La decisión ya está tomada y no hay espacio para más. Me imagino el enorme dilema en el cual se vieron envueltos los entrenadores cubanos para decidirse por la pareja que, finalmente, estaba en mejores condiciones tanto técnicas como físicas para representar a la Isla en el torneo de voleibol de playa, rama femenina, durante los venideros Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Había dos binomios con resultados bastante similares: Leila Martínez-Mailen Delis y Lidyanni Echevarría-Yamileydis Sánchez. Pero la decisión final recayó en fundir una atleta de una pareja con una de la otra, algo inesperado pero permisible, ya que para la justa olímpica no clasificaba la pareja, sino el país.
Así, la dupla integrada por la capitalina Leila Martínez y la artemiseña Lidyanni Echevarría se llevó “el gato al agua” tras los pormenorizados análisis efectuados por el colectivo técnico luego de las intervenciones de ambas parejas en las tres fases del circuito mundial efectuadas en Cancún, y el torneo preolímpico con sede en Colima, México, donde se consiguió el boleto para Tokio.
Debe haberse valorado el accionar de cada una de las cuatro chicas en sus respectivas posiciones en la cancha de arena, la entrega y el cumplimiento del plan técnico y táctico previsto por sus preparadores para cada partido, así como los duelos particulares que ambas habían sostenido en la Escuela Nacional del Voleibol antes de su salida hacia el balneario de Cancún.
No obstante, es válido destacar que, otrora, Martínez-Echevarría jugaron juntas en varios eventos internacionales, incluidas las eliminatorias para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 en las que quedaron eliminadas. En el año 2017 ganaron varios eventos en el área y, por lesión de Echevarría, no pudieron competir en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, donde Martínez ganó el cetro junto a Mailen Delis.
Entonces, es evidente que sí existe acople y se conocen muy bien las dos chicas que defenderán los colores patrios en Tokio. Es cierto que queda muy poco tiempo para el inicio y, por consiguiente, se pudo pensar en la opción de haber llevado a una pareja completa que ha jugado todo el año junta. Pero la capacidad de los entrenadores para definir por esta “mezcla”, por el mucho tiempo que llevan trabajando con las cuatro chicas, brinda seguridad en la decisión tomada.
Por haber sido la última de las 16 parejas clasificadas para la justa nipona, a Martínez-Echevarría le ha tocado el fortísimo grupo eliminatorio D, en el cual también se enrolaron tres binomios de reconocido aval mundial, a los cuales se han enfrentado en otras oportunidades, y más recientemente en los eventos que acogió México.
Son ellas las rusas Makrogozova-Kholomina, las italianas Menegatti-Orsi Toth y las australianas Clancy-Artracho del Solar, ubicadas en los puestos 7, 21 y 25 del ranking mundial. Las australianas ganaron la primera de las tres fases del circuito mundial disputado en Cancún, en tanto, las rusas se adueñaron del cetro en el segundo. Difícil tarea para avanzar a los octavos de final. Pero no hay duda de que las cubanitas darán batalla.
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