¿Cuánto vale una libra de tomates? La respuesta es fácil, aunque dependerá de la región en que se formule. ¿Cuánto vale el recuerdo de un ser amado? El escritor Oscar Wilde definía a la persona cínica como aquella que lo sabe todo sobre los precios, pero nada sobre los valores.
En estos días en los que el tema es la comidilla de muchos cubanos, vale la pena tener a mano la frase del intelectual inglés, porque muchos economistas de barrio intentan explicar la compleja situación del país con el prisma de la ley del valor de cambio y se olvidan de otros valores espirituales que en definitiva son los que nos definen como seres humanos.
El problema de los precios es complejo. La teoría de la complejidad se asienta en la interrelación infinita de factores, hechos, circunstancias e incluso de lo que los científicos llaman entropía, y que comúnmente conocemos como casualidad. En el caso cubano el precio no se ha determinado en los últimos años por fórmulas de costos, sino por asignación. Ello, aunque fue consistente en determinado momento histórico ha derivado en deformaciones. Al precio se le han asignado otras funciones como la de establecer un balance entre el número de mercancías y la demanda o la segmentación del mercado.
Sin embargo, este escribidor considera que en última instancia, el principio y fin del problema, su solución, se encuentran en el ser humano, su subjetividad, sus valores espirituales.
Y lo afirmo porque no importa que el Estado aplique medidas de choque u otras mejor pensadas, si quienes son encargados de cumplirlas o hacerlas cumplir se dejan arrastrar por personalismos, mezquindades y tecnicismos; hundiendo las narices en los números para no mirar la cara de sus semejantes. La economía es mucho más que fórmulas y políticas financieras, tiene más de sentido común, que lamentablemente no es el más común de los sentidos.
Parecía que las sesiones parlamentarias de 2015 concluirían sin anuncios de impacto, como los años anteriores, pero una intervención, aparentemente casual, movió el piso a todos.
La instancia ejecutiva respondió con celeridad y afortunadamente optó por un camino más largo, pero sostenible. Sin caer en la tentación de topar los precios, y ante la imposibilidad de crear un mercado mayorista o romper con las inconsistencias de la dualidad monetaria, ha optado por apoyar sectores productivos claves para incentivarlos y reorganizar los sistemas de balance y acopio.
El primero, y quizás el más importante, ha sido el de la producción de alimentos. Se han anunciado, y se ponen en práctica, medidas financieras, inversiones, acceso a maquinaria e insumos y un mayor protagonismo del Estado en la distribución. La agricultura es un sector clave porque con la disminución de los precios de los alimentos deben disminuir también otros renglones, al menos es lo que se espera.
Igual pudiera ocurrir con otros servicios básicos en los que el Estado no debió dejar que se empoderara la famosa ley de la oferta y la demanda, como es el caso del transporte.
En todos estos ámbitos será necesario una intencionalidad gubernamental, o sea, crear mecanismos de apoyo a quienes, desde el cooperativismo, el cuentapropismo o el sistema empresarial, tienen que ver con estos servicios; porque así será más viable la negociación para disminuir los precios.
Al mismo tiempo, es imprescindible atajar la corrupción, que actualmente se ha convertido en la principal fuente suministradora del sector privado; y perfeccionar los mecanismos tributarios, cuyos altibajos termina asumiendo, no el dueño de un negocio, sino sus clientes. Basta mencionar como ejemplos el incremento de las tarifas en aquellas cafeterías que han pasado al sistema de arrendamiento o el espectacular ascenso de los honorarios de cocheros, barberos, poncheros y un largo etcétera.
En el sistema empresarial habrá que desterrar vicios como el ocultamiento de ineficiencias con altos precios, el incumplimiento de los planes presupuestados y de ejecución de inversiones, la falta de control de calidad, el voluntarismo en la toma de decisiones, la inexistencia de estrategias para la innovación y la actualización científica y tecnológica y el exceso de burocratismo para aplicar medidas que pudieran fomentar alternativas de abastecimiento y empleo.
¿Por qué tantas dificultades para aplicar la Resolución de pago? ¿Es lógico que un vendedor, sea el Estado o un particular, tenga más de un 120 por ciento de ganancia en determinada mercancía? ¿Qué ha ocurrido con quienes recibieron tierras en usufructo y todavía no las han puesto a producir?
Hablar de estos temas es hablar también del problema de los precios y en la mayoría de ellos se podrá atisbar, entre el laberinto de justificaciones, el bloqueo de EE.UU. a Cuba, los embates climáticos, el endeudamiento, la economía mundial; que al final no se trata de precios, sino de valores que deben estar presentes en los seres humanos.
Kmelot
23/4/16 11:56
la dualidad monetaria es lo que se esta comiendo por una pata a las empresas estatales cubanas. Imaginanse que la Empresa de Campismos de cuba llega a CIMEX y gasta solo 3000 MN en refrescos al cambio 1*1, y despues los comercializa al cambio 1*25. No digo si van a tener ganancias, una ganancia engañosa.
Alcide
30/3/16 9:53
Es necesario fijar un límite de ganancia tanto para el sector estatal como para el privado y controlar más a los que controlan para que no se corrompan
cano
3/2/16 10:06
La problemática de los altos precios (en todos los productos y servicios donde esto está alterado) el estado puede resolverlo elevando el control del contribuyente, es cierto que éste hace una declaración jurada donde expone los precios de su servicio o productos que oferta,pero siempre los altera, siempre sucede,entonces el vendedor está robando al estado y al pueblo, al que se le debe imponer una multa severa dentro de lo establecido o la sanción que requiera.? Hacia dode iria la ganacia de esa multa?,al pueblo,a la educación del contribuyente,al equilibrio oferta y demanda, al rol del estado; seria protección del consumidor. Sin cacerias de brujas,seguiriamos con la persuación, el trabajo político, pero es necesario que se solucione lo que a todo nivel se ha comentado de esta temática. Para los precios hay que ver el estado del servicio y los productos que se ofertan, la yuca,el boniato, el tomate viejo, un almendrón que ahoga su humo a los pasajeros, la higiene, etc,etc,etc, deben tener precios bajos o no estar a la venta(que no se les permita). Lo comentado por mi se que se hace, pero no lo sficiente. Calculen cuánto recaudaria el estado para la sociedad, no solo seria dinero,sino cultura vendedor-comprador, higiene,tranquilidad,valores positivos sociales y CUIDADO CON LOS INSPECTORES.
olegario
26/1/16 15:05
LA PROBLEMATICA DE LOS PRECIOS TRANSITA EN PRIMER LUGAR POR LOS QUE IMPONEN LAS TIENDAS EN DIVISAS QUE SON LAS QUE ESTAN FIJANDO LOS MISMO PARA EL RESTO DE LOS SEGMENTOS ECONOMICOS Y COMERCIALES. PARA NADIE ES UN SECRETO QUE EL IMPUESTO DE RECAUDACION YA RONDA EN ALGUNOS PRODUCTOS HASTA EL 300%, A PARTIR DE AHI LOS DEMAS ACTORES PONEN LOS SUYOS. TODO ES MULTIPLO DE 25, NADA CUESTA 7.80; 4.50; 3.24, etc. todo es 25, 50, 75. 100, 125, etc ect. HASTA EL PAN, EXCEPTO DE LA LIBRETA QUE NO HAY QUIEN SE LO COMA, EL HUEVO A 1.50 C/U. LOS PRECIOS AUMENTAN Y LOS SALARIOS ESTAN ESTATICO EN BUENA PARTE DE LOS SECTORES ECONOMICOS DEL PAIS.
HE VISITADO UN GRUPO IMPORTANTE DE PAISES Y COMO REGLA GENERAL LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS SON LOS DE MAS FACIL ACCESO Y PARA DIFERENTES SECTORES, CREO QUE ESTO YA TIENE MAS UN MATIZ POLITICO QUE ECONOMICISTA.
Triple A
26/1/16 10:05
Muy interesante el comentario, muy sugestivo el penultimo párrafo, creo que nuestro estado revolucionario, ante todo, debe predicar con el ejemplo y valorar por qué en las tiendas en divisas, que son netamente estatales, hasta los artículos de primera necesidad, como por ejemplo la leche, carnicos, etc, todo se vende con un precio no menor de un 190% sobre el valor del producto. Sabemos q hay paises con los cuales no compartimos ideología en q esos precios se reservan para articulos suntuosos, bebidas alcoholicas, cigarros, perfumes, etc. Por qué si somos adalides en la defensa de los pueblos, no hacemos lo mismo. Predicar con el ejemplo y despues entonces emplazar a las otras formas productivas con el tema precios.
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