda, porque no depende de nosotros”, admite Orlando.

Yandira, por su parte, habla de la decisión del Ministerio de la Agricultura de mantener el plan intacto, inferior en 1 700 toneladas con respecto al de 2016, y asegura que en las actuales condiciones será muy difícil llegar a las 12 552 impuestas en 2018.

Yusnier Arnáez Guerra, técnico porcino de la CCS Ángel del Castillo, se atreve a pronosticar, incluso, un descontento al margen de los planes: “los problemas van a seguir, también, porque la cría se ha enredado con los papeles”.

Los “papeles”, como dicen todos sin especificar nombre propio, son los permisos exigidos a un porcicultor para que su ejercicio sea legal. Según los datos más recientes, no llegan a 20 en esta provincia (de los más de 150 que se dedican a la actividad). Si inconcebible parece la cifra, no menos sorprendentes son las contradicciones que se dan entre las instituciones que intentan ordenar el asunto.

DEL DICHO AL HECHO

Orlando Pérez es tajante cuando asegura que la irresponsabilidad ha sido de la Agricultura, que no les ha exigido a los productores que tengan los papeles en orden.

Escucha"Declaraciones de Orlando Pérez Pedreira, delegado de la Agricultura en Ciego de Ávila." en Spreaker.

Pero de exigir a tener hay un camino tropezoso que algunos han recorrido con desvíos (y han vuelto a empezar donde quedaron); otros ni siquiera han emprendido; muchos están en alguna parte del trayect,o y los airosos todavía se preguntan cómo lo conseguirán quienes no vivan cerca ni tengan carro para enfrentar “el papeleo y el desgaste”.

Yamilé Oria Hernández, la mujer que, en Florencia, se ha vuelto famosa por lo impecable de sus cochiqueras, lo resume todo en insistir: “ahí, ahí y ahí… sin parar”, dice convencida, mientras habla de años y hace énfasis en el plural.

Lo que pudiera interpretarse como crítica, Edelsa Ruiz Quintana, jefa del Departamento de Inversiones de la Dirección Provincial de Planificación Física, lo llama Ley. “Así está establecido, puede durar dos años y un tercero si se prorroga”, aclara al referirse al Decreto 327 del Consejo de Ministros, que, en enero de 2015, vino a normar el proceso inversionista del país y a sustituir la anterior Resolución 91 de 2006, del Ministerio de Economía y Planificación.

“Entonces, los permisos que se habían dado no tenían toda la documentación que se exige ahora y ahí es donde muchos se han trabado.”

Tenerlo todo, en este momento, implica una cadena de trámites que Invasor intentó seguir, no siempre en su orden lógico, aunque sí en algunos de sus eslabones esenciales.

La Empresa de Aprovechamiento Hidráulico debe otorgar los permisos de vertimiento para impedir que se contamine el manto y que los sistemas de tratamiento devuelvan al medio un líquido que no cumpla con las normas. Su director técnico, Pedro Rodríguez Mora, asegura que ahora comienzan a hacerlo, pero solo había muestreado las primeras cochiqueras estatales y ningún productor privado lo había solicitado. ¿Entonces? ¿Cómo algunos poseen ya todos los permisos? ¿Y los que llevan años vertiendo sin saber si el sistema residual funciona?

La Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente debe entregar la licencia ambiental. María del Carmen Olivera, jefa de la Unidad de Medio Ambiente, respalda los datos de sus especialistas: en tres años solo han emitido 80. Luego participan, asimismo, en la certificación del utilizable y comprueban que lo diseñado en los sistemas de tratamiento se cumpla, y eso ha sido solo cinco veces en 2018.

Desde la Empresa de Proyectos e Ingeniería en Ciego de Ávila, Roberto García Peña, director de Diseño, explica que el sistema de tratamiento es complejo de diseñar y de acometer. Que ellos no son los inversionistas, sino los proyectistas y, por tanto, es la CCS o la entidad a la que se asocia el productor la que, al hacer el contrato con ellos, responde por la ejecución. Al no emplear a personas capacitadas, ni contar con asesores del Porcino (que tampoco guía la obra), los guajiros quedan al frente de la construcción y, cuando se evalúa, no siempre cumplen los parámetros ni puede aprobarse el permiso final.

Muchas de las herramientas, incluidas las de topografía, solo las poseen escasísimas empresas. ¿Y cómo se las arregla, legalmente, un porcicultor que quiera hacer todo como mandan “Dios” y la Ley?

Planificación Física informa que su sistema de ventanilla única funciona conforme a lo reglamentado (e integran a la docena de organismos que intervienen en los autorizos). El 13 de noviembre Edelsa indicaba que apenas poseía cinco solicitudes para iniciar los trámites, mientras unos 160 expedientes estaban en otras fases del proceso. Cree que mientras Porcino (presionado por el cumplimiento de sus planes) continúe entregando cerdos para su ceba, los productores no frenarán sus ilegalidades, “al ver que siguen criando sin que pase nada”.

La lista de entrevistados pudiera ser mayor, para pesar de los criadores. Sin embargo, uno de los eslabones se “ha zafado” de la cadena de vericuetos que amarra a los tenedores de animales: ya no podrán solicitar nuevos créditos al Banco de Crédito y Comercio, debido al vencimiento del documento que prorrogaba las ilegalidades hasta el 2 de octubre (cuando se suponía hubieran concluido las legalizaciones). El Jefe del Departamento de la Banca Agropecuaria lamenta que el Manual de Procedimiento se lo impida. Es la Ley.

Hace algo más de dos años, otro tipo de negativas vació seis grandes cochiqueras en la provincia y sus estructuras, que cebaban 20 000 cabezas cada seis meses, siguen hoy llenas de nada, en estricto cumplimiento de la legalidad. El estrago fue tan estrepitoso que el segundo mayor productor del país en 2012 —que entonces Invasor convirtió en noticia—, terminó pastando vacas en 2018.

También por eso se nota la ausencia en los planes y los platos, y las “culpas” trascienden el presente de pienso, fisco y papeles. “Pero tampoco podemos alegrarnos de que las toneladas vayan hacia el otro extremo, ya que si la entrega excede las 500 cabezas diarias (que es la capacidad total de los dos mataderos), al no poder sacrificarlas aquí, tenemos que enviarlas a otras provincias, tal y como hemos hecho varias veces,” confiesa José Enrique Lemos Frómeta, subdirector de la Dirección Provincial de Economía y Planificación.

Definitivamente, en Ciego de Ávila los puercos terminan siendo jíbaros hasta cuando parecía que los habíamos domesticado.


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Katia Siberia García

Se han publicado 1 comentarios


senelio cdeballos
 15/12/18 6:48

Otra vez..El equipo de cubahora... CAPTA  NUESTROS TRABAJOS PROVINCIALES [ avileños] y los publican qui..OK!!  VERY GOOD!!...JOROCHO!!!..no estoy en contra!!!!...Pero alla en el www.invasor.cu  este articulo de la Lic.  KATIA .tiene decenas de comentarios....Aqui no veo ni uno...jajaja..Veremos  !!!

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