Académicos cubanos destacaron las potencialidades de integración comercial de la Nueva Ruta de la Seda, un megaproyecto de China que involucra también a Latinoamérica y el Caribe, y que todavía suscita muchas incertidumbres.
De acuerdo con la investigadora Yanet Martínez Pérez, con la puesta en marcha de esa iniciativa comercial en el sudeste de Asia, China busca posicionarse en una subregión que se encuentra en crecimiento, como una posibilidad de incrementar su influencia regional.
Ello sería posible en tanto Beijing podría desempeñar un papel de mediador entre varios de los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, opinó Martínez durante la IV Conferencia de Estudios Estratégicos, que concluyó la víspera en esta capital.
La iniciativa Un cinturón, una ruta (OneBeltOne Road, OBOR) es una forma de estimular la economía china y, visto de forma estratégica, busca que el gigante asiático reduzca su dependencia de una salida al Pacífico rodeada de territorios aliados de Estados Unidos, precisó.
Dichos territorios están inmersos en conflictos con gran presencia norteamericana o mantienen disputas territoriales con Beijing, por lo que es una prioridad para China —dijo—diversificar rutas y socios comerciales, abrir nuevos mercados y ampliar su estructura logística.
El proyecto tendría el potencial de renovar el comercio, la industria, la innovación, el pensamiento y la Cultura, al igual que sucedió con la Ruta de la Seda en la antigüedad, y donde los países del sudeste de Asia desempeñarían un rol fundamental.
Significaría, además, desarrollar un ecosistema de infraestructuras que englobaría desde la generación de energía, redes de oleoductos y gaseoductos hasta la construcción de cables de telecomunicaciones.
En fases posteriores se espera incluya proyectos sociales, de Educación y Salud, medios de comunicación, innovación y software, así como intercambios culturales pueblo a pueblo, comentó la especialista del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
Según Martínez, la Nueva Ruta de la Seda tendría repercusiones de carácter económico, geoestratégico y geopolítico en el sudeste asiático, en particular con el incremento de la presencia e influencia china y el reordenamiento del panorama político, económico y social.
Varios expertos coinciden en que, a la vez que contribuirá a la disminución de las tensiones por conflictos territoriales y marítimos, OBOR convertiría a la subregión en un centro de lucha por el poder entre Estados Unidos y China, fundamentalmente.
A su vez, Ruvislei González Sáez, del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), señaló que OBOR cuenta con 11 países de América Latina y el Caribe, de los que nueve están en el Gran Caribe.
China, que destina a Latinoamérica y el Caribe 200 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, es el segundo mayor socio comercial y ejecuta 70 proyectos de infraestructura por valor de 55 mil millones de dólares que generan unos 400 mil empleos.
Según el catedrático, después de 2015 las inversiones se concentran en telecomunicaciones, componentes electrónicos, finanzas, transporte, energía renovable, automotriz, farmacéutica y textil.
En esa interrelación, puntualizó González, las oportunidades de la región se aprecian en la construcción de una vía interconectada para el transporte de carga regional o al menos subregional (sudamericano, caribeño, centroamericano).
También se beneficiará en facilitar el sistema aduanero, desarrollar el mecanismo de transporte multimodal, vincular todas las rutas del área, mejorar la infraestructura portuaria y/o aeroportuaria, y generar facilidades al transporte aéreo civil.
Podría expandir las redes de fibra óptica como parte de la estrategia de Nueva Ruta de la Seda de la información hacia el continente, sin descartar que China será en la próxima década el mayor emisor de turistas en el mundo, con alrededor de 200 millones anuales.
En opinión de Sunamis Fabelo, otra especialista del CIPI, OBOR se presenta como «una comunidad de futuro compartido para toda la humanidad. Es una amplia concepción china sobre el funcionamiento armonioso y el destino de la humanidad».
Tal concepto encarna la esperanza del pueblo chino por un mundo armonioso y un desarrollo creativo del espíritu tradicional en la nueva era de la globalización, donde todos los países comparten prosperidad y pérdidas, y están cada vez más interconectados.
China ha ofrecido una nueva posibilidad, la cual se fundamenta en abandonar la ley de la selva, el hegemonismo y poder político de «suma cero» para reemplazarlo con la fórmula «ganar-ganar», aseveró Fabelo.
senelio ceballos
3/11/18 9:05
Creo que CHINA...Hace rato esta ocupando inteligentemente los mercados de paises latinos, cuando los gringos abran los ojos..OLALA!! EL TREN SE FUE!! dicen los rusos, Nosotros los guajiros del Escammbray decimos el pajarito volo de las manos!!!!!!!..Creo que le falto una rama en su articulo que verdaderamente ya la tienen ocupada.......EL COSMO....Los proyectos de satelites y cosmo de Boliva,Venezuela y otros paises se valoran por expertos en miles de miles de dolares.....
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