Cuando aún se escuchan los ecos de la actuación del equipo cubano de boxeo en el recién finalizado Campeonato Mundial Juvenil con sede en Kielce, Polonia, Cubahora cree oportuno "analizar" las posibles causas de un tramo competitivo final tan inesperado e infructífero para la tropa del entrenador habanero Santiago Suárez Tabío.
Les recuerdo que Cuba asistió con nueve púgiles a la cita sobre el ring del Complejo Hala Legionow. Solo se quedó sin inscripción en los 52 kilogramos y el saldo final fue de un título al aval del peso crucero habanero Jorge Luis Felimón, así como dos medallas de bronce gracias a los puños del welter Dany Landys Lafos y el supercompleto Fernando Arzola, ambos de Santiago de Cuba.
Una somera "radiografía" de esa actuación refleja que los alumnos de Suárez Tabío llegaron a signar 10 victorias sucesivas durante las cuatro primeras fechas. Pero en la quinta, el minimosca tailandés les quitó el invicto cuando dispuso 4-1 del guantanamero Yislan Barrera, quien fue penalizado con un punto por agarrar.
Hasta ese sábado, la cota era de 14-13. Y crecían las expectativas porque el domingo subían otros cinco púgiles al encerado, que descendieron con saldo final de 19-17 para hacer soñar a todos -entre quienes me incluyo-, en un cierre cuantitativo dado el buen arsenal mostrado por el grupo. Y por la rica historia que posee en estas citas para bisoños, en las que había ganado 12 títulos por países en 19 participaciones.
Pero como reza el viejo adagio, "una cosa es con guitarra y otra con violín". En fases preliminares de torneos boxísticos, los más aventajados -y los cubanos se incluyen en ese grupo- van dejando fuera a los de menor aval técnico-táctico y la competencia se pone más exigente en las fechas finales. Entonces, el lunes 19 sucedió lo inesperado: apenas dos triunfos de seis posibles, resultado que dejó a Cuba con cinco representantes en activo, casi fuera del podio de premiaciones.
Quiero hacer la salvedad de que vi todas las peleas de los cubanos por el canal de Youtube de la AIBA, por lo cual no tengo ni la menor idea -espero solventarla cuando regrese el grupo-, de qué pudo suceder extra-ring. Así, ahora intentaré explicar "mis" razones de por qué cayó tanto el ritmo vencedor de los bisoños cubanos. Claro, sin ánimo de justificación.
Primero: el tema pandemia obligó al conjunto a entrenar bajo el sistema de burbuja en la Escuela Córdova Cardín, al este de la capital, con el consiguiente protocolo sanitario. Y si algo no existe en el boxeo es distanciamiento. Entonces, es fácil "traducir" que el escaso cruce de golpes que aporta un sparring (intercambio con guantes) -de eso sí hubo bastante-, estuvo bien lejos de lo que verían más tarde sobre el ring de Kielce a la hora de la verdad.
Segundo: es continuidad del primero. Por las restricciones que trae la pandemia, el grupo se vio privado de realizar topes internacionales, especialmente la tradicional gira en la cual interviene en el importante torneo de Anapa, Rusia, para categoría juvenil. Allí asisten anualmente los mejores bisoños de Europa que luego serán los respectivos rivales en las citas convocadas por la AIBA.
Tercero: hubo detección de varios fallos técnicos que no solo les permitieron a los rivales llegar más a la zona de ataque sin ser repelidos con categoría. Además, cuando el oponente era de mayor tino, más exigente en su accionar, los árbitros debieron penalizar a los cubanitos -sin duda alguna-, por cometer infracciones que, admisibles por ser aún muy jóvenes, nunca debieron mostrarse. Y el mayor fracaso fue agarrar al rival en los intercambios, por lo cual perdieron valiosos puntos que dieron al traste con una presumible victoria. ¿Qué me dicen?
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